Ignacio Herrera, Nachito, nunca ha dejado de respirar, vibrar, sentir y pensar a Cuba. Puede que haya frío en Minneapolis y Saint Paul, que los kilómetros de distancia aviven la extrañeza, que la lengua separe; pero Cuba está entre pecho y espalda, entre la memoria y el corazón de este pianista, compositor, arreglista, profesor y promotor que viene, junto a su compañera Aurora, una y otra vez, como para saberse parte de la raíz y tronco de su Patria.
“La inspiración martiana de Nachito se traduce en convicciones y actos”.
Veinticuatro horas después de la celebración del 170 aniversario del nacimiento de José Martí, el espíritu tutelar del Apóstol alienta este concierto, titulado con toda propiedad Cuba vive.
Seguramente, él, y los compatriotas que lo acompañan en este acto, y los que se hallan en el auditorio, se vean reflejados en las siguientes palabras pronunciadas por Martí en el Liceo Cubano en Tampa el 26 de noviembre de 1891: “Yo no sé qué misterio de ternura tiene esta dulcísima palabra, ni qué sabor tan puro sobre el de la palabra misma de hombre, que es ya tan bella, que si se le pronuncia como se debe, parece que es el aire como nimbo de oro, y es trono o cumbre de monte la naturaleza! Se dice cubano, y una dulzura como de suave hermandad se esparce por nuestras entrañas…” O estas otras: “Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores”.
La inspiración martiana de Nachito se traduce en convicciones y actos. De ello dejó constancia en una entrevista cuando dijo: “Estoy extremadamente dichoso de haber nacido en Cuba, nunca renunciaré a ella y aunque viva en Estados Unidos, cuando toco mi piano soy el mismo cubano de siempre, no podemos renunciar tan fácil a ser cubanos de patria o muerte, y no importa qué obstáculos tengamos que pasar si sabemos quiénes somos, siempre seré de patria o muerte. Mi patria son mis amigos, mi bandera, mi gente, sus colores, su música y aunque aquí en Minnesota creé mi familia, ellos también están orgullosos de ser cubanos como yo”.
A esa Cuba resistente y raigal, a esa Cuba viva, va esta entrega ardiente y generosa. Cada artista sabe y nos hará sentir, también estoy seguro, la concepción martiana de la música quien dijo de ella que es “el hombre escapado de sí mismo: es el ansia de lo ilimitado surgido de lo limitado y de lo estrecho; es la armonía necesaria, preludio de la armonía constante y venidera”.
Concierto puente entre Cuba y Estados Unidos, en tanto entrelazará músicas y músicos de una y otra nación. Seremos testigos de una entrega de elevada carga simbólica, que pondrá de relieve la capacidad de la música para juntar voluntades, superar obstáculos y fomentar el entendimiento humano.