Comprometida con sus ideales y su tiempo, la organización que agrupa la vanguardia artística cubana celebrará, en el venido mes de agosto, el aniversario 60 de su creación. Sus orígenes se encuentran en el histórico discurso Palabras a los intelectuales, pronunciado por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro.
Si bien estas trascendentales declaraciones de Fidel, realizadas en junio de 1961, en la Biblioteca Nacional, trazaron la política cultural de nuestra nación, en opinión de Lesbia Vent Dumois, jefa de la Sección de Artes Plásticas de la Uneac y genuina exponente de esta especialidad en Cuba, “igual relevancia tiene el discurso que nuestro líder histórico pronunciara a propósito de la fundación de la Uneac. En realidad no es tan conocido como Palabras…, pero en él se reafirman los cimientos sobre los que se erigiría nuestra organización.
“A estos discursos hay que volver constantemente, porque además de ser relevantes, tienen una vigencia extraordinaria. Muchos asuntos que analizamos hoy en nuestras reuniones, en nuestros congresos, fueron avizorados por Fidel en Palabras a los intelectuales. Tales son los casos, por solo citar algunos, de la libertad de creación, de la discriminación y de la responsabilidad social del artista. En Palabras a los intelectuales, una de las frases más divulgadas es dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada; es un planteamiento que tiene plena vigencia en la Uneac de estos tiempos. Momentos que estamos viviendo ahora fueron señalados por Fidel hace 60 años. Por ello, reitero, estos discursos son documentos que tenemos que mantener vivos. En cada nueva lectura descubrimos en ellos algo novedoso, que nos permite hacer una mejor interpretación de nuestra realidad, dar una respuesta más acertada a los distintos problemas que enfrentamos hoy”.
Consagrada a las artes plásticas desde su niñez, “porque desde esa edad venía haciendo arte en mi natal Villa Clara”, Lesbia Vent atesora el privilegio de ser fundadora de la Uneac. Es graduada de la escuela de Artes Plásticas de esa ciudad y sus primeras obras, realizadas en 1959, fueron expuestas en la Universidad de Las Villas, recién inaugurada. “Había hecho también exposiciones en La Habana, como parte del grupo de alumnos del profesor Carmelo González Iglesias. Desde mis comienzos integré la asociación de grabadores. Es decir, artísticamente tenía una vida activa y como ya residía en La Habana formé parte del primer ejecutivo de las Artes Plásticas cuando se crea la Uneac en 1961. Tuve la dicha de compartir con ese primer grupo, integrado además por creadores de Matanzas, Cienfuegos, Santiago de Cuba, y en sentido general, por representantes de varias provincias, porque en sus orígenes la Uneac radicaba solo en La Habana y no fue hasta años más tarde que se fueron creando filiales en todo el país”.
Su experiencia en esta organización le permite ver con mirada mucho más certera y acuciosa los desafíos que deberá enfrentar la Uneac en los años venideros. Acerca de estos refiere: “No me gusta emplear mucho la palabra cambio, porque si eres consecuente con lo que estás haciendo, vendrá siempre un progreso y no necesariamente un cambio. De todos modos, la Uneac tiene muchos desafíos por delante. Uno de los más importantes y apremiantes es seguir incorporando a su membrecía un número cada vez mayor de jóvenes, de integrantes de estas nuevas generaciones. Crear o perfeccionar los mecanismos que nos permitan llegar a los jóvenes, sin que se entienda que estamos dando lecciones, porque nunca daremos lecciones; sino entablar diálogos que nos lleven a conocer cuáles son sus inquietudes, sus preocupaciones y a partir de ellas trazarnos nuevos proyectos, dirigidos a desarrollar el arte que realmente necesita nuestra nación.
“Pensar también que hay muchos aspectos que pueden darse por cumplidos, pero sobre los que hay que continuar trabajando. Nunca debemos pensar que llegamos al final. Tenemos que seguir creando, porque este país aspira a muchas más cosas y eso solo se consigue siendo mucho mejores de lo que hemos sido hasta ahora. La Unión reúne a un potencial bastante numeroso no solo en La Habana, sino también en toda la Isla, y la razón de ser de ese potencial tiene que ser necesariamente la preservación de nuestras raíces, tradiciones, de nuestra identidad”.
Cuando le preguntamos a Lesbia Vent cuánto le ha aportado la Uneac en su desarrollo artístico profesional, su voz transparentaba una mezcla de orgullo y nostalgia, al recordar que tuvo la oportunidad de compartir con la verdadera vanguardia del arte contemporáneo cubano. “Casi todos —subraya— eran mayores que yo y esto me permitió nutrirme de sus conocimientos y experiencias. Esa vanguardia constituyó el primer ejecutivo del Consejo de las Artes Plásticas de la Uneac. Estaba presidido por el reconocido pintor Mariano Rodríguez, y de él eran miembros el propio Carmelo y también los creadores Moré, Consuegra, el pintor abstracto Orlando Llanes y yo”.
Conserva como reliquias muchos documentos de los congresos realizados por la Uneac, en los que ha participado en ocho de los nueve celebrados hasta el 2019. Sin embargo, sus mayores y mejores recuerdos están centrados en la presencia de Fidel en los Consejos de la Uneac. “Con nosotros estuvo siempre el Comandante. En esas reuniones tenía una participación tan activa como la nuestra. Era uno más de nosotros. Intercambiar con él ideas, criterios, aciertos y desaciertos de nuestro trabajo, es un privilegio que nadie podrá quitarme”.
Asimismo puntualiza que la Unión de Escritores y Artistas “ha sido una organización que ha estado muy pendiente de lo está pasando tanto en el arte como en toda nuestra sociedad. Y eso ha sido decisivo para mí desde el punto de vista personal y profesional”.
Fue en el grabado donde Lesbia Vent Dumois dio sus primeros pasos en las artes visuales, estudios que desarrolló a la par de la carrera de magisterio. “Mi interés inicial era estudiar arquitectura, pero esa especialidad no estaba concebida entonces en la Universidad de Las Villas. Cuando terminé el magisterio, comencé a estudiar Pedagogía. Y soy del primer grupo de Pedagogía graduado en esa universidad”. Estos conocimientos, unidos a sus habilidades creativas, resultaron de gran provecho para su excelente desempeño en la Casa de las Américas, donde laboró durante cuatro décadas, llegando a ser la vicepresidenta de esta prestigiosa institución.
Admiradora en el ámbito nacional de la obra del pintor y caricaturista Eduardo Abela y de Carlos Enríquez, “por la forma como trabajaban los temas sociales”, y del pintor español Francisco de Goya, “porque como pocos fue capaz de denunciar los problemas de la sociedad en que vivió”, en la vasta obra de esta Maestra de Juventudes se refleja igualmente la gran influencia del creador Carmelo González Iglesias, quien además de ser su profesor durante varios años, “fue mi compañero en la vida”. De tal suerte es la mujer, vista desde las más diversas aristas, el tema más recurrente en cada una de sus creaciones. “Esa mujer en su cotidianidad dentro y fuera de la casa, sus preocupaciones, enfrentándose a realidades, en ocasiones verdaderamente difíciles, es la que, de manera consciente o inconsciente y sin ser feminista, me ha interesado representar a través de la gráfica”.
Junto con la mujer, son notorios de la misma manera en el virtuosismo de Vent Dumois, la obra y el pensamiento de José Martí, a quien no siempre “he representado físicamente, pero la inmensidad de su obra ha estado presente en casi todas mis creaciones”.
Asegura la ganadora del Premio Nacional de Artes Plásticas otorgado por el Ministerio de Cultura en 2019, que no es autora de muchas exposiciones personales, pero, en cambio, ha tenido una participación destacada en diversas exposiciones colectivas, realizadas en varios países de la región, como Venezuela, Chile, Brasil, Ecuador y Argentina. En el extranjero igualmente ha sido merecedora de varios galardones recibidos en bienales celebradas, por ejemplo, en México y Alemania. Mientras que en Cuba sus representaciones gráficas le han granjeado múltiples reconocimientos, entre los que sobresalen las medallas Alejo Carpentier, al Mérito Artístico y la Orden por la Cultura Nacional. “En cada uno de estos Premios, más que el reconocimiento a mi obra artística veo el resultado del trabajo social que he venido desarrollando desde hace muchos años.
“Es un compromiso de todos los ganadores del Premio de Artes Plásticas la realización de una exposición, que en mi caso se desarrollará, cuando las condiciones epidemiológicas del país lo permitan, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Esta muestra, que gira en torno a dos temas: la mujer y José Martí, como ya es característico en todas mis creaciones, la conforman ocho obras nuevas y el resto son ya conocidas. Entre ellas hay una obra de gran formato —más de dos metros de tamaño—, que me resulta muy familiar y a la que tengo mucho aprecio, por lo que representa para mí desde el punto de vista personal. Yo participé como miliciana en el primer 26 de julio que se celebró en la Sierra Maestra, después del triunfo de la Revolución. Allí tracé los dibujos iniciales de esta obra, que años después se convirtieron en ese gran grabado representativo de la obra y el pensamiento martiano”.
Cuando conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, una de las creadoras que más ha enaltecido a las féminas en Cuba y en el mundo explica que “sin vanagloriarnos, la mujer cubana es como un ejemplo. Para suerte nuestra la Revolución nos ha dado la oportunidad de demostrar lo que realmente somos. Nos dio la oportunidad de ser milicianas, de ser profesionales vinculadas a la defensa del país, y en sentido general, profesionales en cualquiera de las ramas de nuestra economía. Podemos ser ingenieras, constructoras, científicas, agricultoras…
“Son incuestionables de la misma manera las posibilidades de superación con que contamos. Y en estos grandes logros la Federación de Mujeres Cubanas ha desempeñado un rol muy importante. Considero que la Revolución ha sido magnánima con la mujer, porque además de formarla, reconoce su labor. Con orgullo llevo la Medalla 23 de agosto, otorgada por la Federación. Y para ser honesta conmigo misma, como siempre he sido, me considero una mujer privilegiada por la atención, por la formación que he logrado gracias a la Revolución”.
El pasado 24 de febrero, organizados por las filiales de la Uneac en las distintas provincias, el Consejo Nacional de Casas de Cultura y la Asociación Hermanos Saíz, entre otras instituciones y organismos, se realizaron actos patrióticos en las galerías de arte de todo el país, en plazas, parques y casas de cultura, para conmemorar, desde las distintas expresiones del arte, el aniversario 126 del inicio de la gesta independentista de 1895, reconocida por el más universal de los cubanos como la Guerra Necesaria.
En La Habana, intelectuales, creadores y artistas se dieron cita en las afueras del Ministerio de Cultura. “Teníamos que estar allí en esa conmemoración”, destaca Lesbia Vent. Era un acto de solidaridad con la dirección del Ministerio de Cultura. Rendíamos homenaje también a nuestro José Martí y allí recordamos su incesante batallar para dotarnos esta Patria independiente y totalmente libre que tenemos hoy. Allí estuvimos con los jóvenes, compartiendo nuestros deseos de mantener la soberanía alcanzada, que no es en absoluto una idea fija, ni tampoco un lema, sino una necesidad impostergable. Estuve allí para defender nuestros principios y valores, y siempre que sea en defensa de ellos estaré en cualquier movilización”.
Indudablemente, en la mañana del pasado 24 de febrero se vivió en toda Cuba una hermosa jornada en la que consagrados creadores, como nuestra entrevistada, abrazados a los más noveles, honraron a la Patria, que es también, a decir de nuestro Apóstol, una manera de pelear por ella.