Un brindis por los cincuenta años del Circo en Revolución

Gladys Alvarado
8/6/2018

El Circo forma parte de lo más popular de nuestras tradiciones artísticas; la presencia de saltimbanquis, volatineros, y funambulistas está presente en la historia de la Cuba colonial. El peregrinar de los artistas circenses, casi como única expresión cultural, asociada a los períodos de zafra tabacalera y azucarera se mantuvo vigente a lo largo de toda la etapa republicana. Grandes compañías como Pubillones, Santos y Artigas, Montalvo y otras, deleitaron durante años a niños y adultos, del campo y la capital.


Carpa del naciente Circo Nacional. Foto: Archivo
 

Otras familias, con carpas más modestas, pero no por ello menos profesionales, donde sus descendientes nacían, crecían y se integraban al espectáculo con nuevos números, asumían esta vida nómada con menores recursos, pero todos sin excepción, forman parte de la rica tradición circense que atesora el país.

Recientes investigaciones nos descubren en la prensa de la época al osado volatinero Turán, de la etapa colonial, así como a otras figuras, enclaves y momentos de interés. Importantes intérpretes de la primera mitad del siglo XX, se destacaron en la pista cubana de entonces, como los incomparables Hermanos Montalvo en el “vuelo del pájaro” o el equilibrista Roberto Muñoz, quien participó como integrante de importantes compañías internacionales y durante diez años formó parte de las atracciones de Los trotamundos de Harlem. 

La flamante señal televisiva también se dejó conquistar y El circo con Valencia, se convirtió en espacio obligado de los domingos en casa, gracias a lo cual quedaron en la huella del imaginario popular figuras como Mandrake, Nevalis, El Indio Toro, Chorizo y Choricito, Filiberto, Trompoloco y otros, aún recordados por quienes peinan canas. 

Triunfa la Revolución y se acerca Fidel al mundo del Circo, como a todas las esferas de la vida del cubano de entonces. Allí lo vemos, en 1962, inaugurando el primer Circo Socialista de América: el llamado Circo INIT, con su hermosa carpa y sus vagones de ferrocarril capaces de satisfacer con creces las necesidades del espectáculo y sus artistas. 

Hasta que el 6 de junio de 1968 se produce la institucionalización de toda la actividad circense y sus intérpretes pasan a formar parte de las artes escénicas de la nación, como una más de las expresiones artísticas que dan vida espiritual a los cubanos. Con la nacionalización de las carpas privadas se inicia todo un proceso de dignificación, apoyo institucional y de seguridad laboral que transita además, por la capacitación de jóvenes descendientes de históricas familias circenses, que se titulan en afamadas academias de la desaparecida URSS; hasta que, en 1977 y bajo el asesoramiento soviético y la experiencia acumulada por los cubanos, se funda la Escuela Nacional de Circo, con un sólido plan de estudios encaminado a la formación integral de quienes se interesen por los diferentes géneros del arte circense.

Con su creación se amplió la familia del circo a todos los que, con las condiciones requeridas, quieran brillar bajo la carpa y se modeló una manera de hacer peculiar, donde técnica y tradición se imbrican armónicamente; condición premiada en más de un festival internacional.  

Paralelamente los Festivales CIRCUBA ofrecieron la posibilidad de apreciar la depurada ejecutoria de importantes artistas del entonces campo socialista y se convirtieron en verdadera fiesta del público capitalino que abarrotaba la Ciudad Deportiva cada año, pero con los rigores del período especial, el circo tuvo una dura prueba que implicó abandonar algunos de sus más significativos números, por otras formas de mayor movilidad y adaptación a espacios no convencionales, pero no dejó jamás de llevar una sonrisa y la emoción a los más desfavorecidos rincones de la geografía nacional.  

Hoy el circo cuenta con destacados intérpretes que tienen a Compañía Havana, bajo la dirección de Germán Muñoz, como uno de sus exponentes más destacados; capaces de beber de la tradición y llevar a la pista sus grandes atracciones, recreadas bajo la óptica de la contemporaneidad.  

Con ellas, las plazas más importantes del panorama circense mundial disfrutan hoy de la exquisita técnica, el vigor, el sentido del ritmo y la alegría que caracterizan al arte circense de nuestra tierra. Por tantos argumentos y otros misterios es que el arte de la pista circular puede arrebatar sonrisas al Santo Padre, con la misma efectividad con que asombra con su magia a una familia serrana. 

Así son nuestros artistas, quienes rendirán tributo a su historia y sus fundadores durante el Festival Internacional CIRCUBA que, del 24 al 29 de junio, en el Centro Cultural Carpa Trompoloco, su hermosa sede permanente, celebrarán cincuenta años de Circo Cubano en Revolución.

Tomado de Circo Nacional de Cuba