Pensar la cultura con mentalidad 5.0

Antonio Rodríguez Salvador
29/8/2017

Los antiguos griegos, que gracias a la imaginación legaron memorables arquetipos para casi todas las acciones humanas, se quedaron cortos en su paradigma de la comunicación social. Para ellos, el símbolo de lo mediático fue el heraldo aqueo Estentor, quien era capaz de gritar como 50 hombres. Cuando en la Guerra de Troya la diosa Hera quiso arengar a los griegos, tomó la forma de Estentor y apenas  pudo dirigirse a unos pocos cientos de personas. Sin embargo, dado el supuesto de que los dioses del Olimpo hubiesen contado entonces con Internet, por esa vía hubieran podido entusiasmar a toda la ciudadanía griega, y encima enterar de la epopeya al mundo entero.

Más aún, mediante las redes sociales hubieran centuplicado el valor de la arenga. Gracias a miles de sms, tuitazos, y mensajes de aliento por Facebook, los familiares y demás compatriotas de la retaguardia hubieran levantado mucho más la moral combativa de los aqueos.


Feria Sancti Spiritus, proyecto sociocultural La Guayabera. Foto: Escambray

 

Quiero decir, para entender mejor la magnitud del éxito alcanzado por los organizadores de la Feria Tecnológica La Guayabera 5.0, evento recientemente celebrado en Sancti Spíritus, y que vinculó acciones culturales con nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones, en primer lugar debemos despojarnos de cierto indeseable vicio de lo estentóreo.

O sea, a estas alturas del desarrollo humano ya el impacto de un evento cultural no ha de medirse por la capacidad de capturar a cien o 200 espectadores pasivos en un local, mucho menos por colocar una batería de altavoces que inunden de ruido el vecindario, sino por hacer que ese producto del conocimiento y la sensibilidad llegue a miles, incluso a decenas de miles  de personas vía Internet.

Ciertamente, cualquiera podría pensar que hablo de algo muy lejano o costoso; por eso contaré una anécdota. En la segunda noche de la Feria Tecnológica, se celebró el concierto de Luis Franco, al que asistieron unas cien personas. Sin embargo, grande fue la sorpresa de este talentoso músico habanero cuando Carlos Figueroa, director de la Casa de la Guayabera, lo enteró de que unos mil internautas de todo el mundo lo estaban viendo en directo vía Facebook Live. Pero esto no fue lo más asombroso, sino conocer cómo dicho espectáculo se había estado transmitiendo apenas con la cámara de un celular.

Desde luego, también cualquiera pudiera decirme: La penetración de Internet aún es escasa y cara para el bolsillo medio en Cuba. Esto es verdad, pero también es verdad que, viejas deudas aparte, en los últimos años la situación ha ido cambiando a una velocidad aceptable. Más de cuatro millones de cubanos ya cuentan con líneas telefónicas en sus móviles, mientras que, a la par de extenderse paulatinamente la tecnología 3G, de manera sostenida también se siguen creando áreas wifi por toda la geografía del país.

En cualquier circunstancia, ya va pareciendo hora de que nos insertemos en lo que es común en buena parte del mundo, y la prueba de que, en efecto, esto puede lograrse en el corto plazo, emana de lo visto en la Feria Tecnológica recién finalizada en Sancti Spíritus. Dos razones poderosas así lo aconsejan: tenemos una cultura que despierta interés universal, y sería utópico esperar que de manera espontánea los medios hegemónicos internacionales vayan a divulgarla. Lamentablemente, la realidad indica que si no lo hacemos pronto, y con nuestros propios esfuerzos, esta se irá erosionando de manera indeseable, en tanto lo que penetra y se convierte en moda, con frecuencia viaja en sentido contrario a nuestros valores.

En apariencia, si evaluamos según estándares tradicionales, la Casa de la Guayabera realizó un modesto evento; pero si la evaluación es hecha desde pautas modernas, el resultado es extraordinario. Y debo aclarar: esto no lo digo yo, sino personas muy autorizadas. Por ejemplo, Melchor Gil Morell, uno de los padres de la computación en Cuba, rector fundador de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), actual asesor del ministro de las comunicaciones y la informática, me confesó que un evento como este no tenía precedentes en Cuba. Lo mismo me dijeron Alexis Triana, director del Centro de Comunicación del Ministerio de Cultura, y Yuris Nórido reconocido periodista del Portal Cubasí, y del noticiero cultural de la Televisión Cubana.

En cuanto a la repercusión mediática, una búsqueda en Google de la etiqueta “Feria tecnológica. La Guayabera 5.0”, realizada en el segundo día del evento, arrojaba más de 4 000 entradas. Casi todos los medios cubanos: prensa, radio y televisión se hicieron eco de lo que estaba pasando en Sancti Spíritus. Las noticias, incluso, fueron replicadas por varios medios internacionales.

A la par de esto, miles de internautas del mundo, incluyendo cubanos de otras provincias, asistieron vía redes sociales a conciertos, conferencias, paneles, emisiones de radio y demás actividades programadas. Decenas de videos y cientos de fotos fueron subidos a “la nube” y gracias a la tecnología permanecerán allí por una eternidad.

Terminado el evento, asistí a un espontáneo foro donde la euforia por el éxito alcanzado no impidió soñar con los pies bien anclados en la realidad tangible del país. Para próximas ediciones los organizadores ya imaginan ferias virtuales de libros en formato ebook, obras de teatro trasmitidas para el mundo por Facebook Live, foros de Internet donde participen intelectuales y comunicadores de todo el país; decenas de acciones culturales posibles de realizar empleando un mínimo de recursos.

Un axioma dialéctico afirma que los cambios económicos siempre ocurren más rápidos que los cambios sociales, y esto es algo que no debe ignorarse. Sin embargo, aquí también parece oportuno recordar cierta frase de un hombre especialmente famoso por su capacidad de relativizar reglas en apariencia inamovibles. Dijo Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.