Escritores cubanos: ¿cómo protegemos nuestros derechos de autor? (I)

Yunier Riquenes García
25/4/2018

Hace algunos años descubrí desde Google, gracias a Internet, que muchos de mis libros se venden en varias librerías del mundo. También se venden los de otros colegas. Por esas ventas, pocas o no, no se recibe un centavo, tampoco se firmó jamás contrato alguno. Alguien, inteligentemente, sabe que los autores cubanos no estamos representados por agentes y nos venden como sea. Aunque no seamos casos de éxito. También descubrí por Google que los libros de escritores cubanos que salen anualmente llegan ese mismo año a varias bibliotecas del mundo.


Hay mucho por recorrer en materia de derechos de autor y más ahora que entramos a las ediciones digitales.
Foto: Internet
 

Esa es la magia de Internet: permite conocer, descubrirte en tantos sitios. Ahora con Internet, como diría un profesor amigo, las palabras no se las lleva el viento, dice quiénes somos, no permite máscaras, siempre hay alguien con un dispositivo que graba audio o imágenes. Es difícil ocultar. También he podido saber con mucho gusto de la presencia de autores cubanos, ganadores en diversos certámenes internacionales en cualquier latitud. En la medida que pueden conectarse, envían y ganan cursos, becas, proyectos, concursos y más. El portal escritores.org, por ejemplo, se ha convertido en referencia y herramienta.

Son varios los que escriben a editoriales extranjeras para abrirse paso, escriben a grandes y pequeñas casas editoras, conocidas o extrañas. Y apuestan con emoción, muchas veces sin contrato de por medio. A veces los escritores cubanos no leen los contratos, no les parece necesario leer cláusula por cláusula y no conocen bien sus deberes y derechos. Y después de la firma… no hay marcha atrás. Hay otras editoriales donde nada se firma por el medio y queda a voluntad del representante y un acto verbal en el que el autor cubano no tiene mucho que ganar, y muchas veces ni siquiera le envían los libros impresos que atestiguan la publicación.

Ahora que Internet permite entrar y autoproponerse, el autor cubano debe recordar lo que gana y lo que pierde. Y leer los contratos, exigir, por los menos, que los derechos queden libres para Cuba. Hay mucho por recorrer en materia de derechos de autor y más ahora que entramos a las ediciones digitales, que también llevan derechos. Pero lo primero es, si no tiene quien lo represente, buscar un asesor y leer (recuerde que leer salva), leer bien antes de la firma.

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