El Indio Naborí y su huella en el periodismo
Cuando se cumplen dieciocho años de su partida física (30 de diciembre de 2005), no es nada nuevo decir aquí lo que a diario se repite en cualquier lugar de la isla: el Indio Naborí es un ingrediente principalísimo del imaginario nacional; el Indio Naborí es sinónimo de identidad; el Indio Naborí es historia, leyenda o fascinación de obligada referencia… Estas afirmaciones están relacionadas con el impacto popular de su extensa obra poética: renovó la décima cantada y escrita; vigorizó la elegía; le otorgó un inusual rango de perpetuidad a la lírica social; energizó el verso libre; pontificó el soneto y revivió el romance, fundiendo y elevando a categoría estética, lo culto y lo popular, lo clásico y lo moderno.
“El Indio Naborí periodista y el Indio Naborí de verso escrito nacieron juntos”.
Pero existe un Indio Naborí menos conocido, ese que también nos dejó una importante huella en la promoción cultural, la investigación folclórica (ensayo) y el periodismo. Y es precisamente en el periodismo donde yo quiero detenerme unos minutos, entre otras cosas, porque comenzó a ejercerlo desde que tenía 24 años de edad. En las páginas del periódico Cooperación (Guanabacoa, La Habana, 1946) fue donde aparecieron sus primeros artículos, interactuando al mismo tiempo con otros colaboradores de indudable valía: Mario Rodríguez Alemán, Cleva Solís y Adolfo Menéndez Alberdi, colegas de oficio que para siempre estarían ligados al joven que ese mismo año publicaría su primer libro de poemas: Guardarraya sonora.
Ya en ese momento el Indio Naborí era un ídolo en el mundo de la poesía oral improvisada, lo que ahora me lleva a hacer resaltar un detalle de sumo interés: el Indio Naborí periodista y el Indio Naborí de verso escrito nacieron juntos. ¿Qué factor propició aquella inusitada conjunción? ¿estudios de rigor? ¿madurez literaria?, o ¿fue acaso un supremo empeño de superación personal? Aquí se aprecia un “todo incluido”, algo que después le permitiría el acercamiento a cinco publicaciones nacionales: Dependientes, Hoy domingo, El país gráfico, Bohemia y Carteles.
Tampoco es nada nuevo decir aquí que el Indio Naborí siempre estuvo identificado con la causa de los más humildes. Además de su probada militancia política, todo el tiempo la décima como denuncia social; todo el tiempo la décima como defensa de los desposeídos; todo el tiempo la décima como sacada de la entraña misma de la tierra para decir lo que él no podía callarse. Yo lo veo como décima y emancipación, una maravillosa alquimia que años más tarde se convertiría en la emancipación total de la décima.
Y así, iluminado por la llama de la justicia social, entra en contacto con un grupo de jóvenes: Abel Santamaría, Raúl Gómez García, Boris Luis Santa Coloma, Jesús Montané, Melba Hernández y Haydée Santamaría. Corría el año 1952. Comenzaba a circular en Cuba el periódico clandestino Son los mismos, una tribuna de condena al régimen dictatorial de Fulgencio Batista que poco después recibiría el nombre de El acusador. De ahí que sea necesario citar ahora al Comandante Jesús Montané:
…A partir del tercer número de Son los mismos, comenzó a colaborar con nosotros Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí, quien tuvo a su cargo la columna dedicada a los trabajadores del campo. En su primer artículo, El Indio escribió estas palabras: Campesino cubano, la hora de tu redención está a las puertas. La Revolución que tumbará este régimen de ignominia espera tenerte en sus filas como un pilar sólido, para llevar adelante la verdadera y única reforma agraria…
Más claro ni el agua. Una realidad que tiempo después (1957), ya como parte del cuerpo de redactores de la revista Bohemia, continúa haciéndose táctil de forma sistemática. El poeta-periodista no deja de cincelar en ningún momento, hasta que finalmente se produce el triunfo de la Revolución cubana. Desde el mismo 1959 su palabra escrita, en poemas o artículos, aparece en los diarios Hoy y Revolución.
“El Indio Naborí, con pleno conocimiento de causas y efectos, convierte su poesía-periodismo en un arma de combate”.
Y es en Hoy donde ocurre un hecho de especial significado: sección periodística en versos “Al son de la historia”(1960). El Indio Naborí, haciendo uso de su condición de juglar, asume el compromiso de escribir un poema diario donde quedara reflejada la noticia del día. Lo cree necesario, lo cree útil para las grandes masas. De ahí que los textos, en su gran mayoría de corte periodístico, aunque demuestran un acabado ejercicio del verso, son de una viable receptividad, digamos que vital en esos momentos iniciales, todo ello en función de favorecer intereses colectivos y ayudar a la toma de conciencia.
No hay que darle muchas vueltas al asunto. El Indio Naborí, con pleno conocimiento de causas y efectos, convierte su poesía-periodismo en un arma de combate, razón por la cual se hace presente en la Limpia del Escambray, en la Campaña Nacional de Alfabetización, en Playa Girón, en la Crisis de Octubre, en el ciclón Flora… Visita con frecuencia unidades militares, fábricas, industrias, tabaquerías, escuelas, puertos y cooperativas campesinas, en ocasiones acompañado por nombres que hoy se hacen imprescindibles: Nicolás Guillén, Manuel Navarro Luna, Dora Alonso y Raúl Ferrer. Este último, refiriéndose al Indio Naborí periodista, escribió:
El periodismo de Jesús Orta Ruiz se caracteriza por dar, de vez en cuando, un toque subjetivo en medio de la objetividad habitual de los textos de prensa. No es un artificio retórico, sino una cálida identificación del autor con los temas que trata. No sería difícil descubrir que quien escribe es poeta….
“Al son de la historia” duró cinco años. Llega entonces el 1965 y llega, de igual manera, el periódico Granma; que fue, a partir de ese momento, el bastión periodístico del Indio Naborí. Sin abandonar sus colaboraciones con la revista Bohemia, son literalmente incontables los poemas, artículos, crónicas y reportajes que el autor de la “Elegía de los zapaticos blancos” publicó en Granma, desarrollando en ellos temas políticos, históricos e ideológicos.
“Lo importante es acercarse al Indio Naborí periodista y descubrir la hondura de los temas que abordaba en sus artículos, crónicas y reportajes”.
La diversidad de contenidos es enorme. Pero yo siempre recomiendo la colección de artículos que sobre José Martí escribiera el Indio Naborí en los años 70 del siglo XX. Son verdaderas joyas del periodismo de fondo y fueron publicados en la página ideológica del mencionado órgano de prensa, donde también aparecieron otros textos “naborianos” que analizaban la vida y obra de las más disímiles personalidades: José de Luz y Caballero, Carlos Baliño, Julio Antonio Mella, Carlos Darwin, Federico Engels, León Trotski, Vladimir Mayakovski y John Reed.
Una muestra de ese intenso trabajo periodístico, por iniciativa de José Rodríguez Feo, quedó reunida en un libro titulado Pensamiento martiano y otros fulgores (Ediciones Unión, La Habana, 1984). Allí se agrupan poco más de sesenta trabajos de investigación, una actividad creadora que el propio Rodríguez Feo, también editor del libro, resumió de la siguiente manera:
Una selección de artículos y pequeños ensayos de Jesús Orta Ruiz (Naborí)… “Pensamiento martiano” glosa las ideas fundamentales del Maestro después de un minucioso escudriñamiento en sus Obras Completas, señalando con la mayor claridad didáctica sus estrechos vínculos con el ideario de la Revolución en marcha. Otros fulgores comprenden aspectos importantes de la historia de Cuba y del pensamiento revolucionario universal, en los cuales el autor descubre puntos vírgenes o poco difundidos de atractivos asuntos ideológicos…
Si nos detenemos a observar la línea de tiempo, fueron 59 años de una ininterrumpida labor periodística, reconocida en múltiples ocasiones por instituciones políticas, sociales y de masas. Pero aquí los reconocimientos no son lo importante. Lo importante es acercarse al Indio Naborí periodista y descubrir la hondura de los temas que abordaba en sus artículos, crónicas y reportajes. Fuera en Granma, fuera en Bohemia o fuera en cualquier otra publicación periódica: Unión, Trabajadores, Revolución y Cultura, Juventud Rebelde, La gaceta de Cuba y una última que no puedo pasar por alto: el semanario humorístico Palante.
Sea, pues, este breve recorrido mío, una invitación directa a los actuales estudiantes de periodismo, que para su desarrollo profesional necesitan contar con referencias singulares y tangibles, con referencias de profundas raíces patrióticas. Casi a punto de concluir el año 2023, ¿es o no es un orgullo para la historia de la cultura cubana conocer que el Indio Naborí —Premio Nacional de Literatura—, fue parte activa del grupo de jóvenes martianos que, en 1952, fundaron el periódico clandestino Son los mismos?