Alpidio, nuestro Ministro de Cultura, acaba de explicar en su perfil de Twitter, en una síntesis brillante, por qué los enemigos de la Revolución Cubana atacan con tanta saña, de manera tan obsesiva y perversa, a Díaz-Canel. Y es que les exaspera su liderazgo, su valentía, su inteligencia, su honestidad a flor de piel, su sencillez, su firmeza, su transparencia, su capacidad para comunicarse con la gente y para construir la unidad en los momentos más difíciles.
Con él como Primer Secretario del Partido y como Presidente de la República, la continuidad está realmente garantizada. Fidel sigue vivo, sigue con nosotros, como dice Alpidio. Las esperanzas del Imperio de que, después de la Generación del Moncada y de la Sierra, Cuba se rendiría, han quedado disueltas ante el desempeño de Díaz-Canel. Eso no lo toleran y usan la maquinaria de fabricar infamias, calumnias, mentiras e injurias para tratar de hacerle daño a la imagen de un dirigente excepcional, admirable desde todos los puntos de vista, ajeno por esencia al populismo, al dogma, a la demagogia, a la vanidad.
“(…) la continuidad está realmente garantizada. Fidel sigue vivo, sigue con nosotros, como dice Alpidio”.
El enemigo quizás no se ha enterado; pero ya Díaz-Canel se ganó para siempre un lugar en el corazón de nuestro pueblo. De un pueblo que ninguna campaña va a confundir.
Díaz Canel forma parte indisoluble de la esperanza, y a la vez la seguridad de que nuestra Revolución triunfará sobre todos nuestros enemigos y obstáculos, para bien de nuestra Patria y por la humanidad.