Para pensar y debatir sobre el jazz

Ana María Domínguez Cruz
20/1/2021

El Coloquio Internacional de Jazz Leonardo Acosta in Memoriam suma quince años de existencia y se convierte en el espacio ideal para visibilizar la escena jazzística contemporánea cubana. Justamente ahora, como parte de la edición 36 del Festival Jazz Plaza y en un escenario hostil como el que impone la Covid-19, el evento sesiona de manera online y sirve de puente entre diferentes generaciones de músicos.

 El Coloquio fomenta el diálogo en torno al género y rinde homenaje a reconocidas figuras de la música cubana.
Fotos: Tomadas del perfil de Facebook del evento

 

Su fundadora y directora, la musicóloga Nerys González Bello, sabía bien que con el paso del tiempo el Coloquio devendría un paso superior en la profundización del género en Cuba. Además, es la plataforma idónea para la socialización de resultados de diversas investigaciones sobre el jazz y el intercambio con figuras de renombre internacional.

En su edición 16, organizada para su difusión online a través de diferentes plataformas digitales —canal de Youtube del Ministerio de Cultura, StreamingCuba, entre otras— se le rendirá homenaje merecido a Armando Romeu, Leonardo Acosta, Frank Emilio Flynn, Chico O’ Farrill, Cándido Camero, Emiliano Salvador, Miguel Faílde y Chucho Valdés.

Durante la primera jornada, que tuvo lugar este martes, el Coloquio inició sus transmisiones con el panel “Eterno presente de Miguel Faílde: el danzón en el jazz”. El conversatorio contó con la participación de su sobrino tataranieto Ethiel Faílde, flautista, compositor y líder de la agrupación que defiende el legado de su predecesor; Janio Abreu, clarinetista, compositor, arreglista y productor musical, director de Aire de Concierto, y Harold López-Nussa, pianista, compositor, arreglista y también productor musical.

La musicóloga Nerys González Bello junto a Harold López-Nussa, Janio Abreu y Ethiel Faílde.
 

Los tres coincidieron en que hacer danzón en el siglo actual no es cosa fácil. Se trata de un género dúctil que permite acoplarse a otras sonoridades y que ha sido incluido en su repertorio dada la importancia que le reconocen dentro del panorama musical del país.

Ethiel rememoró la fundación de su orquesta el 14 de abril de 2012: “Vamos a contracorriente haciendo música tradicional cubana en estos tiempos, aunque la presentemos con aires contemporáneos. Trabajo con músicos jóvenes, de 16 a 39 años; aprendemos, crecemos y, sobre todo, defendemos una tradición”.

Comentó que en la historia de su familia se desconocía buena parte de la historia musical de Miguel Faílde, “sin olvidar que para ellos era preferible una profesión y no ser músico, porque no se veía como tal. Por eso he querido revitalizar todo lo que hizo —que no solo fueron danzones— y traerlo a la visión contemporánea”. Reveló que se encuentra inmerso en la producción del disco Joyas inéditas, en el que compila danzones desde 1883 respetando la esencia de cada tema, si bien la orquestación remite a la sonoridad actual.

Janio Abreu confesó que en su etapa de estudiante le resultó muy inquietante que la flauta hubiera destronado al clarinete. “Muchos abandonaban el instrumento y se dedicaban al saxofón. Yo no quise hacerlo. Empecé por el danzón, y cuando estudié y vi que antiguamente los líderes de orquestas eran flautistas, con un fuerte dominio de la técnica, quise volver a esas páginas de la música cubana y traerlas a la contemporaneidad, sin alejarme del clarinete. Incluí danzones en mi repertorio, gracias también al trabajo de conjunto con el pianista Alejandro Falcón, y me alegro de haberlo hecho”.

Abreu comentó sobre la cátedra de música cubana Moisés Simons y valoró de muy positiva la iniciativa, “porque los estudiantes deben tener desde el primer año una formación armónica sobre la base de la música cubana. Allí conocen que el cubano Alberto Socarrás fue el primer músico en realizar un solo de jazz con la flauta, en Estados Unidos, y mucho más”.

Harold López-Nussa, heredero de una familia musical que siempre ha incluido el danzón en su repertorio, agradece la influencia de su tío Ernán. “Mi tío influyó mucho en mi acercamiento a ese género, porque siempre ha sido un estudioso del danzón; de cómo tocarlo en el piano, sus frases, los sonidos, sus improvisaciones, etc. Sus fusiones con el ragtime, por ejemplo, ligado al danzón, son impresionantes. Ha sido una inspiración para mí”. Ponderó el interés por el estudio de nuestras raíces, aun cuando se trabaje en las sonoridades contemporáneas. Coincidió en que en la formación académica de los músicos en nuestras escuelas debe incluirse la música popular y, por supuesto, el acercamiento a este género.

El encuentro fue la ocasión propicia para abordar las conexiones entre el jazz y el danzón.
 

El panel concluyó de la mejor manera, con música. A trío, los participantes interpretaron “Linda cubana”, de Antonio María Romeu y Fernando Brito. El Coloquio incluyó conciertos y la clase magistral del saxofonista estadounidense Victor Goines en la sesión Sembrando la semilla.

Además, tuvo lugar un segundo panel dedicado al investigador, historiador, periodista, ensayista, saxofonista y musicólogo cubano Leonardo Acosta. De quien fuera distinguido con el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nacional de Música conversaron el periodista José Dos Santos, escritor del programa radial La esquina del jazz y creador del sitio D’Cubajazz; Pedro de la Hoz, periodista y vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y el músico Janio Abreu.

Se refirieron a Leonardo Acosta como un intelectual múltiple, cuya obra bibliográfica marcó la historia de la música cubana. Dos Santos destacó su versatilidad fecunda. De la Hoz, quien fuera amigo de Leonardo Acosta, recordó que era un hombre de cultura enciclopédica, con desempeño impresionante en la música, el periodismo y la musicología: “Era un hombre del Renacimiento, pero no desde la erudición fría, sino desde la unión con la vida. Su padre José Manuel y su tío Agustín también eran cultos, sabios, figuras imprescindibles de la cultura cubana”. Asimismo, valoró su visión integral de la cultura y su sentido desacralizador, “porque nunca trabajó para armar altares, todo lo reducía a una escala muy humana”.

Janio Abreu interpretó, como colofón, “Take the ‘A’ train”, clásico estándar de la banda de Duke Ellington, “con extraordinaria calidez, creatividad, impecable ejecución y naturalidad”, según calificó Dos Santos, como homenaje personal al Acosta imprescindible de la cultura cubana.

La segunda jornada del Coloquio propone este miércoles el panel “Armando Romeu González: un maestro cubano del jazz”, en ocasión del aniversario 110 de su natalicio, con la intervención de Bobby Carcassés, Mario Romeu y Miguel Ángel García.  

Seguidamente, la sesión Pensar el jazz abordará “La escuela cubana de metales en el jazz”, con la participación del trombonista Eduardo Sandoval, el trompetista Roberto García y el saxofonista Michel Herrera. Seguirán las clases magistrales dedicadas al desempeño de los instrumentos de viento en sesiones de grabación y en vivo, y al uso de lo electrónico en el jazz.