A Fernando Pérez no le hizo falta firmar con la Marvel ni con los estudios A24 para crearse su propia película del multiverso. Las líneas que separan lo que es de lo que podría ser no se borran, sino que se superponen en El mundo de Nelsito, presentada este fin de semana a sala llena en el cine Charles Chaplin, como parte del Concurso de Largometrajes del 43 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.
La noción de que el bien y el mal pueden habitar en una misma persona ha sido largamente explorada por el cine, y el propio realizador ya había abundado acerca de ella en Madrigal. Pero, ¿qué tal si no pueden coexistir y mutuamente se excluyen? ¿Si, teniendo solo una vida, nos vemos forzados a escoger entre ser la mejor o la peor versión de nosotros?
En el guion a cuatro manos con Abel Rodríguez, su colaborador también en La pared de las palabras, Fernando Pérez arma una estructura por historias que confluyen en tres locaciones claves: un hospital, un edificio multifamiliar y un hogar de acogida. Cada línea argumental es narrada en más de una ocasión, variando el tono desde el drama social más realista a la comedia negra con tintes del absurdo, según quien esté encargado de ofrecer su visión de los hechos.
En el guion a cuatro manos con Abel Rodríguez, (…) Fernando Pérez arma una estructura por historias que confluyen en tres locaciones claves: un hospital, un edificio multifamiliar y un hogar de acogida. Cada línea argumental es narrada en más de una ocasión, variando el tono desde el drama social más realista a la comedia negra con tintes del absurdo, según quien esté encargado de ofrecer su visión de los hechos.
La transición de los repartos más exclusivos a los más humildes de La Habana, junto a la variación en el aspecto de los personajes, van ofreciendo una serie de pistas visuales que ayudan al espectador a armar este “rompecabezas”, como el propio cineasta ha descrito su más reciente producción.
Los cambios aparentemente bruscos en la caracterización y el vestuario, concebidos por Laura Díaz (encargada junto a Fernando Cruz de la dirección de arte), conforman el lado más visible de todo un equipo de trabajo altamente profesional, de los cuales ya varios han sido colaboradores de Fernando Pérez en otras ocasiones, como la directora de casting Gloria María Cossío, el asistente de dirección Rafael Rosales, el productor Daniel Díaz, el editor Rodolfo Barros, la sonidista Velia Díaz y la creadora de la banda sonora, Sheyla Pool.
Entre el elenco también hay nombres que se repiten a lo largo de su filmografía, como el de Isabel Santos o Laura de la Uz, lo que, aunque por un lado constituye uno de los puntos fuertes del filme por su solidez actoral, por otro resulta inevitable establecer la comparación entre estos personajes y los que interpretaban en La pared de las palabras, con los que guardan puntos de contacto.
La inclusión de secundarios encarnados por intérpretes del nivel de Paula Alí y Mario Guerra ayuda a establecer la comunicación con el público, un gancho imprescindible en una obra que obliga a mantener la atención para poder establecer la organización en línea recta, en una estructura que es a la vez circular y especular. Porque en este multiverso a la cubana, como en los de la Marvel o A24, también se cumplen los postulados de la mecánica cuántica, y como mismo una partícula subatómica se comporta de una manera cuando está siendo observada y de otra distinta cuando no, los personajes de esta película son unos si nadie los ve y otros si los mira Nelsito.