Teatro Nacional y danza moderna en Cuba, 60 años en movimiento

Marilyn Garbey Oquendo
22/1/2019

Teatro Nacional: la primera institución creada por la Revolución para las artes escénicas

Foto: Teatro Nacional de Cuba
 

Fue en junio de 1959, el Teatro Nacional de Cuba iniciaba su gestión en pro del desarrollo del arte cubano, mediante la labor de cinco departamentos. Folclor fue conducido por Argeliers León. Carlos Fariñas organizó el de Música. Fermín Borges dirigió Artes Dramáticas. Ramiro Guerra fundó el único que sobrevive hasta hoy, el de Danza Moderna, trasmutado en la compañía Danza Contemporánea de Cuba. La Administración corría a cargo de Rafael López, con un diseño de gestión que incluía a los artistas y a los técnicos.

Conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional, presentaciones de grupos portadores de los saberes del folclor yoruba, temporadas teatrales, funciones de danza… Momentos trascendentes entre los que se recuerda la visita a Cuba de Jean Paul Sartre para el estreno de su obra La ramera respetuosa, que vio junto a Fidel. El debut del Conjunto de Danza Moderna, con las coreografías Mulato y Mambí, de Ramiro Guerra, interpretadas por Eduardo Rivero. El Seminario de Dramaturgia, donde se formaron escritores como Eugenio Hernández Espinosa, René Fernández, Gerardo Fulleda y José Milián.

Al frente de la institución, situada en las inmediaciones de la Plaza de la Revolución, estaba la doctora Isabel Monal. El actor Helmo Hernández la definió para el investigador Miguel Sánchez:

“Ella es el tipo de funcionario más eficaz, más maravilloso que he conocido. Todo lo que hacía tenía el impulso maravilloso de la Revolución, el impulso idealista. Pero todo lo que se propuso, lo hizo y lo hizo bien. A veces tú decías: ‘Está loca’, por lo que quería hacer. Pero es el tipo de locura con que se realizan esas cosas que antes te parecían una locura hacerlas”. (Miguel Sánchez: “El Teatro Nacional de Cuba, 1959-1961: crónica de un descubrimiento”, en Tablas 1-2, 1997.

Desde los 60 hasta hoy, el Teatro Nacional ha sido testigo de grandes sucesos, como el Festival Internacional de Ballet de La Habana, o el Festival de Teatro. Allí vi bailar Bodas de sangre a Antonio Gades y Cristina Hoyos; asistí a las funciones de Residencia en las nubes, del grupo chileno ICTUS; escuché el concierto del Buena Vista Social Club.

No todo ha sido color de rosa en estas seis décadas del Teatro Nacional, ahora mismo se le exige a la institución que recupere su lugar en el imaginario de los espectadores. Sería la mejor de las celebraciones por estos largos 60 años.

Danza Contemporánea de Cuba: la madre nutricia de la danza moderna en Cuba

Danza Contemporánea de Cuba. Foto: Yander Zamora
 

El 25 de septiembre de 1959 el periódico Hoy publicaba la convocatoria para los interesados en bailar danza moderna. El 11 de febrero de 1960, en la sala Covarrubias, del Teatro Nacional, comenzaba el itinerario de la que es hoy Danza Contemporánea de Cuba, que así abría los caminos de la danza moderna en nuestro país. Se formarían bailarines, coreógrafos y espectadores.

Nombres como Ramiro Guerra, el fundador; Miguel Iglesias, director de la agrupación por 30 años; Perla Rodríguez, Alberto Méndez, Isidro Rolando, Eduardo Arrocha, Luz María Collazo, Dulce María Vale, Isabel Blanco, Lídice Núñez, Jorge Abril, Miguel Altunaga, Yoerlis Brunet, Julio César Iglesias, son parte de la historia. Santiago Alfonso, Eduardo Rivero, Lorna Burdsall, Elfrida Malher, Rosario Cárdenas, Marianela Boán, Narciso Medina, George Céspedes, Osnel Delgado, también.

Grupos como Así somos, Danza Abierta, Danza Combinatoria, Danza libre, Codanza, Danza del alma, Danza fragmentada, Teatro de la Danza del Caribe, Retazos, llevan largo tiempo en los escenarios. Al panorama danzario se suman Los hijos del director, Teatro Persona, Malpaso, Médula, Acosta Danza, de reciente creación, que van dejando su impronta en la danza cubana.

Formados con la técnica cubana de danza moderna —que ha incorporado la manera de moverse de cubanas y cubanos, la técnica Graham que estudió Ramiro, los movimientos de los orichas del panteón yoruba, el perfeccionismo de la escuela cubana de ballet y las tendencias mundiales más renovadoras—los intérpretes se entrenan en los salones para alcanzar el virtuosismo.

La danza contemporánea cubana asume hoy grandes retos. Entre ellos el más preocupante es la permanencia de los bailarines en las agrupaciones, que se acorta cada vez más, poniendo en peligro el repertorio, los sistemas de entrenamiento, las posibilidades del proceso creativo. Otro asunto que inquieta es la representación escénica de los conflictos de la contemporaneidad, pues los creadores tienen el desafío de encontrar las vías más eficaces para dialogar con el público.

Danza Contemporánea de Cuba sigue asentada en los salones del Teatro Nacional, el mismo sitio en que comenzaron los destinos de la danza moderna cubana. La compañía sigue siendo referente en el panorama danzario del país y en buena parte del mundo. Al Teatro Nacional le cabe la enorme responsabilidad de rescatar el espacio que tuvo en la vida cultural cubana. Arribar a los 60 años es un compromiso con el futuro.