Sobre creadoras, habaneras y ángeles…
13/3/2019
Durante el concierto inaugural en Casa de las Américas del Encuentro de Mujeres Creadoras, patrocinado por Liuba María Hevia y su proyecto Alma Creadora, la trovadora regaló sus palabras a La Jiribilla. Entre el sonido del tres de Enid Rosales en las pruebas de audio, un arete de Liuba perdido y otros azares, logramos escabullirnos escaleras abajo para comenzar la entrevista en uno de los tantos recodos de la Casa.
¿Cómo surge la idea de realizar un Encuentro tan sui generis, dedicado a la mujer creadora y no a la mujer cantora?
Yo asocio mucho a la mujer cantora con la mujer creadora. Creo que la cantora es, siempre, un ser que va a expresar sentimientos, no solo a mostrar su voz; realmente lo que menos va a mostrar es su voz, va a defender con ella lo que representa una obra. Eso es lo que hacen las cantoras. Yo suelo llamar cantoras a las personas que cantan canción de autor, la canción trovadoresca. Tanto si la componen como si no, para mí son un poco lo mismo. A Mercedes Sosa, por ejemplo, le decían cantora, precisamente por la implicación de su voz en las canciones comprometidas, con temas sociales muy diversos. Todo esto cabe dentro de este proyecto, por supuesto, tanto las compositoras o creadoras, como las cantoras, que con su voz y su corazón defienden la obra de otros.
¿Cuán importante ha sido el papel de la mujer en la trova cubana y latinoamericana?
Muy importante, lo que pasa que ha sido escaso en cuanto a espacio de escucha. Creo que hay muchas mujeres que han hecho maravillas y que no se han escuchado tanto como lo merecen. También por eso surge este evento.
El primer detonante, el evento inspirador de este proyecto, fue un Encuentro de cantautoras que tiene Katia Cardenal en Managua, Nicaragua. Yo participé en el año 2006, Marta Campos creo que estuvo en el 2007, varias personas de varios países han estado, cantautoras de diferentes lugares. Desde ese año, o incluso antes, estando en Caracas y en otros lugares donde me he encontrado con mujeres cantoras, siempre tuve el sueño de poder aunar un grupo de personas que pudieran compartir, no solo un espacio para cantar nuestra música, sino para agradecer a nuestras maestras, las mujeres cantoras que nos antecedieron, y sacar a la luz obras maravillosas que están reposando en un cajón, que merecen ser conocidas y admiradas por el público. Por eso una de las cosas que siempre les pido encarecidamente a mis invitadas es que, además de cantar su obra, traigan lo que deseen de alguna colega o de alguna de las maestras anteriores, de las personas que las influyeron, de las grandes voces femeninas. Ello ha derivado en que en estos Encuentros se ha cantado muchísimo a Violeta Parra, Chabuca Granda, María Elena Walsh, y a cubanas como Sara González, Marta Valdés, María Teresa Vera, y otras, digamos, más contemporáneas. Han venido cantautoras que han defendido obras de colegas suyas, y eso me parece muy lindo. La idea es, también, compartir, aprender, escucharnos, conocernos. Creo que así se potencia un poco más la presencia femenina, en la medida en que estemos unidas y que se vaya divulgando más el trabajo de todas nosotras.
¿El término habanera se refiere al género musical o al gentilicio?
A las dos cosas, es un juego de palabras. En este caso en particular, como el Encuentro es en La Habana, y la habanera tiene un nombre femenino, me pareció lindo jugar con eso. Es quizá como un chiste de palabras, que en este proyecto, cuyo nombre general es “Alma Creadora”, la parte musical se llamara “Ángel y Habaneras”. Este proyecto tiene varias fases, que incluyen también lo audiovisual, de ahí nació el documental Teresita Fernández.
¿Y por qué el género habanera? ¿Por qué como nominativo del Encuentro y como eje central de la parte teórica?
Por primera vez se escoge un género específico para la parte teórica. Esto sucedió por varias razones. Primero, como homenaje a la ciudad, que está cumpliendo 500 años, y la habanera es también un referente de la ciudad, porque es un género que nace en los puertos, un género que es la simbiosis de dos países y con influencia de los dos: España y Cuba; porque nació de la mezcla cultural y musical en los puertos. Algunas habaneras se iban de aquí y se transformaban allá, o viceversa. A veces no se lograba identificar si eran de aquí o de allá. El hecho es que la habanera surge en los muelles, que es donde realmente ella se ancla, en los muelles de allá y de aquí. Por eso quisimos hacer en este Encuentro un conversatorio sobre las habaneras, por la importancia que tiene en la historia de la ciudad y del país.
Hace un tiempo, tuve la dicha de hacer nuestra primera antología de habaneras, por pura casualidad, y esto me ligó inevitablemente al género. Les hago la historia: yo participaba en una “Jornada Cucalambeana”, y en un evento aquí, en Casa de las Américas, tuve el honor de coincidir con María Teresa Linares, una de nuestras más grandes musicólogas. En aquel momento ella era directora del Museo Nacional de la Música y me pidió que escuchara unas habaneras, que revisara las partituras de unas habaneras que, incluso, la mayoría de ellas no se habían grabado nunca.
Este trabajo de recopilación lo había hecho María Teresa con Argeliers León, su esposo, y habían recogido habaneras bellísimas de diferentes zonas del país, que habían llegado a nuestros días de forma oral, a través de familiares que las seguían cantando, padres que se las enseñaron a sus hijos, y así fueron sobreviviendo. Ahí es cuando nace el primer disco de habaneras, su título fue Habaneras en el tiempo. Este disco se hizo muy rápido en Radio Progreso: la grabación duró una semana. Después, en el 2004, quise grabarlo bien, con más calma. El disco final, de hecho, se llama Ángel y Habanera, que es una habanera que yo escribo posteriormente a la grabación en Radio Progreso, y que tiene premio del Museo Nacional de la Música. Es precisamente María Teresa quien me sugiere que sea el título de un disco de habaneras ya más pensado, con arreglos más estudiados y trabajados.
Toda esta remembranza quise plasmarla en un conversatorio dentro de este evento; hablar del género para que los cubanos sepan que la habanera es el primer molde, la primera forma que tuvo la cancionística cubana. Eso es muy importante, porque nos va enseñando de dónde somos. A veces cantamos canciones de cuna con aire de habanera y no lo sabemos, y es muy lindo poder saberlo.
¿Ángel y Habanera fue siempre el nombre del Encuentro?
Sí, fue su nombre desde el principio. El proyecto que se fue ampliando fue “Alma Creadora”, que nace posteriormente.
¿Tiene el evento algún matiz feminista o algún matiz de apoyo al movimiento feminista?
No directamente. Creo que las mujeres nos tenemos que imponer en este trabajo desde la espontaneidad y desde ser como somos. Mostrar nuestro trabajo con dignidad, como mismo lo hacen los hombres. Hay trabajos buenos, malos y regulares, pero eso lo clasifica la vida, lo reconoce el público, entre otros factores. Además, esto no es una competencia, es un espacio para expresarnos, para expresar lo que nuestro espíritu está queriendo decir, y esa libertad, como es nuestra, creo que no hay que separarla, ni ponerle etiquetas. Es, más bien, demostrar que es de nosotros la puerta, que solo tenemos que empujarla y entrar.
¿De la primera a la cuarta edición ha crecido el evento?
Sí, ¡cómo no! Y hemos tenido invitadas internacionales y de diferentes zonas de Cuba. Para mí es muy importante que vengan las jóvenes creadoras, por eso siempre busco apoyo en la Asociación Hermanos Saíz, para que me sugieran jóvenes que estén haciendo trabajos interesantes en diferentes zonas, sobre todo artistas que no se conocen y que es importante que se conozcan, y ofrecerles este Encuentro como un nuevo espacio donde mostrar su trabajo. Pero hemos tenido también, además de muchas invitadas de diferentes zonas del país, invitadas de otros países. De República Dominicana, Laura Sánchez; de Argentina, Georgina Hassan; de Brasil, María Marta; de Venezuela tuvimos a Amaranta y Cecilia Todd. Cecilia, además de cantar obras folclóricas importantes, ha hecho alguna que otra creación, aunque no es lo que más persiste en sus presentaciones, pero me pareció importante y maravilloso que estuviera. De hecho, se está haciendo un documental, que es el segundo que está preparando “Alma Creadora”, homenajeando a Cecilia Todd por ser una voz importantísima en la canción, una voz muy implicada con la cultura latinoamericana. Queremos que toda la relevancia de su trayectoria quede reflejada en un material audiovisual.
Estuvo también, de Puerto Rico, Zoraida Santiago, que comenzó con Roy Brown en los años 70-80, y es una mujer con un trabajo increíble. En esta ocasión vamos a tener a Diomary, de República Dominicana, una de las voces más importantes de su país. No es compositora, específicamente, pero sí es defensora de la canción trovadoresca y una aventajada discípula de Sonia Silvestre, quien fue una voz muy querida en este país. A Diomary le pedí que en su espectáculo dedicara una buena parte a recordar a Sonia, una figura emblemática en la canción trovadoresca caribeña y latinoamericana. De hecho, en Cuba hay una tarja en su memoria, en La Habana Vieja, y no es por gusto, es porque el pueblo la asumió como una de las hijas ilustres de este país.
De Costa Rica va a estar María Pretiz, una cantora que conocí en el festival de Katia Cardenal en Managua. Así que, resumiendo, hemos tenido y tenemos en este Encuentro muchísimas amigas trovadoras, queridísimas para nosotros, unas más jóvenes, otras menos; pero todas han traído sus aportes, el aporte de su trabajo, y ha sido muy lindo. Siempre es un oxígeno nuevo el que se mueve cuando nos unimos.
¿Qué mensaje le enviarías a las creadoras que están empezando, a las mujeres que crean desde la música?
Que se expresen a partir de lo que sientan. Más allá de las modas y las etiquetas, que dejen que elija el corazón, que no le pongan nombre, ni clasifiquen lo que hagan, que simplemente hagan lo que sientan. Y lo digo porque, modestamente, siempre canté lo que quise. Canté guajiras, canté canciones trovadorescas. Cuando empecé a cantar, canté hasta tangos y música latinoamericana, y mucha gente me decía, no hagas esto, has mejor lo otro. Hay gente a la que le gusta clasificarte, y creo que eso le toca a los estudiosos. Nosotros lo único que tenemos que hacer es darle libertad al corazón y dejar que salga lo que sentimos. Eso es lo que les puedo decir: que defiendan las cosas en las que creen y que, mientras más miremos adentro, más cerca vamos a estar de nosotros mismos y de nuestras raíces fundamentales. Escuchar a nuestros maestros anteriores es fundamental, conocer la Nueva Trova, conocer la Trova Tradicional, conocer lo que han hecho nuestros maestros de siempre, y dejar salir lo que tengamos dentro.