Santos Toledo, impronta gráfica en la promoción cultural

Virginia Alberdi Benítez
10/5/2016

Entre carteles, portadas de discos y sueltos promocionales, ha desarrollado una fructífera carrera profesional Santos Toledo, a quien la Asociación de Artistas Plásticos de la UNEAC acaba de conferirle el Premio de Diseño Gráfico Eduardo Muñoz Bachs, el máximo reconocimiento que otorga esa organización en dicha especialidad.

Toledo proviene de una escuela que renovó el lenguaje gráfico cubano en los años 60 del pasado siglo y situó de manera particular el cartel en una posición de vanguardia en la cultura visual de la Isla.


Foto: Cortesía de la autora
 

En esos años el borde delantero eran los carteles de cine, con el apoyo del ICAIC y la pléyade de artistas que hoy son reverenciados como clásicos —como es el caso del creador cuyo nombre honra la UNEAC con el premio, Muñoz Bachs—, y la propaganda política, de suma eficacia y vuelo estético.

Pero Toledo creció bajo otra sombrilla, la de los diseñadores que tributaron al libro y a la promoción de eventos culturales, labor no siempre apreciada en su justo lugar y que para nada tiene que envidiarle a lo que se hizo en el cine y la propaganda revolucionaria; véanse las obras de Raúl Martínez, Frémez, José M. Villa, César Mazola, Rafael Zarza, Esteban Ayala y Rafael Morante, estos dos últimos maestros del artista laureado.

Denominadores comunes de sus obras son la tendencia geométrica, la utilización de colores planos, el aprovechamiento de las posibilidades planimétricas de la litografía y los rejuegos tipográficos.

Lo interesante en Toledo pasa por cómo, a partir de estos antecedentes, ha ido decantando un estilo en el que la funcionalidad de los encargos se aviene con un lenguaje personal, donde se aprecian la recurrencia de altos contrastes, la solarización de las imágenes fotográficas y la contención cromática.

Ello se vio desde que Raúl Martínez presentó tres bocetos para la portada de las obras escogidas del psicoanalista Sigmund Freud, y el reconocido artista, creyendo que eran creadores diferentes, exigió conocer a los diseñadores.

Con el tiempo, Toledo depuró su línea hasta hacerla esencial. Pareciera un asceta por la economía de medios. Le basta un gesto visual para caracterizar un evento, un suceso, una personalidad. Esa manera de concebir el diseño la ha llevado a la ambientación de sitios de relieve artístico.


Foto: Yander Zamora
 

Una zona particularmente activa del artista es la relacionada con la producción discográfica. La coherencia estilística con que ha trabajado la Colección Memorias, de la EGREM, cuyo responsable es Jorge Rodríguez, permite a los melómanos identificarse rápidamente con el perfil editorial.

Santos Toledo se halla en plena ebullición creativa. Sus soluciones gráficas se corresponden con los valores de la comunicación expedita enmarcada en un rigor estético. Esto se podrá aquilatar mucho más cuando, como parte del premio Muñoz Bachs, tenga el próximo año un espacio garantizado para su obra en la sede de la UNEAC.