No vamos a callar

Aimelys Díaz
12/7/2017

“Reflexionemos y construyamos entre todos nuevas ideas y propósitos a partir de los modelos de gestión y de producción”. Con esta invitación, Eberto García, máximo organizador de Traspasos Escénicos, comenzó la primera mesa de los coloquios en esta edición. Cada año, con Traspasos, llego al aula magna a escuchar, escribir y pensar. Me complace ver rostros ya conocidos, otros no tanto, y también extraño mucho a algunos que desde el inicio comenzaron esta travesía.

En una metáfora con las alianzas entre creadores y proyectos, y su fuerte repercusión en diversos ámbitos, las sesiones vespertinas tuvieron el rótulo de In–pactos. Impactar, chocar, transitar entre ideas y discursos fueron líneas de acción de cada invitado y asistente a los coloquios. Más que temas por abordar, fueron las preguntas las que marcaron el viaje.


Jacuzzi. Foto: Abel Carmenate

¿Qué entendemos como modos de producción?, ¿qué lugar ocupa el teatro en las preferencias culturales? ¿Cómo es el contexto en que se desarrolla el teatro? fueron algunas de las cuestiones que introdujo la maestra y especialista en economía de la cultura Tania García, quien brindó un acercamiento desde otra perspectiva al fenómeno de la producción cultural como sector económico, basado en resultados de encuestas y estadísticas. “El diálogo también puede observarse como un mecanismo de producción”, apuntó García.

A la especialista del Instituto Juan Marinello se unió el director del grupo matancero Teatro el Portazo, Pedro Franco, quien desde su dirección escénica también dialoga. El acto de dialogar siempre me ha resultado esencial cuando de teatro se habla, cuando de relaciones humanas se trata. Rodeados, a veces, de tanta imposición y criterios absolutos, invadidos por el individualismo y la enajenación, espacios como el generado en los coloquios resultan esenciales.

Junto a Tania García, Pedro Franco y otros invitados cubanos, numerosos invitados llegados de diversas naciones compartieron sus experiencias de trabajo y de vida en los diferentes contextos en los que se desarrollan. Tomé consciencia, pues en ocasiones puede olvidarse, de la relación directa entre la creación y el contexto en que se desarrolla. ¿La autogestión es una utopía? ¿Hasta qué punto la creación resulta totalmente independiente de las instituciones?

Realidades diversas se vieron, como la de Pepe Bablé, director del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (FIT) y de dos grupos teatrales, quien afirmó ser de un país donde la autogestión es una utopía. Por otro lado, en un contexto tan diferente al español como resulta el mexicano, aproximadamente hace diez años, el actor y director Damián Cervantes, junto a otros compañeros de la carrera de actuación crearon su grupo Vaca 35 basados en la autogestión, por eso su nombre, pues surgieron mediante la aportación de 35 pesos mexicanos con los que cada uno de sus integrantes aportaban semanalmente para un fondo común, una “vaquita”. Serán cuatro años de que llegaron por primera vez a compartir esa singular experiencia durante la pasada edición del Encuentro de Pensamiento y Creación Joven Casa Tomada celebrado en la Casa de las Américas en 2013; evento en el que nos hicieron partícipes de una experiencia teatral singular concebida para un espacio no teatral, la pieza Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y las ganas de triunfar.

Ya Vaca 35 no es el mismo, ha variado sus maneras de producir, ahora sí cuenta con apoyo de algunas instituciones, y entre las líneas de trabajo que ha implementado es la apuesta por los jóvenes creadores a los que les brindan una vaquita de dinero y una asesoría al trabajo.

Pero ¿de qué o de quiénes somos independientes? ¿De las instituciones? ¿De una cartelera teatral? ¿De los públicos? ¿De algún modo, siempre somos dependientes? ¿Cuáles son las alternativas independientes que podemos encontrar para la circulación de los productos artísticos? “El simple hecho de preocupación por encontrar las vías de circulación ya es una acción de gestión”, afirmó Pedro Franco quien ha hecho de su montaje CCPC Cuban Coffee by Portazos Cooperative, una experiencia de calidad teatral, pero también de circulación por Cuba y otras naciones. “Lo importante es la circulación de las obras, pues no solo deben tener un valor espiritual sino también productivo”.


Foto: Abel Carmenate

La escena teatral se observó como fenómeno productivo, como “servicio público”, al decir del director de Argos Teatro, Carlos Celdrán. “En mi ciudad, en mi contexto, el productor es un resolvedor de cosas”, afirmó el creador cubano a partir de su experiencia de más de 20 años en el ámbito teatral. Más allá de gestionar; resolver, a veces con las alternativas menos pensadas. Y pienso en Rubén, esencial “resolvedor de cosas” de Traspasos Escénicos, a quien, como a la bailarina y directora de Danza Abierta, Susana Pous, el No, no lo paraliza.

Cada invitado señaló cómo a pesar de las dificultades han encontrado vías de diálogo con las instituciones, para ello “tenemos que estar fuertes”, sentenció la gestora colombiana Consuelo Salas, para la que no solo es educar y gestionar públicos, lo importante es mantenerlos. Atraer a los públicos o ir hacia ellos, fueron dinámicas analizadas en relación directa con los espacios y el género teatral.

Una muestra fue la experiencia de la creadora brasileña Alice Possani, integrante de Matula Teatro. Los miembros del colectivo de Campinas, Sao Paulo, observan el teatro como creación relacionada directamente con una comunidad determinada, ejemplo es su trabajo con mujeres de ambientes rurales.

Otro ejemplo, diferente resultan las estrategias para llegar a los públicos de la Temporada de Teatro Latinoamericano y Caribeño Mayo Teatral, explicada en detalle por su máxima organizadora Vivian Martínez Tabares, directora de la Dirección de Teatro de la Casa de las Américas. Hace cuatro años formo parte de la organización del evento y como la investigadora y crítico acotó, considero fundamental las alianzas que la institución y el propio Mayo Teatral han creado para continuar su bregar cada dos años.

Las tardes fueron espacios de diálogo convergente y disímil. Más que coloquio, In-pactos fue un ágora de ideas, de encuentro, tan necesario en las relaciones de producción escénica. Como siempre, hubo invitados ausentes que podrían influir —o no— en el diálogo. Sin embargo, contenidos esenciales en torno a la producción y a la gestión, los mecanismos de promoción, la formación y educación de diversos públicos confluyeron en este convivio desde el pensamiento generador y constructivo.

Nuestras realidades tienen semejanzas, pero a la vez, son tan múltiples, tan diversas, tan complejas, tan irreverentes como nuestro teatro, eso es lo que nos une, lo que enriquece cada coloquio.

Salgo del Aula Magna y contemplo el ISA, nuestro Instituto Superior de las Artes, veo a Traspasos, muestra enorme de la batalla para no callar. A la guía de Eberto y a todos los organizadores de Traspasos, a los que de alguna manera forman parte de este camino, Gracias.