Moral y cultura de hacer política

Armando Hart Dávalos / Fotos: J. C. Borjas
28/1/2016

Distinguidos invitados,

Delegados y participantes venidos desde todas las regiones del mundo,

Queridas amigas y amigos:

Ante todo, reciban mi saludo afectuoso y el agradecimiento del pueblo de Cuba —que les hago llegar— por haber respondido a la convocatoria de esta II Conferencia Internacional “Con todos y para el bien de todos”, como parte del proyecto José Martí de Solidaridad Mundial auspiciado por la UNESCO.

Sucesivas conferencias internacionales celebradas bajo este rubro, desde el año 2003, se han convertido en el más amplio foro de pensamiento plural para la exposición y debate de los acuciantes problemas de la humanidad, incluida la amenaza medioambiental de los cambios climáticos y sus consecuencias.

Esta Conferencia que iniciamos tiene lugar en momentos particularmente convulsos y peligrosos para el mundo, caracterizados por la pérdida sucesiva de los más elementales principios que garanticen la paz y la seguridad internacionales; el irrespeto a instituciones que hasta el momento —en mayor o menor medida— los habían tutelado y una profunda crisis generalizada de carácter intelectual y cultural, política y económica pero, por sobre todas las cosas, ética y moral, que busca hacerse irreversible.

Ética, moral y cultura de hacer política resultan indispensables en el momento actual —como nunca antes— para derrotar el proyecto global del imperialismo, que emplea simultáneamente recursos violentos y pacíficos, según le sea conveniente.

En este sentido, América Latina y el Caribe son un escenario priorizado por el imperio en sus esfuerzos por asegurarlo como “patio trasero” y aquí pone en juego de manera sucia y sin escrúpulos todas sus posibilidades. Es necesario enfrentarlas con unidad, sabiduría, voluntad política, decisión inquebrantable y plena confianza en las masas populares.

La proclamación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, efectuada en la II Conferencia Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) celebrada en La Habana, Cuba, el 27 y 28 de enero de 2014, constituyó no solo un acontecimiento histórico con marcada influencia global asumido por consenso de los 33 países que conforman nuestra región, sino que se convirtió también en un encomiable ejemplo de unidad en la diversidad.

Dijo Martí que “el porvenir es la paz”. Corresponde a nosotros, los martianos de América Latina y el Caribe, situarnos a la cabeza de un esfuerzo especial y sostenido que apoye esa condición de Zona de Paz de Nuestra América como garantía de soberanía, autodeterminación e integración.

Por nuestra parte, la Sociedad Cultural José Martí y el Movimiento Juvenil Martiano tienen incluidos ya entre sus objetivos fundamentales de trabajo ese propósito patriótico y esencialmente martiano, que es una contribución latinoamericana y caribeña al mundo de paz reclamado hoy con necesidad y urgencia.

Estoy seguro de que esta Conferencia nos ayudará, desde los diferentes puntos de vista y la pluralidad de ideas, mediante la cosmovisión martiana —que es por definición ética y moral— a vislumbrar con mayor exactitud los retos de la humanidad en esta difícil coyuntura y a examinar las diferentes y posibles vías para superarla, “con todos y para el bien de todos”.

Hasta la victoria siempre