Regresaron puntas y pirouttes

Thais Gárciga
1/11/2016

Una vez más el arte demuestra su resistencia frente a las adversidades climáticas. Ni la lluvia del primer día ni los aguaceros que le siguieron a la inauguración del 25 Festival Internacional de Ballet de La Habana “Alicia Alonso” (GTHAA) han podido apocar el evento.

La apertura tuvo lugar el viernes 28 en el Gran Teatro de La Habana, que se reinauguró este año con el nombre de la máxima figura de la danza clásica en la Isla, la prima ballerina assoluta Alicia Alonso.

Como es tradición en esta cita bienal, la gala comenzó con el desfile de los alumnos de la Cátedra de Danza del Ballet Nacional de Cuba (BNC), estudiantes de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso y el elenco del BNC. El colofón de esta primera parte fue la presencia de la maestra Alicia Alonso, quien con increíble vigor saludó al público.

Con la presencia de Abel Prieto, ministro de Cultura; dirigentes del gobierno y el Partido Comunista de Cuba, así como de instituciones culturales del país, los anfitriones de esta fiesta de la danza dieron la bienvenida oficial al evento.

Te­re­sa Amarelle, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, leyó las palabras de bienvenida, donde remarcó la trayectoria paradigmática de la mujer, que no solo ha inspirado a cientos de bailarines en el mundo, sino que ha sido ejemplo de superación humana y profesional para el pueblo cubano.

A continuación, la primera bailarina Sadaise Arencibia interpretó junto al solista Raúl Abreu y el cuerpo de baile del BNC, En las sombras de un vals, coreografía de Alicia Alonso. Le siguió a esta pieza el pas de deux Vals, de la autoría de Alberto Méndez y protagonizado por la también primera bailarina Grettel Morejón y el primer solista Rafael Quenedit.

Anette Delgado y Dani Hernández, igualmente primeras figuras de la compañía, llevaron a escena la suite de La bella durmiente del bosque, acompañados del cuerpo de baile y la Orquesta Sinfónica del GTHAA.

La sorpresa de la noche fue el estreno mundial de Oscurio, una especie de versión contemporánea paródica de El lago de los cisnes. Para una compañía acostumbrada al estilo romántico clásico, este montaje llega como soplo de aire fresco dentro del repertorio de la compañía de danza clásica por antonomasia en la Isla.

Las funciones se iniciaron el sábado en el GTHAA con un homenaje al coreógrafo puertorriqueño José Parés, por el 90 aniversario de su natalicio. De él se llevó a escena Un concierto en blanco y negro, de la mano de Viengsay Valdés, secundada por el cuerpo de baile. Mientras, en el Teatro Mella el colectivo norteamericano Martha Graham Dance Company deleitó con obras de la coreógrafa y bailarina que le da nombre al grupo. Dark meadow suit, Errand into the maze, Woodland, Diversion of Angels y Lamentation Variations fue la selección presentada al público cubano, todas de la autoría de Graham, excepto la última.

A varias metros de este escenario, en la sala de El Ciervo encantado, se presentó un trío de bailarines franceses con una propuesta contemporánea, donde bailaban con zapatillas en puntas música techno y electrónica, mezcladas por un DJ en vivo. Dub Love se titula este montaje que, aunque débil en la coreografía, posee un trabajo meritorio en cuanto a la escenografía y el diseño de luces.

Lamentablemente, el público cubano se perdió el Pas de deux que bailaría la pareja de la Ópera de París, Aurélie Dupont y Hervé Moreau, debido a una lesión sufrida por el segundo a última hora. No obstante, Dupont, que recientemente fue nombrada directora artística de la compañía, sí se encuentra en la capital tomando clases y disfrutando de la cita danzaria, al tiempo que conoce in situ la técnica de la escuela cubana de ballet.

En conferencia de prensa, la bailarina elogió la formación y metodología de los danzantes masculinos cubanos en particular y su estilo reconocible en cualquier parte del planeta. Se refirió también a la influencia que en ella ejercieron Sergi Lifar y George Balanchine, y a su preferencia por el repertorio trágico, principalmente el de Rudolf Nureyev, “quien tenía un estilo muy difícil y delicado a la vez, pero que a mí me encantaba bailar, por eso hoy mi técnica es fuerte, gracias a él”.

Este martes disfrutaremos del estreno mundial de Black Milk, que tendrá lugar en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional por Les Grands Ballets Canadiens; en este mismo escenario se presentará Michaela de Prince, del Dutch Royal Ballet, acompañada del solista del BNC, Francois Llorente. En la noche se repondrá El lago de los cisnes, donde la cubana Viengsay Valdés tendrá como partenaire a Matthew Golding, primer bailarín del Royal Ballet, quien se presentó el pasado mes de agosto en la Gala de estrellas internacionales Royalty.