Para no olvidar: el Fernando antirracista
Este 21 de enero nuestro gran Fernando Martínez Heredia cumpliría 83 años. Recuerdo su amor obsesivo por la juventud de hoy, a su decir, “el terreno principal que hay que ganar”; su consciente apasionamiento por defender las causas más nobles y necesarias; su participación decisiva en la Comisión Aponte de Lucha contra el Racismo y la Discriminación, desde el mismo instante de su surgimiento; el día que me llamó para decirme: “Heriberto, es necesario comunicarse con el Ministerio de Educación para que en las escuelas se realice un matutino en honor a Guillermón”.
Fernando fue uno de los fundadores de la Comisión Aponte que no dejó de participar en las principales jornadas. Se destacó en la lucha por el monumento a Aponte, en la celebración del centenario de la masacre de los Independientes de Color, en el reconocimiento a Mariana como Madre de la Patria, así como en la organización y desarrollo de los ciclos de conferencias sobre la problemática racial en los centros pedagógicos. En fin, en todo aquello que pudiera contribuir a una sociedad antirracista, porque según él, “la lucha por la profundización del socialismo en Cuba está obligada a ser antirracista.”
Como muestra de su fiel y firme compromiso con los objetivos trazados por la Comisión, quisiera compartir con el lector algunos de los múltiples mensajes que conservo de quien, sin lugar a dudas, es uno de los principales pensadores cubanos de los siglos XX y XXI.
5 de junio de 2012, 5:31 p.m.
Hermano:
Hace unas horas terminé al fin un artículo que me pidió La Jiribilla para su serie por el centenario de los Independientes de Color. No me gusta repetirme y ya he dicho casi todo lo que quería, pero me empeñé con un aspecto que asoma a una perspectiva, y ahí está. Si te da tiempo a leerlo, dame tus opiniones críticas, pero no lo circules a nadie hasta que no lo haya publicado La Jiribilla.
Un abrazo grande,
Fernando.
Domingo, 29 de marzo de 2015, 9:40 a.m.
Hermano:
Precisamente estoy yo por donde terminas, “a las puertas de la Cumbre de las Américas”. Anteanoche estuve hasta la madrugada leyendo y viendo cosas de eso, para pasar una buena parte del día de ayer en el Ministerio de Relaciones Exteriores, reunido acerca de eso. Vamos a tener la tarde del martes y los días miércoles y jueves para preparar eso. Yo debo dar las clases del martes y el viernes, más el seminario del viernes, en el curso sobre Marx y el marxismo que, según mi esperanza, se refiere a algo mucho más importante que la tal Cumbre.
Tuve que dormir un par de horas ayer al atardecer para recuperar la noción de mí mismo. Ahora trato de preparar las clases de la semana, porque al amanecer del lunes me llevarán a llenar en Internet mi documento para ser aceptado por los señores de la oea (en minúsculas, es lo que queda de ella), que organizan el foro social de la VII Cumbre.
Más que para decirte que no puedo escribir lo que me pides, te hice esa narración porque sé que tu espíritu fraterno me acompaña “en mi creciente agonía”.
Ah, leí varias cosas que han salido después de la mesa. Algunas me recuerdan al Quijote: “Sancho, si ladran es porque cabalgamos”.
Un abrazo grande,
Fernando.
“La lucha por la profundización del socialismo en Cuba está obligada a ser antirracista”.
Domingo, 24 de mayo de 2015, 10:44 a.m.
Hermano:
Recibí el material de la jornada nacional junio-diciembre. Ahora sí estamos caminando otra vez con pasos fuertes hacia adelante. Yo sigo soltando el bofe con Carlos Marx y los muchachos; terminaremos el 13 de junio precisamente. Pero estoy contigo en esa tarea de contén a contén.
Ayer estuve varias horas con Ada Ferrer. Le expliqué la Comisión Aponte con detalles diversos, como es necesario y lógico en su caso, y le hablé mucho de ti. Le ofrecí que tuvieran ustedes una reunión en la que se conocieran y le explicaras la cosa, y le encantó la idea. No sé si te dije que ella quería que yo explicara la Comisión Aponte en el evento que dieron y lo puso en el programa, lo que pasa es que, como te expliqué, yo no pude ir.
Ella está parando en el Vedado, no lejos de la UNEAC. Por cierto, ella acaba de sacar un libro magistral, fruto de más de 15 años de trabajo, Espejo de libertad, por Harvard University Press, que expone el doble suceso: la gran revolución haitiana y la esclavización y contrarrevolución que impuso en Cuba su clase dominante económica, con datos nuevos y tremendos sobre la relación de estos con Haití. Dedica todo un capítulo a Aponte.
Regreso a Carlos Marx, mi destino es alemán…
Abrazos,
Fernando.
Domingo, 23 de agosto de 2015, 11:19 a.m.
Querido hermano:
¿Cómo quedó el homenaje a Quintín esta mañana? Actos como ese, y los trabajos en general de la Comisión, se empatan con las motivaciones y contenidos de mi artículo. Tanta gente que ha enviado comentarios a Cubarte, que me ha llamado por teléfono y me ha escrito, permite darse cuenta, aún más, de lo que es capaz el pueblo de Cuba, lo que no ha perdido y lo que puede hacer.
Hay que levantar el nivel de las ideas, de los análisis y los argumentos acerca de los problemas reales y principales de hoy; recuperar la memoria y acabar con las simplezas, ocultamientos y mentiras de una Historia que no puede conquistar a ningún joven.
Abrazo grande,
Fernando.
Miércoles, 26 de agosto de 2015, 10:26 p.m.
Hermano querido:
Rustán es un héroe de leyenda de la Guerra Grande. Desde niño me hablaron de él; era uno de los bravos del anecdotario patriótico de entonces. Lo asociaban mucho a la invasión de Guantánamo, de Máximo Gómez. De niño escuché una dramatización sobre sus hazañas en el programa Titanes de la epopeya, de la Cadena Oriental de Radio, de Santiago, que se oía en Yaguajay.
Siempre entendí que “Rustán” era como le llamaban todos, y que se nombraba Policarpo Pineda, no que fuera su segundo apellido. El duelo formaba parte de la leyenda de Rustán que le contaban a uno. Recuerdo que el otro le decía que después de matarlo le cortaría los cojones y se los pondría “como antiparras” (espejuelos).
Este trabajo es muy bueno, porque su autor es un revolucionario muy inspirado, y además de patriótico en general, es muy antirracista. Pero sin duda exagera la actividad de Rustán, y como no aporta referencias documentales o de transmisión oral confiable, no se puede creer literalmente todo lo que dice.
Es una pena que se haya perdido la costumbre de narrar los hechos de las guerras cubanas de independencia, sin que eso fuera sustituido por algo eficaz en las nuevas condiciones históricas; y que hayamos llegado después al grado de ignorancia y desinterés de hoy.
Abrazo grande,
Fernando.
Domingo, 8 de mayo de 2016, 4:26 p.m.
Hermano:
Vi la foto desvergonzada donde se prostituye la bandera para agradar a los yanquis. Estoy de acuerdo con protestar, pero como Comisión Aponte no podemos limitar la protesta al hecho de que las mujeres más pobres se ganen algo mostrando su cuerpo con la bandera nacional, mientras que la que va delante no necesita hacer eso. Como Comisión Aponte somos herederos de Maceo y Martí, de Moncada y Perucho Figueredo, y no queremos permitir que la bandera de los mambises y de todos los revolucionarios —esa que la sangre convirtió en la bandera de todos los cubanos— sea mancillada por los que no respetan al país en que nacieron. Protestamos y exigimos que se sancione a los responsables de que esas tres mujeres cometieran ese acto tan indigno.
Tu hermano,
Fernando.
Jueves, 16 de junio de 2016, 06:13 a.m.
Hermano:
Para tu información. ¿Tú sabías algo de esto?
Un millón de gracias por ¿Racismo en Cuba? Está sumamente bien editado, y bonito.
Para que veas que me mantengo activo, aunque esté cachicambiado. Vaillant me insistió para que fuera a hablar en un evento que dieron en Santiago el 13 y el 14, sobre los negros y mulatos en el Ejército Libertador. Como debo cumplir el reposo absoluto que me recetaron, le expliqué que no, pero me comprometí a escribir 10 cuartillas para que las leyeran ellos allá en el evento. La semana pasada las escribí y se las envié. Se llama “Revolución, raza, libertad y justicia”.
Espero que las hayan leído a los santiagueros y a René González y algunos otros de acá que fueron.
Abrazo grande,
Fernando.
“Hay que divulgar con calidad, con tesis muy precisas y a la vez con una forma agradable y clara”.
Jueves, 4 de agosto de 2016, 2:40 p.m.
(Último mensaje recibido)
Hermano:
¿Tú eres espiritista? Ayer leí el Boletín 50, con el dossier tan merecido dedicado a Guillermón, en el que reprodujiste tu carta al dejar la presidencia de la Comisión, y me dije: “Escríbele de inmediato y dile que para mí Feraudy sigue siendo como el viejo Mao, el gran timonel y el sol rojo que ilumina nuestros corazones”.
Te iba a adjuntar tres textos de conferencias que he dado en las últimas seis semanas, pero el doctor Alzheimer me persigue con más efectividad que el carapálida, y al ver tu correo de hoy con mi conferencia de Matanzas, me di cuenta de que no llegué a escribirte. Por consiguiente, además de autocriticarme, te envío adjuntas las otras dos, que fueron en Santiago. La de los mambises negros me la leyó allá un neurocirujano que es historiador, —Ricardo Hodelin, muy bueno en los dos campos—, porque no me era posible tanto viaje debido a mi salud, y tenía el compromiso de pasar en Santiago la primera semana de julio, lo que sí hice. La de raza, nación y sociedad en la Cuba actual es la del seminario “El Caribe que nos une”.
Veo que te gustó la de Matanzas, y qué buena la foto que escogió Rosa Miriam —una compañera de primera—, después de convencerme para que se la diera para Cubadebate. Entiendo que hay que divulgar con calidad, con tesis muy precisas y a la vez con una forma agradable y clara que gane al lector. Eso trato de hacer ahí, sin ponerme erudito, y al mismo tiempo citando al compositor anónimo que le cantaba a su amada con el fusil en la mano hace 150 años.
Me gustaría tener tus opiniones sobre las otras dos conferencias. Como ves, sigo participando en la lucha nuestra, aunque sin optimismo acerca de sus formas institucionales y muy distante de la mezquindad de los pequeños.
Dime cómo va tu salud, y si estás haciéndole caso al médico, como es reglamentario, porque ya hace demasiados años de aquella época feliz en que regía la Ley del Mao.
Eso y más era —y es— Fernando Martínez Heredia, un hombre para no olvidar. Martínez Heredia nació en Yaguajay el 21 de enero de 1939 y falleció en La Habana el 12 de junio de 2017.