Buenos días, poeta…
3/6/2020
Vi por última vez a Roberto Fernández Retamar en octubre del 2018. Terminada la ocasión de El autor y su obra fuimos hasta su portal con Laidi, su especial esposo, y Eugenio Marrón. Me regaló su Obra poética y charlamos de diversos asuntos, sobre todo del libro de Adelaida de Juan que preparó Ediciones Holguín, y que más temprano que tarde saldrá a la luz.
Todo el tiempo de anochecer allí lo estuve observando, con la mental pregunta: ¿cómo vivirá la literatura cubana sin la voz de los protagonistas de esa generación de oro? Capté su nostalgia por la ausencia, sus costumbres inviolables, la inteligente simpatía que usaba para sobreponerse y ser gentil con sus amigos holguineros.
Nos despedimos. Todo el mundo se despide. Pero en el fondo sé que se trató solo de un ademán, que no voy a decirle adiós a Retamar porque no quiero. Lo seguiré nombrando, contaré sus palabras, editaré sus libros, miraré la foto en que sonreímos en Guardalavaca. No quiero que nadie me diga que está muerto. Aunque mi negación sea una malacrianza que me permito. Lo saludo y le aclaro: Buenos días, poeta, tu distancia no hace mella en mi cariño.