Víctor Hugo: visionario de Paz

Kenia Méndez Mederos
15/11/2019

La Casa Víctor Hugo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de conjunto con la Sociedad de Amistad Cuba Francia organizó el Coloquio Víctor Hugo, visionario de Paz, para debatir sobre la obra del prominente poeta francés.

Conferencia de Eduardo Torres Cuevas. Foto: Cortesía de Susana Gómez Bugallo
 

La cita, que tuvo lugar esta semana, estuvo dedicada a los 500 años de La Habana y contó con la presencia de importantes investigadores de la obra de Víctor Hugo. Por Cuba estuvieron el director de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler; el director de la Biblioteca Nacional de Cuba, Eduardo Torres Cuevas, y la directora del Centro de Estudios Martianos, Carmen Suarez León. Además, hubo representantes de África, Europa, Asia, América y Oceanía.

El programa general del evento incluyó la inauguración de la exposición Víctor Hugo en el mundo, un recorrido por el Centro Histórico de la ciudad y un concierto de Raúl Paz para el cierre. El coloquio fue espacio propicio para abordar temas como: la relación de Víctor Hugo con los congresos de la Paz y la visión de la paz en su obra, la percepción de Víctor Hugo en la Australia del siglo XIX, entre otros.

La conferencia inaugural del encuentro estuvo a cargo de Eduardo Torres Cuevas, quien comentó a los participantes sobre los vínculos que unen a Cuba y Francia: “nuestra escuela de pintura y dibujo la fundó un francés, si van a la música, tenemos una orquesta típica cubana llamada Charanga Francesa, los primeros franceses criollos que llegaron a Cuba fundaron lugares cubanos como Cienfuegos, y estos son solo algunos ejemplos”.

Para ampliar sobre esos vínculos culturales y sobre la impronta de Víctor Hugo en nuestra Isla, La Jiribilla conversó con Torres Cuevas:

¿Qué importancia le otorga al coloquio para las relaciones culturales entre Cuba y Francia?

Se trata de un coloquio de gran envergadura: hay casi cien personas que vienen de todas partes de Francia y que muchas veces solo conocen de Cuba por los medios de comunicación franceses, lo cual no siempre es una visión lo suficientemente profunda como para conocer de Cuba. Entonces el coloquio es una oportunidad para que nos conozcan mejor y, por otra parte, en nosotros tiene gran influencia todo este proceso de intercambio.

Este coloquio tiene personas que provienen de diversos continentes, son estudiosos de Víctor Hugo en la India, en China, en los más diversos lugares, y somos privilegiados, pues que estén acá nos da la posibilidad de ver como se ha visto a Víctor Hugo, como se interpreta desde realidades diferentes, y poder unir eso a nuestro desarrollo en torno a ese tema, que es un tema muy importante en la historia cubana. Estas visiones pueden ayudar a profundizar nuestros modos de asumir la obra de Víctor Hugo.

¿Cómo ha estado y está presente Víctor Hugo en la cultura e historia cubanas?

En el mismo año en que se publica en París Los Miserables es traducido en Barcelona al español, y ese mismo año está en La Habana, es decir, estamos hablando de una obra que se conoce en La Habana en el mismo año de su producción. Esa obra constituye un acercamiento a las profundidades de la sociedad francesa, que son similares en algunos casos a otras sociedades como la nuestra: el problema del pobre, del que no tiene que comer, el problema del rico, el problema de la persecución al pobre por solo robarse un pedazo de pan. Eso, al llegar y ser leído en Cuba —hay que decir que lo leyeron fundamentalmente los independentistas—, creó una base muy importante para el movimiento independentista cubano.

Lo interesante de Los Miserables es que no es un texto político, es un texto literario, y por esas características tiene un componente humanista muy importante que influye en ese movimiento, desde Antonio Maceo hasta José Martí, pasando por las grandes figuras del movimiento. Esto hace que surja el pensamiento revolucionario cubano con un componente humanista que no caracterizó a otros movimientos, lo cual le dio una riqueza tremenda.

En esta obra fueron muchas las cosas que llegaban directamente al corazón sin pasar por el cerebro, y creo que esa es una de las grandes virtudes que tiene la obra de Víctor Hugo para nosotros, para lo que se construyó en el movimiento independentista y que luego fue herencia para toda nuestra historia. Esto, claro, por solo hablar de Los Miserables, pues este poeta tiene una obra amplísima con aportes notables en cada caso.