Sergio Giral: entre palenques y rancheadores

Rubén Ricardo Infante
25/5/2020

Necesaria introducción

Con una obra relevante dentro de la trayectoria fílmica cubana después de fundado el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), Sergio Giral es uno de los realizadores menos mencionados. Su nombre podría encarnar ese epíteto poético de “El rostro del olvido”. Sin embargo, en su filmografía se cuentan obras que retratan el sujeto negro desde su historia e importancia en la cultura cubana.

Penetrar en el ámbito Giral es recorrer senderos no transitados para buscar en sus obras esa intención marcada de mostrar un sujeto en la complejidad de su lugar. El esclavo, el negro, el cimarrón… todos aparecen como estandartes de las tradiciones culturales más puras, él mismo los llamó “museos vivientes”.

Sergio Giral. Foto: Internet
 

Preámbulo

Después de realizar varios documentales, algunos de corte científico-popular y otros interesados en descubrir y problematizar con la historia de la nación cubana desde la representación del negro y el esclavo en su devenir histórico, Sergio Giral (La Habana, 2 de enero de 1937) llegó a la ficción. Un campo en el cual legó algunas de las imágenes más reveladoras de nuestro arsenal como nación.

Sus inicios como realizador del Icaic datan de 1962, cuando se dedicó a la realización de documentales de corte científico-popular; también trabajó junto a otros cineastas como asistente de dirección en filmes como Papeles son papeles (Fausto Canel, 1966) y El extraño caso de Rachel K (Oscar Valdés, 1973).

Este quehacer lo preparó para la realización de varios documentales ya como director, en los cuales se aprecia el interés inicial por el tema de la historia de la nación cubana, los sujetos olvidados y el negro como parte de la cultura. Entre ellos se pueden mencionar: Cimarrón (1967), Gonzalo Roig (1968), Qué bueno canta usted (1973) y Chicago Blues (1987).

Aunque no forman parte del interés de este análisis, enfocado en exponer las particularidades de la representación del esclavo en sus largometrajes de ficción, consideramos que conocer las características de su cine documental contribuye a ampliar las relaciones que establecen todas sus obras y a sistematizar conclusiones más acabadas en torno a sus preocupaciones como creador.

Mirada al pasado colonial

Quizás con la propia llegada del siglo XXI y el consecuente debate en torno al fin de la historia y otros temas, se suscitó en Cuba un despertar de los estudios sobre la esclavitud. En mi caso, motivado por la convocatoria del Congreso LASA 2020, donde se proponía analizar las interferencias de la cultura africana y andina en el continente americano, me interesé en volver sobre la cinematografía de un cineasta cubano que es considerado el más relevante en el análisis o exposición de las problemáticas de la esclavitud en la historia y la cultura cubanas: Sergio Giral.

Razón que justifica la actualidad del debate, la necesidad de exponer algunas de las ideas expresadas acerca del esclavo cubano y cómo fue reflejado en la obra del cineasta Sergio Giral. Aunque pudiera trazarse una línea general sobre la perspectiva que este creador manejó, resulta útil enfatizar que no es posible englobar todas sus obras en un mismo patrón, pues en cada una de ellas se manifiestan intereses diversos y maneras distintas de asumir el discurso audiovisual.

Desde que, en el año 1967, Giral se interesó por el tema de la esclavitud y el cimarronaje, a través de una obra de importancia capital en este tema: Biografía de un cimarrón, novela-testimonio del autor cubano Miguel Barnet, estaba arribando a un tema y una preocupación que sería el centro de su obra fílmica. Su documental, titulado precisamente Cimarrón (1967), abre en su obra el interés por el tema y permite trazar un arco o eje temático en sus producciones.

Foto: Internet
 

Giral: trilogía de la esclavitud

Esta fue la motivación para que Giral se interesara en la realización del documental, punto de partida para la construcción de una obra relevante en el tratamiento al tema del negro, y dentro de este, de forma específica, la del esclavo. En la conformación de la identidad cubana, el esclavo traído desde África como mano de obra barata, jugó un papel trascendente en la conformación del corpus nacional, el legado de sus tradiciones y la vinculación con una población de fuerte raíz hispana —donde también se fusionaron otras razas— hasta concebir un amplio diapasón en el entramado genético cubano.

El otro Francisco (1974) es la primera parte de lo que su autor nombró “trilogía de la esclavitud”, tres obras que narran desde diferentes perspectivas el tema del negro-esclavo en la historia de la isla de Cuba. En cada una de ellas, Giral logró exponer las principales problemáticas del individuo esclavo, pero también de la historia, la cultura, la sociedad y el pensamiento de una época.

Sobre el proceso de realización, Giral expresó: “En El otro Francisco, por un evidente propósito de dar la mayor cantidad posible de información sobre el tema (muy poco tratado en la cinematografía universal y nunca antes en la nuestra), empleamos un estilo ensayístico, de desmonte de la obra literaria en que está basada la película”. (1977: 99)

Para la escritura del guion, se auxilió de directores como Tomás Gutiérrez Alea, Héctor Veitía y Julio García Espinosa, los cuales ya eran figuras reconocidas en el ámbito cubano e internacional, lo que aseguró el acertado manejo de los recursos del lenguaje audiovisual en la obra.

En Rancheador (1977), Giral volvió a indagar en los textos literarios que referían sobre el periodo de su interés. Es así como accede a Diario de un Rancheador, obra transcrita por Cirilo Villaverde, considerado el más importante novelista del siglo XIX. La obra es una especie de diario, dictado por el rancheador Francisco Estévez, quien trabajó en la hacienda del padre de Cirilo Villaverde.

Sobre el tema, Giral expresó en una entrevista: “La Historia real que relata el diario ha sido enriquecida en su adaptación cinematográfica con personajes y hechos de ficción, pero guardando siempre un compromiso de fidelidad histórica a las características del comportamiento económico, social y político de la época y los hombres que abordamos”. (1977: 99)

Según ha referido su director, una de las motivaciones derivadas de la realización del filme se basó en el acercamiento a los personajes, la forma de reflejar sus actuaciones y su exposición como protagonistas de la historia contada en el propio diario: “…me propuse acercarme más a los personajes, seguirlos en la trama e ir descubriendo sus conductas individuales. Por supuesto, esto no significó que nos desviáramos por un tratamiento sicologista de los personajes, pues en ese caso hubieran perdido sus valores como tipos sociales que, dentro de una historia totalmente verídica, dieran la oportunidad de utilizar la alegoría”. (1977: 100)

El cierre de esa trilogía se completa con Maluala (1979), filme que toma el nombre del principal palenque de la región oriental de Cuba. Este audiovisual fue escogido para participar en la primera edición del Festival de Cine Latinoamericano, celebrado en diciembre de ese año en La Habana. Además de su participación, el filme obtuvo el Gran Premio Coral por su calidad y los resultados estéticos alcanzados.

Fotograma de Maluala. Foto: Tomada de Habana Radio
 

A propósito de este premio, el cineasta refirió: “Maluala, como última película de la trilogía que trata sobre la lucha del esclavo en nuestra historia, solamente es comparable con las otras dos en términos de realización; porque hay un desarrollo de la conciencia del personaje esclavo desde El otro Francisco a Maluala, o sea, hay tres niveles de conciencia planteados en la trilogía, y el tercer nivel corresponde con el más desarrollado, lo que me invitó a dar un tratamiento más universal a este último filme. De las tres películas esta es la más universal como contenido y la más personal en términos de realización, en su aspecto formal. Los recursos expresivos utilizados son más propios que los utilizados en las anteriores. Aunque considero que las dos primeras cuentan con una riqueza argumental superior a Maluala, en esta última hay un nivel de poetización de la realidad histórica e inédita que considero no es alcanzado por las anteriores”. (1980: 72)

En los tres filmes incluidos dentro de la trilogía de la esclavitud, proyecto llevado a cabo por el director cubano Sergio Giral, se aprecia el interés por abordar desde distintos puntos de vista la significación del negro-esclavo en la historia de la nación cubana. Estas tres obras se pueden establecer como necesario punto de partida para cualquier análisis en torno a la manera en que el esclavo ha sido reflejado en nuestro cine. Cada una de estas obras logra establecer la caracterización humana y social del esclavo, sus pasiones personales, la convivencia en los barracones, las costumbres que conservaban y el monte como espacio refugio para alcanzar su añorada libertad.

 

Nota:
Fragmento de la ponencia presentada en el Congreso LASA 2020 de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, 16 de mayo de 2020.
 
Referencias bibliográficas:
Galiano, C. (1977): “Sobre Rancheador y el tema de la esclavitud habla Sergio Giral”. En Revista Cine cubano, nro. 93.
Giral, S.: El otro Francisco (1974); Rancheador (1976) y Maluala (1979). Producción Icaic. En: Archivo de la Cinemateca de Cuba.
Martínez, F. (2017): “La cuestión racial en Cuba y este número de Caminos”. En: Raza y racismo: antología de Caminos. Comp. Esther Pérez, Marcel Lueiro. La Habana: Editorial Caminos.
Ochoa, M. (1980): “Desde El otro Francisco a Maluala”. En Cine cubano, nro. 97.
Rodríguez, P. P. (2012): “Raza y color a debate”. En La Gaceta de Cuba, nro. 3, mayo-junio. La Habana: Ediciones Unión.
Rodríguez, R. (1987): “Plácido: un filme desde los ojos de un poeta”. En Cine cubano, nro. 117.