Selección de poemas

Walt Whitman
24/3/2016

No te detengas

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los “poetas vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas…

Mira el mar infinito

Mira el mar infinito.
Sobre su pecho sale a navegar un navío
Que despliega sus velas, incluidas las de gavia.

Su pendón ondea en lo alto mientras aumenta
Su velocidad de manera majestuosa.
Debajo, las olas rivalizan,
Rodean al barco, apiñándose,
Con brillantes movimientos circulares y espuma.

Quien contiene a la diversidad
(Cosmos)

Quien contiene a la diversidad y es la naturaleza
Quien es la amplitud de la tierra y la rudeza y sexualidad de la tierra
Y la gran caridad de la tierra, y también el equilibrio
Quien no ha dirigido en vano su mirada por las ventanas de los ojos
O cuyo cerebro no ha dado en vano audiencia a sus mensajeros
Quien contiene a los creyentes y a los incrédulos
Quien es el amante más majestuoso
Quien, hombre o mujer, posee debidamente su trinidad de realismo,
De espiritualidad y de lo estético o intelectual
Quien, después de haber considerado su cuerpo,
Encuentra que todos sus órganos y sus partes son buenos
Quien, hombre o mujer, con la teoría de la tierra y de su cuerpo
Comprende por sutiles analogías todas las otras teorías,
La teoría de una ciudad, de un poema
Y de la vasta política de los estados
Quien cree no sólo en nuestro globo con su sol y su luna
Sino en los otros globos con sus soles y sus lunas
Quien, hombre o mujer, al construir su casa
No para un día sino para la eternidad
Ve a las razas, épocas, efemérides, generaciones
El pasado, el futuro, morar allí, como el espacio
Indisolublemente juntos.

Yo tranquilo, serenamente plantado

Yo, tranquilo, serenamente plantado ante la naturaleza,
Amo de todo o señor de todo, sereno en medio de las cosas irracionales.
Imbuido como ellas, pasivo, receptivo, y silencioso, también como ellas,
Conocedor de que mi ocupación, mi pobreza, mi notoriedad
Y mis debilidades son menos importantes de lo que creía,
Hacia el mar mexicano, en el Manhattan o en el Tennessee, o lejos en el norte o tierra adentro,
Hombre de río u hombre de montes o de granjas de estos estados, ribereño del mar o de los lagos de Canadá,
Yo, dondequiera que viva mi vida, quiero hacer frente a las contingencias
Y encarar la noche, las tormentas, el hambre, el ridículo, los accidentes
Y los rechazos como lo hace el animal.

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