Alguien me llama y entre sollozos me dice: “¡Se nos fue Tere, se nos fue!”. “¿Quién?, pregunté. “Teresa Melo murió”. Dudé. Fueron tantas las campañas en su contra que podía ser uno de esos desatinos. Llamo a Santiago, reviso. Es dolorosamente cierto. Ella se ha ido, ya nada será como antes.
Recién te vi tan feliz, con esa sonrisa tan tuya. Me cuesta creer que no me llegarán más poemas, que Carola crecerá sin tus mimos de siempre, que la visita postergada a Santiago de Cuba será sin tu compañía, que las Ferias del Libro no arroparán más tu grandeza. No quiero pensar qué pasará con la poesía; ya tus cumpleaños no serán un reto de vencer distancias geográficas. Duele tanto, que más no puedo. Mi corazón está triste, mis ojos anegados en llanto. La cultura cubana está de luto; la poesía llora a una de sus más fieles exponentes; los amigos perdemos una luz, un abrazo, un cariño sincero. ¡Ha muerto una mujer inmensa! O quizás no. Las personas como ella no mueren, van a otra dimensión donde su genialidad sigue brillando. Mis condolencias a su familia toda. Dani Melo, todo mi cariño en esta hora donde despertar no puedo, es mucho el llanto. Descansa en paz, querida Teresa Melo, que la tierra te sea leve y el descanso eterno.
Tomado del perfil de Facebook de la autora