Un nuevo espacio para la conservación e investigación del cine

Rubén Ricardo Infante
21/10/2020

Un inmueble puede ser espacio habitable, un lugar donde se acumulan sueños y vivencias; un pequeño sitio en el mundo para dejar una huella, para vivir. Así debió ser la casa de Alfredo Guevara, presidente fundador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), una personalidad que trascendió su tiempo y dejó una profunda marca en la cultura cubana.

Justo para celebrar este 20 de octubre, en el marco de la Jornada de la Cultura Cubana, la casa que perteneció a Alfredo Guevara se transformó en la nueva sede de la Cinemateca de Cuba, importante institución encargada de velar por los fondos patrimoniales del cine cubano e internacional.

“Un grupo de cineastas y especialistas de la Cinemateca guiaron al presidente cubano por el espacio renovado,
que pasa a unificarse como centro, antes disperso en diferentes áreas del edificio Icaic”. Fotos del autor

 

El presidente de la República, Miguel Díaz Canel Bermúdez; Alpidio Alonso, ministro de Cultura; Ramón Samada, presidente del Icaic y Luciano Castillo presenciaron el momento en que Manuel Pérez Paredes, Premio Nacional de Cine, develó una tarja donde se puede leer: “A la memoria de Alfredo Guevara (1925-2013), fundador”.

Este sencillo homenaje, ubicado a la entrada de la referida institución, se hace a quien aportó junto a Héctor García Mesa, director de la Cinemateca de Cuba en 1960 —durante la creación de este proyecto para la promoción del cine—, la investigación y la conservación de los fondos que constituyen patrimonio del séptimo arte en la Isla.

Un grupo de cineastas y especialistas de la Cinemateca guiaron al presidente cubano por el espacio renovado, que pasa a unificarse como centro, antes disperso en diferentes áreas del edificio Icaic.

En el teatro Abelardo Estorino del Ministerio de Cultura se efectuó el encuentro formal donde se proyectó un material audiovisual, realizado por Manolito Pérez y Kenia Velázquez, en el que se les rinde homenaje a Alfredo Guevara y a Héctor García Mesa y se rescata para la memoria del cine cubano y nuestra cultura la labor de una institución como la Cinemateca de Cuba, a lo largo de sus seis décadas de existencia.

Luciano Castillo en sus palabras de inauguración refirió:

Las características del entorno propician emprender una serie de acciones, entre las que podemos citar: ser sede, en su sala El Mégano, de cursos de postgrado y diplomados, talleres sobre apreciación cinematográfica y los medios audiovisuales para el público infantil y juvenil, Encuentros de la Crítica Cinematográfica y Audiovisual de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica. Espacio para impartir conferencias y sostener encuentros con cineastas de la Isla y visitantes extranjeros; podemos utilizar el patio para actividades multidisciplinarias con especial énfasis en la historia del cine cubano y universal y colaborar con el movimiento de cineclubes.

“Como parte de su función investigativa, fue exhibido a los asistentes Cancionero cubano,
estrenado el 7 de agosto de 1939 en el Payret”.

 

Como parte de su función investigativa, fue exhibido a los asistentes Cancionero cubano, estrenado el 7 de agosto de 1939 en el Payret. Cancionero… se realizó bajo el encargo de la compañía Películas Cubanas Sociedad Anónima.

Su director, el catalán Jaime Salvador, también fue autor de tres precedentes: Estampas habaneras, Mi tía de América y La última melodía. Según señala Castillo: “Al principio era un cortometraje, cuyo argumento era un pretexto para eslabonar incidentes humorísticos con las más populares canciones del maestro Ernesto Lecuona justificadoras del título. En las cintas anteriores la música era un aderezo prodigado dentro de la trama, pero en Cancionero cubano es la razón de ser”.

Entre los valores históricos que posee esta obra está ese que permite ver y escuchar por primera vez a Lecuona tocar al piano La comparsa, y dirigir la Orquesta de La Habana, integrada especialmente para la película.

Cumpliendo con una de sus funciones, la Cinemateca de Cuba se propone entre sus planes inmediatos restaurar Cancionero cubano con recursos propios del Icaic para la difusión en todo el mundo de una genuina obra patrimonial.

Al final de sus palabras, el autor de numerosas investigaciones sobre la historia del cine cubano expresó que: “Multiplicar e incentivar las acciones promocionales e investigativas del acervo por sus especialistas y la atención óptima a la creciente cifra de estudiosos y críticos interesados en consultarlo es el paso inmediato, sin dejar de soñar junto a Alfredo y Héctor con un museo del cine cubano”.

Como gratitud de los cineastas y especialistas del cine cubano, Ramón Samada le entregó a Díaz Canel una contemporánea visión del cartel del filme Lucía (Humberto Solás, 1968), uno de los más importantes de la filmografía insular para Raúl Castro. Esta obra es de la autoría del joven diseñador Patricio Herrera Vega. Mientras que el director de la Cinemateca de Cuba le entregó al presidente el cartel ganador del concurso por la celebración del aniversario noventa del natalicio de Tomás Gutiérrez Alea, obra de Jorge Félix Rodríguez.

“‘Multiplicar e incentivar las acciones promocionales e investigativas del acervo por sus especialistas y la atención óptima a la creciente cifra de estudiosos y críticos interesados en consultarlo es el paso inmediato, sin dejar de soñar junto a Alfredo y Héctor con un museo del cine cubano’”.
 

Junto a personalidades del Estado y el Gobierno se encontraban también creadores del cine cubano como Miriam Talavera, Fernando Pérez, Senel Paz, Rebeca Chávez y otros cineastas formados, también, en el espacio que ha sido la Cinemateca de Cuba como institución creadora de un público ávido del buen cine.

La antigua morada de Guevara cobra vida con el equipo de especialistas que allí comienzan a laborar en función del cine cubano, sus creadores y la historia de la manifestación.