Retablo cubano al mundo

Norge Espinosa Mendoza
10/5/2016
Fotos: Claudio Sotolongo
 

Del 19 al 24 de abril se desarrolló la 12 edición del Taller Internacional de Títeres de Matanzas (Titim), una de las citas fundamentales de la escena cubana en relación con otros artistas del mundo. Asentada como tal desde que en 1994 se produjera su primera convocatoria, esta oportunidad privilegiada de dialogar con titiriteros de los más diversos países, es ya un momento que implica no solo presentaciones de libros y revistas, funciones, talleres, conciertos y coloquios, sino un estado de ánimo propio del que ha ido emanando un provecho que, en esta ocasión, ha mostrado algunos de sus frutos.

Dedicada a los 60 años del títere nacional cubano, Pelusín del Monte y Pérez del Corcho, y a los 25 de Teatro Andante, la fiesta se convirtió en un mosaico de gestos y colores.Dedicada a los 60 años del títere nacional cubano, Pelusín del Monte y Pérez del Corcho, y a los 25 de Teatro Andante, la fiesta se convirtió en un mosaico de gestos y colores que tuvo su punto de arrancada en la Galería Provincial, cuando, tras las palabras de René Fernández Santana, quedó abierta la exposición fotográfica de Sonia Almaguer, titulada Cuba, estación de luz. A partir de ahí se descorrió el variado e intenso programa, en el que se destacaron espectáculos como Los dos príncipes, de Teatro de las Estaciones; Sopa de Estrellas, de Fernán Cardama; Érase una vez un pato, de Teatro La Proa; El árbol blanco, de Retablos; el performance Historias bien guardadas, de La Salamandra, y La Meridienne, del colectivo francés que conduce Ezequiel García Romeu.


René Fernández y Rubén Darío Salazar durante la apertura del Titim.
 

En su alocución de bienvenida, el Presidente del Titim y líder de Teatro Papalote, René Fernández, proclamó:

Con un solidario abrazo de esta isla-crisol, que desata al mundo la cultura de títeres y titiriteros, damos la bienvenida a este decimosegundo taller internacional de títeres.

Comenzaremos hablando de las raíces del pasado que aún siguen vivas. Son 22 años los que han transcurrido desde 1994. El sueño de aquel primer Taller regresa y, con él, el atrevido desafío, la osadía e ingenuidad creadora de nuestra identidad titiritera. Nació, paradójicamente, en un periodo duro de nuestra historia. Parecía imposible, ¡y se hizo realidad!

Ha crecido en activo diálogo con los espejos del pasado y el presente, las contradicciones y las esperanzas, reconocimientos que lo convierten en una obra hermosa de la patria, los artistas y la cultura cubana.

Esta 12 edición continúa siendo un sueño floreciente, edificado y guiado por los jóvenes que hoy pueblan nuestros retablos. Ha crecido en activo diálogo con los espejos del pasado y el presente, las contradicciones y las esperanzas, reconocimientos que lo convierten en una obra hermosa de la patria, los artistas y la cultura cubana.

En estos maravillosos días, instantes, momentos, que nacen en esta Cuba linda, compartiremos las invenciones artísticas y técnicas de plurales lenguajes, la potente visualidad de las figuras articuladas, las escalas, las texturas y colores de nuestro patio y de otros países, que ante nuestras miradas reinventarán la expresión y naturaleza de nuestro arte.

¡Vamos todos a mirar al títere en el retablo del siglo, palpitando su acción presencial en los espacios humanos!

¡El títere es como la vida!

¡Vamos todos a construir su magia!

¡Ya está aquí la fiesta grande de los titiriteros cubanos!

¡Gracias!

En cuanto a los talleres, estuvieron a cargo de maestros como Enrique Lanz (España), Alberto Palmero (México), Paulo Balardin (Brasil), Lizette Castro y Juan Carlos Luis, también mexicanos; y Ezequiel García Romeu (Argentina-Francia). Temas de dirección artística, técnicas de manipulación de figuras, producción y otras estéticas fueron el eje de estos encuentros, a los que se añadió el curso impartido por el maestro Joel Cano, radicado en Francia, acerca de “Ritmo y melodía en la escritura teatral para niños”.

La Distinción Hermanos Camejo y Pepe Carril se entregó por vez primera para reconocer la trayectoria de toda una vida dedicada a los retablos en Cuba. Esta vez, por decisión unánime, los galardonados fueron Armando Morales y Xiomara Palacios, personalidades de indiscutible trayectoria en nuestro país.


Entrega Premios ACE
 

En el acto de entrega se otorgaron, además, los Premios ACE que alcanzaron en Nueva York las producciones presentadas en esa ciudad por Teatro de las Estaciones, y el Premio Villanueva de la Crítica, a los representantes de Teatro Etcétera, quienes lo merecieron en el 2015 por las presentaciones en Cuba de Pedro y el Lobo. Todo ello sostenido por el magnífico concierto de la pianista Hilda Elvira Santiago, que tuvo como invitada especial, entre otras, a la soprano Bárbara Llanes.

Como resultado de los contactos en ediciones previas del Titim, se aplaudieron espectáculos creados por agrupaciones cubanas en coproducción con otras compañías extranjeras. De ese cruce han nacido Érase una vez un pato, de La Proa-CREATI; Tuda y Paki, de Retablos y el Guiñol La Roulette, de Suiza; y El aniversario de Pulcinella, de Maniobras Teatro, compuesto por artistas italianos y criollos. Grupos fundamentales de nuestro país, como Los Cuenteros, Papalote, Teatro Tuyo, El Mirón Cubano y El Portazo, también estuvieron en la cita, en la que colaboraron artistas de diversas expresiones, como la Orquesta Miguel Faílde, en una noche memorable del Jardín de Pelusín del Monte.


Érase una vez un pato, de La Proa-CREATI
 

No ha de olvidarse que el evento acogió una reunión del FINTLA, que puso en diálogo a los representantes de los Festivales Internacionales de América Latina, con la propuesta de dar luz verde a nuevos espacios de intercambio. El cierre estuvo a cargo del grupo puertorriqueño Y no había luz, con su espectáculo Cutendencia, en el cine Velazco. Fue un buen adiós para un TITIM que, además, rindió homenaje a las figuras tutelares de Lorca y Villafañe, anunciando ya para el 2018 una nueva edición. Matanzas seguirá siendo un retablo cubano que mire al mundo, con la pupila abierta a los nuevos cambios de todo tipo que el país asume, con nuevas exigencias estéticas y organizativas, con un discurso que no excluya la voz de la crítica, con presentaciones de libros y publicaciones que den más referencias a nuestros creadores, y con la voluntad de hacer del títere, en esos días, un pequeño dios que nos anime y haga preguntas inquietantes.