¿Qué nos dice el Centrismo a estas alturas en Cuba?
9/6/2017
Más en corredores mediáticos internacionales de cierto grado académico que dentro de Cuba, se ha intentado difundir la idea de que se está desarrollando una corriente centrista democrática en el ámbito político nacional. La pretensión es, en principio, artificial; una construcción desde la teoría que cuenta con el concurso de medios de divulgación que no abundan demasiado en sus bases, sino en el paquete de síntomas que hacen lugar común cuando de Cuba se habla. Desde la perspectiva estratégica con que se maneja actualmente la política convencional, no acudir a las bases –propias o del adversario a derrotar– es esencial. Solo así se entra en lo que se ha llamado la estetización de la política y se la convierte en ejercicio de banalización del trabajo por el mejoramiento de la sociedad.
Yoerky Sánchez, periodista y diputado al Parlamento Cubano
Las bases actuales de ese centrismo artificial se fundamentan en la llamada tercera vía política, globalmente impulsada por Tony Blair, aunque centrada en cinco puntos básicos desarrollados por el sociólogo Anthony Giddens, ideólogo por antonomasia de esta tendencia. Los cinco puntos de Giddens son:
- Dominio e implicaciones de la Globalización
- Banalización del significado de la izquierda y la derecha como posiciones políticas
- Individualismo como marco de los objetivos ciudadanos
- Descrédito de todas las mediaciones políticas
- Integración de los problemas ecológicos a la política social[1]
Su historia se remonta mucho más atrás en el tiempo, cuando la socialdemocracia europea buscaba la salida más ética, aterrada en verdad por el avance de los cambios revolucionarios que partían de las concepciones de Marx y Engels acerca del estado burgués y se hacían realidad con la Revolución socialista de octubre, de la cual Lenin era líder e ideólogo fundamental. Así, del mismo modo en que Max Weber propuso el protestantismo como opción a la revolución a la que Marx llamaba, la tercera vía de hoy intenta rescatar, con nuevo pedigrí, las normas contractuales del capitalismo, sobre todo a través del sistema de Partidos Políticos que legitima, en el propio sentido weberiano, el dominio de clase mediante un sistema que se auto titula democrático por antonomasia.
Acudir hoy a ello significa que se reconoce el callejón sin salida de las reformas hechas por el capitalismo global (por ejemplo, el llamado Estado de Bienestar o las proyecciones económicas de Keynes o Stiglitz), pero se acude a la utopía de una sociedad mejor a través de ese mismo capitalismo depredador de los recursos del Planeta, las posibilidades de la economía (grandes Consorcios concentran cada vez más la propiedad y la industria)[2] y el ejercicio del poder político (mediado por esos mismos monopolios empresariales). Desde la tercera vía se intenta, sobre todas las cosas, desacreditar la posibilidad de cambiar el orden de dominación política global que se sustenta en la reproducción del capital. Estado burgués y reproducción concentrada de capital están en estrecha vinculación y dependencia. Así, se busca neutralizar toda posibilidad revolucionaria y se garantiza la permanencia del contrato social con la ciudadanía. Se asume, por tanto, que la diferencia de clases es inevitable y que la sociedad congratula a los más aptos para la adaptación. El socialismo plantea, por su parte, la desaparición del estado como meta de partida hacia la nueva sociedad, lo cual dejaría sin esencia el concepto contemporáneo de la propiedad
Tony Blair y sus panglosianos acólitos, en busca de “el mejor de los mundos posibles”. Imágenes: Internet
Los puntos focales en el individualismo de éxito son en realidad casos de excepción, como se hace con las leyendas de determinados individuos que gracias a los resultados de su gestión profesional han emprendido el camino de la concentración de capital hasta llegar a ser millonarios con mucho seguimiento mediático, farándula incluida. Sean programadores de software, artistas o comerciantes de bienes culturales, necesitan de que se ponga en marcha lo que Mészáros llamó el metabolismo social del capital.[3] Napoleón arengaba a su tropa asegurándole a los soldados que cada uno de ellos llevaba el bastón de Mariscal en la cintura, solo tenía que ganarlo en la batalla. Muchas batallas ganaron sus soldados sin que ninguno calzara el bastón de Mariscal, por cierto. Se trata, en suma, de un proceso de manipulación simbólica de los deseos del individuo. Propaganda y consumo arraigan como objetivo de realización personal alcanzar ese paquete de aspiraciones que el propio marco cultural ha sembrado a través de las bases pragmáticas de la educación.
Por último, los planes ecológicos, cuando los hay, responden a regulaciones en papel que dan barniz a la depredación empresarial y a la extracción indiscriminada de los recursos del Planeta. El capitalismo lo plantea de esa forma por necesidad sistémica, así que es imposible detenerlo con un paquete de regulaciones que a la postre se incumplen. La maquiavélica boutade de Trump de salirse del Acuerdo de París de 2015 revela, a contracorriente, la hipocresía de esta postura.
En Cuba, por si fuera poco, la tradición de ideas socialdemócratas es casi nula;[4] en la actualidad estas han sido asumidas por algunos activistas (la mayoría no muy claros de su legado teórico, o sencillamente desconocedores de sus bases) y por algún que otro intelectual que busca una vía de apariencia menos radical para enfrentarse a la transformación revolucionaria. La contra revolución tiene en Cuba un número escandalosamente ridículo de simpatizantes y una cifra aún mucho más reducida de personas tentadas a seguirla. Las conductas centristas, en su inmensa mayoría, responden al tercer punto de Giddens, es decir, a buscar de modo individualista la solución a los problemas de la sociedad. En concreto y a la cubana común: resuelvo lo mío, y los demás que luchen.
“La pretensión es, en principio, artificial”
Por último, las tendencias de tercera vía que intentan deslizarse en Cuba se hallan asociadas a las tendencias de socialismo alternativo que planteó la contra revolución de Guerra Fría del siglo XX, es decir, a la subversión que se camufla de verdadera doctrina socialista para captar simpatía entre los propios revolucionarios. Su difusión pasa por el financiamiento que sale del departamento del Tesoro estadounidense para lo que llaman el programa de reinstauración de la democracia en la Isla. Una y otra vez se han desclasificado, o se han puesto al descubierto por ejercicio periodístico, las vías de inyección de ese financiamiento y sus objetivos de destino. En este sentido, el reinicio de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos persigue el claro propósito de avanzar en objetivos no cumplidos mediante el bloqueo económico y el asedio mediático. Así lo dijo Obama claramente, intentando un regreso un tanto post a la política del buen vecino, de conjunto con la de la zanahoria de la moda y el deslumbramiento tecnológico y, sobre todo, buscando alguna reducción de los millones que con ese objetivo sacan al contribuyente norteamericano.
De ahí que al pensamiento que se alía al centrismo democrático no le quede otro remedio que pactar con el plattismo. Y el plattismo es, sin más vueltas de tuerca, la aceptación contractual del dominio y la injerencia estadounidense. De ahí, por demás, que ese pensamiento centrista sea tan agresivo con el proceso revolucionario cubano –al punto de diagnosticar como fracaso lo que es mérito y ganancia social y cultural indiscutible– y que opte por el silencio cómplice cuando se manipulan según los patrones de propaganda negra puntos de confrontación abierta que subyacen en los fundamentos históricos del pensamiento cubano. La permanencia del bloqueo económico, comercial y financiero, abrumadoramente condenado en la Asamblea de la ONU durante años sucesivos, es el ejemplo cardinal de esta conducta, pues se suele decir que el bloqueo es pretexto y no causa de la mayoría de las carencias del cubano común, como el acceso a una conexión normal a Internet, para poner solo un ejemplo del que el Bloqueo es un completo responsable. La ilegal existencia de la Base Naval de Guantánamo, fruto de la Enmienda Platt[5] es aun otro punto que esta tendencia suele banalizar a priori, convirtiendo en indiferencia cínica su acunado plattismo.
La sola idea del centrismo democrático revela su carácter de construcción artificial, de propaganda, con la cual la subversión de posguerra fría busca ganar un poco más de tiempo para devolver al cubano la percepción de que la hegemonía capitalista es inevitable y, por tanto, es necesario acudir a un “mal menor”. Curiosamente irónico, porque desde esa posición se ataca a las medidas de economía mixta que la actualización del modelo pone en práctica, llamándolas centristas, mientras al mismo tiempo la emprenden con las normas de regularización y control, tildándolas de atraso y de ejercicio excesivo del poder político.
Este centrismo, tropical e instantáneo, trabajosamente deslizado entre el sector más joven, y coherente con su intención de regreso al sistema de Partidos Políticos, se muestra más como un intento de programa electoral que como una plataforma social de alguna perspectiva futura, al menos si depende de sus propios preceptos y no de alguna fuerza exterior que lo coloque “por encima de la sociedad”, como al estado burgués. Una de las pruebas de ello es ver hasta qué punto sus argumentos se quedan en la manipulación de síntomas, o sea, en el modo de diagnosticar acerca de las carencias y necesidades de la sociedad cubana.
El consenso de juicio conceptual al que el centrismo acude es anterior al hecho mismo, lo cual no armoniza en modo alguno con el equilibrio al que aluden sus teorías. Dicho una vez más a la cubana común: lo mismo con lo mismo; aunque, eso sí, con fuentes no muy claras y más o menos generosas de financiamiento, y una nueva apariencia tecnológica.
[1] V. Anthony Giddens: The Third Way: The Renewal of Social Democracy, Cambridge, 1998 / La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia. Traducción: Pedro Cifuentes Huertas, Santillana S. A., 1999, ISBN: 968-10-0797-7.
[2] Véase, por ejemplo, como apenas dos Consorcios comerciales son dueños de la mayor producción editorial del Planeta en español: Jorge Ángel Hernández: “Consorcios comerciales en la industria del Libro”, Cubaliteraria, Semiosis (en plural), http://www.cubaliteraria.cu/articuloc.php?idarticulo=19848&idcolumna=29
[3] Iztván Mészáros: El desafío y la carga del tiempo histórico. El socialismo en el siglo XXI, Traducción de Eduardo Gasea, Anayansi Jiménez y Gladys Sanz, Vadell Hnos. Editores C.A., Caracas, 2008, 427 pp. ISBN: 978-980-212-465-7.
[4] Véase Elier Ramírez Cañedo: “La tercera vía o el centrismo político en Cuba”, en Cubahora, 29/05/2017 http://www.cubahora.cu/politica/la-tercera-via-o-centrismo-politico-en-cuba
[5] La Enmienda Platt es un apéndice al proyecto de Ley de los Presupuestos del Ejército aprobado por el Congreso de Estados Unidos, e impuesto como parte del texto de la primera Constitución de la República de Cuba, elaborada por la Asamblea Constituyente de 1901, bajo la amenaza de que si no la aceptaba, Cuba seguiría ocupada militarmente. Véase más en EcuRed, https://www.ecured.cu/Enmienda_Platt
La llamada “antipolítica” en Venezuela ha sido más o menos lo mismo en los últimos 30 años. Hoy vemos a los políticos “antipolítica” dirigiendo bandas criminales de seres despersonalizados y “despolitizados”, es decir, muy al centro del cuadro, incendiado hospitales y escuelas, destruyendo todo lo público, inyectando odio y atentando contra su propia integridad. Claro que otra será la realidad cubana. Pero es bueno tenerlo en cuenta…
El imperialismo sabe que en Cuba es difícil plantear una situación de antagonismo entre los revolucionarios y los contrarrevolucionarios. Ello oscurcería ls escena para ello y la aclararía para nosotros. Por ello se esconde tras esa tercera vía. Como siempre se adapta a las condiciones de cada país. Nada nuevo. El peligro radica en la capacidad que tiene esta tercera vía de confundir a los más jóvenes y los despistados. Claro, también se refugian detrás de ella los cobardes oprtunistas de siempre, que estarán con el régimen de turno. Gente sin ideología que no quiere buscarse problemas.
Saludos.
Algo parece estar claro en la puesta en marcha de la tercara vía: se presenta como un proyecto global, intentado trascender las fronteras del sentimiento nacional, qu es también una forma de despolitizar a la masa y hacerla más conformista y dependiente de las normas de consumo
La estrategia de pelear por la izquierda intentando disputarle la legitimidad al socialismo en el poder viene de los más tempranos momentos de la Guerra Fría, para buscar la división entre la mayoría ciudadana que apoya el avance de las transformaciones revolucionarias. Así sobre la base de los errores que necesariamente se cometen en los proyectos humanos, sobre todo si son totalmente nuevos, se insertan como caballos de Troya, no como aporte crítico. Y esa es la diferencia fundamental que distingue al llamado revolucionario incómodo, crítico, creativo, pero también participativo en el proyecto y el sofista de izquierda. Los acólitos del centrismo democrático cumplen buena parte de estos requisitos.
Lo que sí está claro es que no se puede continuar en un estancamiento económico que año tras año es más notable, nuestra industria azucarera que se ha enanizado, un turismo que no logra despegar por condiciones internas y externas, un mundo que como quiera se mueve en un enjambre de nuevos convenios internacionales, que se promueve en nuevas condiciones económicas internacionales el comercio mundial, no podemos seguir pensando en teorías de hace 60 años Yankee returns home, y por otra parte Yankees come home. En fin no a la doble moral, cosas claras para avanzar.
Muy buena la entrevista. No hay mejor vacuna contra el llamado centrismo que el desenmascarar cuál es su principal misión: la de servir de instrumento del imperio para, luego de engañar a los revolucionarios, facilitarle su vieja estrategia del divide y vencerás.
Para Jorge Angel: los centristas q hoy tenemos en Cuba es un tipo de subversión que se camufla de verdadera doctrina socialista para captar simpatía entre los propios revolucionarios.
Una reflexión de Jorge Angel Hdez que me interesa subrayar: mientras los revolucionarios proponemos un debate real, que quiere mejorar el trabajo del estado y las instituciones, los centristas subvierten la crítica y son selectivos en su foco: van contra toda la ejecutoria del gob y por otra parte eluden cualquier enfrentamiento a la hegemonía imperial, incluyendo que casi nunca hablan de la existencia y vigencia del bloqueo de EEUU contra Cuba. Gracias a La Jiribilla por propiciar este debate, que va a las esencias de un fenómeno que quiere abrirse paso en #Cuba hoy con su discurso de supuesta izquierda, y ante el cual los revolucionarios debemos estar alertas.
Ahora le decimos centrismo, pero antes le decíamos quinta columna.
El centrismo en Cuba no es nuevo en su propósito: sigue una línea de subversión contra la Revolución cubana desde 1959 y que ha transitado por todas las formas que en cada momento han previsto desde su seno en Washington, poder duro, suave, de miel o de hiel…
Los centristas no quieren fortalecer nuestra democracia, alternativa, nueva y por eso mismo todavía en construcción, con sus virtudes y defectos pero que no se reduce solo al lugar común de partido único, sino que quieren instaurar o mejor, restaurar la otra democracia, la burguesa, que además ha probado estar en crisis en todo el mundo.
Quiero compartir esta reflexión de Jorge Ángel en la jiribilla: la estrategia centrista es pelear por la izquierda intentando disputarle la legitimidad al socialismo en el poder viene de los más tempranos momentos de la Guerra Fría, para buscar la división entre la mayoría ciudadana que apoya el avance de las transformaciones revolucionarias. Así sobre la base de los errores que necesariamente se cometen en los proyectos humanos, sobre todo si son totalmente nuevos, se insertan como caballos de Troya, no como aporte crítico. Y esa es la diferencia fundamental que distingue al llamado revolucionario incómodo, crítico, creativo, pero también participativo en el proyecto y el sofista de izquierda. Los acólitos del centrismo democrático cumplen buena parte de estos requisitos
Me queda claro que esta nueva tendencia existe. Está tan bien elaborada que logra confundir a aquellos que simpatizan con las críticas o criterios dados en determinados ámbitos. Esta es la mejor estrategia que han adoptado para llegar a nuestro pueblo, la crítica a nuestro sistema no funciona, pero si la crítica mal intencionada y exagerada a nuestros problemas. Ahora bien, ¿Qué hacemos al respecto? Artículos como estos llegan a muy poca gente, y aquellos que carecen de Internet o de hábitos de lectura tienen mejor acceso a críticas bien diseñadas transmitidas de forma offline que a nuestros artículos. ¿Cómo llegarle a los jóvenes de nuestros tiempos? ¿Cómo llegarle a aquellos que han tomado el camino del sector privado en Cuba y ya no asisten a reuniones ni asambleas? Personalmente cree el proyecto Deep Web .CU para llevarle contenido de Internet a cubanos de forma offline mediante una apk de 30 megas. Publico cada semana alrededor de 950 artículos (humor, moda, religión, redes sociales, cubadebate, escritos de Fidel, artículos de la pupila insomne). ¿Creen que he tenido el apoyo de los más interesados?