Silvio Rodríguez regresa a Casa

Ana María Domínguez Cruz
18/4/2019

Silvio regresa a casa. Una vez más la Casa de las Américas es el escenario ideal para recibirlo y para que el cantautor se sienta a gusto, en su espacio. Será el 26 de abril como parte de las iniciativas por el aniversario 60 de la institución cultural y enmarcado (porque así lo quiere él mismo) en su Gira Interminable por los Barrios. Será el concierto 101.

Es momento para recordar. Un año y tres meses atrás le propuse a Silvio viajar en el tiempo hacia finales de la década del 60, cuando por primera vez cantó en Casa de las Américas. El accedió, compartió memorias, y casi pudo describir exactamente aquella oficina del primer piso donde radicaba el Departamento de Música en aquella época. “Ahí, al lado de la escalera, cuando uno sube, la oficina que queda a la izquierda, esa… un cuartico pequeñito. Ahí estábamos Pablo y yo hablando con Estela, y ahí apareció Haydée. Fue la primera vez que pude verla en persona. Ella vino a saludarnos, a conocernos, a ver qué pensábamos de la idea del encuentro aquel. Fue conmovedor”.

“Ese concierto nos unió, nos dejó ver que éramos algo”. Foto: Internet
 

Pablo Milanés y Estela Bravo…

Sí, porque todo comenzó a partir de una idea de Estela Bravo. Ella quiso celebrar el Encuentro de la Canción Protesta, aquí en Cuba, por referentes que tenía de eventos similares en otros países. Estela oyó una canción de Pablo y le propuso que hiciera un concierto con ese motivo.  

Él me conocía y sabía que yo tenía canciones con un contenido coherente con la idea, sin planteármelas tampoco como canciones de protesta, sino más bien como canciones de la realidad. Me dijo que querían que hiciéramos un concierto, pero pensé que no teníamos tantas canciones entre los dos como para hacer un concierto así. Entonces yo había conocido a Noel Nicola y lo invité a participar. La verdad es que ni entre nosotros tres llenábamos completamente las canciones como para hacer una hora de conciertos, por eso invitamos a otros, como Vicente Feliú, Martín Rojas y Eduardo Ramos.

Esto fue el 19 de febrero de 1968 —se ha dicho que el 18, pero fue el 19, que era lunes—. Esa fue la primera vez que en público nos proyectamos un grupo de gente de más o menos la misma edad, con una búsqueda estética y ética parecida en la canción. A partir de ahí se inició un poco la conciencia de que había como una nueva hornada de trovadores que tenían algunas cosas en común, y se empezó a hablar de trova joven, de trova nueva, de nueva trova.

¿Puede comentar detalles de ese concierto?

No me acuerdo muy bien del concierto. Me acuerdo que usaba una camisa prestada, que era la que usaba para los conciertos y los programas de televisión, de mi primo Héctor Valdés, que después fue médico. Recuerdo que tenía el reloj de mi padrastro. Todavía creo que andaba con mis botas rusas del ejército… Eso es lo que recuerdo porque lo veo en las fotos.

Me acuerdo también de toda la preparación del concierto y de las personas que invitamos. Canté las canciones que yo tenía en ese momento, muy existenciales. Tenía 21 años, no ha pasado mucho tiempo.

Fue una gran oportunidad…

Fue importante… Para Pablo, para mí, para todos. Ese concierto nos unió, nos dejó ver que éramos algo, que parecía que éramos algo. Quisimos luchar por serlo.