Nuevas voces en La Habana

Camila López Rodríguez
13/10/2016

Recién concluye una jornada mágica en La Habana. Plagado de humor comenzó el pasado 30 de septiembre un festival novedoso y seductor, que cautivó las miradas de un público ávido de nuevas propuestas. Dedicados a un tipo de voz muy peculiar: la del contratenor; conciertos, conferencias, clases magistrales, exposiciones y ciclos de videos amenizaron diez de los días de esta ciudad.

Durante los últimos tiempos la figura del contratenor ha cobrado una relevante importancia en el panorama de la música internacional. Sensuales, surreales y seductoras se han volcado estas voces sobre escenarios de distintas latitudes del mundo.

Durante los últimos tiempos la figura del contratenor ha cobrado una relevante importancia en el panorama de la música internacional. Sensuales, surreales y seductoras se han volcado estas voces sobre escenarios de distintas latitudes del mundo. En esta ocasión, fue la capital cubana el espacio donde un elenco conformado por grandes intérpretes hizo gala de su virtuosismo. 

Sin lugar a duda, los conciertos estuvieron entre las actividades más aclamadas por el público asistente al evento. El Festival Contratenores del Mundo, único en su tipo, contó con artistas de la talla de Artur Stefanowicz (Polonia), Daniel Taylor (Canadá), Xavier Sabata (España), Manuel Brás Da Costa (Portugal), Riccardo Angelo Strano (Italia), Darryl Taylor (Estados Unidos), Rodrigo Ferreira (Brasil), Lesby Bautista (Cuba) y Frank Ledesma (Cuba); sin descuidar las intervenciones excepcionales de la soprano Yulia Van Doren (Rusia-Estados Unidos) y del Maestro Leo Brouwer; o el acompañamiento de músicos cubanos como Moisés Santiesteban y Yanner Rascón, y Ronan Khalil (Francia).


Fotos: Kike

Las ovaciones inundaron las salas en donde el programa tomó lugar. Sobre las siete y las nueve de la noche de cada uno de los días, resonaron con aplausos las paredes del Teatro Martí o del Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. Para los espectadores, los espectáculos se convirtieron en clases magistrales ofrecidas por los artistas, quienes combinaron el oficio del canto con dotes de simpatía y magisterio.

Desde un primer momento en el que la risa se imbricó con las más elaboradas  expresiones musicales, se logró el tan aclamado “maridaje perfecto de músicas inteligentes”.
Desde un primer momento en el que la risa se imbricó con las más elaboradas  expresiones musicales, se logró el tan aclamado “maridaje perfecto de músicas inteligentes”, como versa el slogan de los eventos liderados por el Maestro Leo Brouwer. Continuador de Les voix humaines, celebrado el año pasado, este festival evidenció una vez más lo acertado de sus propuestas. 

El panorama musical, tanto al interior de la Isla como en el ámbito internacional, carecía de un evento que amparara las voces de los contratenores. Por primera vez, sesionó un programa multidisciplinario que integró artes visuales, literarias, escénicas, apostando por la diversidad artística, y cuyo eje central se mantuvo enfocado en este registro tan peculiar de las voces masculinas.

La gala inaugural fue todo un reto para sus organizadores. Contó con la presencia de destacados humoristas como Osvaldo Doimeadiós, Rigoberto Ferrera y Quique Quiñones, quienes junto a la excelencia de Harold López-Nussa, Frank Ledesma y Lesby Bautista, bailarines y otros artistas bajo la dirección de Brouwer, dieron inicio a una intensa jornada que revolucionó el panorama cultural habanero.


 

Desde los primeros días la agenda fue apretada e intensas las presentaciones. Esto último lo evidencia el concierto ofrecido por el contratenor canadiense Daniel Taylor, acompañado por la soprano ruso-estadounidense Yulia Van Doren y el pianista, igualmente de Canadá, Steven Philcox.

Taylor y Van Doren hicieron del momento una experiencia inolvidable que queda recogida bajo el rótulo de Handel Love Duets. Frente a un público habituado a las típicas presentaciones de soprano-tenor, mezzo-tenor, barítono-soprano, se dispuso este dueto singular. Despedidas, amor, seducción y abandono fueron transmitidos por estos intérpretes, quienes se transmutaron en doncella y caballero, Almirena y Rinaldo, Rodelinda y Bertarido, Seleuce y Tolomeo, Cleopatra y Julio César.

Fue Lascia Ch´io Pianga, a cargo de la soprano, uno de los pasajes más emotivos de la noche, a la vez que evidenció las posibilidades de la cantante, cuyo color vocal engarzaba de forma magistral con las piezas barrocas que estaban siendo interpretadas. De la ópera Rinaldo, a la que pertenece este tema, también fueron seleccionadas otras piezas, así como de diferentes producciones operísticas de Georg Friedrich Händel, entre las que sobresalen Rodelinda, Regina de´Longobardi, Giulio Cesare en Egipto y Tolomeo, rey de Egipto.


 

Los timbres de ambos intérpretes se entrelazaron con maestría ofreciendo una selección de las mejores muestras de las creaciones del compositor alemán y, en general, de la expresión musical del período Barroco. Y si de Barroco se está hablando, igualmente resulta necesario mencionar la presentación del español Xavier Sabata.

Este contratenor, para quien su presencia en el festival ha sido “un honor”, protagonizó un programa en el que se escuchó parte del repertorio de autores barrocos, entre los que resaltan Girolamo Frescobaldi y Claudio Monteverdi, así como una pieza española anónima del siglo XVII. Claro, penetrante y dotado de una voz de gran fuerza, Sabata demuestra un dominio exquisito de la técnica. Con che suavitá fue un muestrario de ópera barroca, género musical que se bandeó airoso por las cortes y teatros europeos entre los siglos XVII y XVIII.
Como la diversidad era presupuesto cardinal del evento, en los predios teatrales encontramos también piezas procedentes de otras regiones y espacios temporales.

Como la diversidad era presupuesto cardinal del evento, en los predios teatrales encontramos también piezas procedentes de otras regiones y espacios temporales. A love letter from a brother certifica la variedad temática del evento. Darryl Taylor fue el protagonista en esta ocasión. Acompañado magistralmente por el joven pianista cubano Yanner Rascón, quien destacó por su ejecución, el concierto conjugó el buen gusto con una interpretación de excelencia.

Las piezas seleccionadas forman parte del repertorio musical de Estados Unidos, denotando un programa de gran exigencia. La solidez de la técnica y el vasto conocimiento de los textos, junto a la visualización de un intérprete que se desenvolvió con gran sobriedad y carisma sobre el escenario, certificaron la presencia de grandes profesionales.

El primer bloque presentado estuvo compuesto por obras de Lori Laitman, escritas especialmente para este timbre de voz. Taylor, quien fuera miembro del jurado en el pasado certamen de contratenores, exhibió también dentro del programa piezas de Robert Owens, George Gershwin, así como algunos temas espirituales típicos de su país. Su maestría radicó precisamente en la complejidad melódica y armónica de lo interpretado, composiciones inscritas temporalmente entre los siglos XX y XXI, que exigen del intérprete condiciones vocales exquisitas y una perfecta técnica respiratoria.

De igual forma, se presentó para ofrecernos algo bien típico de su tierra, acompañado por el pianista francés Ronan Khalil, el brasileño Rodrigo Ferreira. La agilidad y los matices de su interpretación, así como la simpatía desbordada en el teatro fueron pautas que marcaron su puesta en escena.

Como parte del festival Les Voix Humaines, este contratenor se había presentado el pasado año en La Habana con un repertorio compuesto por piezas de Henry Purcell y John Jenkins, entre otros. En esta ocasión, volvió a la sala del Teatro Martí feliz de tener la oportunidad de cantar en su idioma natal y ser portavoz de la diversidad cultural del Brasil.

Tan original como la propia palabra que encabeza el título del concierto Saudades do Brasil, cuya traducción literal a cualquier otro idioma resulta inexistente, se comportó el programa. Una presentación marcada por un halo nostálgico, por el deseo hacia aquello que más se añora, fue conformada por piezas de Heitor Villalobos, Claudio Santoro, Marlos Nobre, entre otros nombres. El repertorio recorrió la zona central de Brasil; el nordeste, en donde se practican religiones como el Candomble, la Santería; la zona más urbana, e historias y leyendas de los nativos.


La intensidad y el paso acelerado marcaron los días del evento, que también rindió homenaje a Wolfang Amadeus Mozart por su 260 aniversario y a Manuel de Falla por cumplirse 140 años de su natalicio.

La intensidad y el paso acelerado marcaron los días del evento, que también rindió homenaje a Wolfang Amadeus Mozart por su 260 aniversario y a Manuel de Falla por cumplirse 140 años de su natalicio. Precisamente a este último estuvo dedicado el cierre del Festival Contratenores del Mundo.

El concierto final, celebrado el domingo 9 de octubre, contó con un repertorio de piezas de este compositor español, que en su mayoría resultan desconocidas. Falla es una de las grandes figuras de inicios del siglo XX junto a otros compositores como Bela Bartok, Igor Stravinski y Maurice Ravel. Su búsqueda en las músicas populares preflamencas y el propio flamenco que emerge en el siglo XIX son fuentes de las que bebió, dando como resultado un producto original que llegó hasta nuestros oídos bajo la batuta del Maestro Leo Brouwer, quien ha sido un fehaciente estudioso de la obra del compositor de El Amor Brujo o El Sombrero de los Tres Picos.

Las obras interpretadas evidenciaron la simbiosis entre el costumbrismo y lo popular, haciendo eco de elementos que han marcado el desarrollo de la música más española.


 

Meritorio resulta el trabajo de los jóvenes intérpretes, tanto de los dos contratenores que protagonizaron la velada: Lesby Bautista, ganador del Certamen que recién finalizó con motivo del propio evento, y Frank Ledesma, quien fue el galardonado en la primera edición del concurso; como de los instrumentistas que integraron la Orquesta de Cámara de La Habana, los quintetos de viento Santa Cecilia y Ventus Habana, así como otros músicos que conformaron el elenco. Cada uno desde su posición se enfrentó a la dificultad que implica interpretar piezas caracterizadas por un alto nivel de tecnicidad y composición.

De la voz de los jóvenes cantantes emanaron canciones tradicionales en las que fue posible evidenciar la presencia de los elementos de la música popular preflamenca y flamenca de los que se valía Falla en sus composiciones. De igual forma, fue interpretado con gran tino el Concerto para clave, flauta, oboe, clarinete, violín y cello, cuyo carácter rítmico-tonal y melódico-armónico se halla en las raíces de la música hispánica, caracterizado por las variaciones sobre un mismo tema musical.


 

Siete canciones populares elaboradas para voz y orquesta fue precisamente el cierre con broche de oro del evento. Frank Ledesma fue el encargado de dar “el adiós” en esta ocasión. Dichas piezas, consideradas entre las máximas expresiones del Nacionalismo español, le permitieron lucir una vez más la potencia de una voz que siempre logra sorprendernos. Su exquisita técnica vocal, el color de su timbre y su proyección en escena cautivan al público tanto novato como experto en la materia.

El campo de la música y del desarrollo artístico en general están ávidos de proyectos como este. La Oficina del maestro Leo Brouwer ha dado la oportunidad de compartir experiencias, criterios y saberes, actualizarnos con una práctica que cada día se fortalece más y descubrir nuevas voces en La Habana.