Mis amigas lloran o esa pasión sin límites por la televisión

Ana María Domínguez Cruz
2/3/2018

Cuatro amigas se reencuentran después de 23 años y en el clima íntimo que amerita esta vivencia, conversan de lo que ha sucedido en sus vidas durante ese tiempo y apelan al apoyo entre ellas para afrontar lo que está por llegar.

Que esas cuatro amigas sean asumidas por las actrices cubanas Luisa María Jiménez, Amarilys Núñez, Yasmín Gómez y Edith Massola es, sin dudas, un acierto de este primer largometraje de ficción que dirige Magda González Grau, en el que también se incluyen las actuaciones especiales de Paula Alí, Patricio Wood y Roque Moreno. El estreno fue en el cine Charles Chaplin, el 28 de febrero.

protagonistas del film ¿Por qué lloran mis amigas?
Protagonistas de ¿Por qué lloran mis amigas? Fuente: Portal de la TV cubana

 

En conversación con La Jiribilla, González Grau subraya que le interesó, ante todo, presentar en ¿Por qué lloran mis amigas? esta madeja de conflictos femeninos en un ambiente minimalista, lo que no es muy común en el cine cubano, “en el que tanto se explotan las bellezas de los paisajes naturales y de las ciudades, e incluso las estéticas de ambientes corroídos. En este filme no hay exteriores porque consideré que la historia no lo necesitaba. Estoy muy satisfecha con el resultado estético y actoral.”

Como ha sucedido en trabajos anteriores, alumnos de la FAMCA se sumaron al proyecto de González Grau, “porque ese aprendizaje práctico es necesario para su formación”.  

¿Por qué esperó tanto tiempo para dirigir su primer largometraje de ficción?

No tengo la respuesta exacta. Supongo que me tomé todo el tiempo que consideré que hacía falta. De todos modos, creo que hago lo mismo que he hecho en otros trabajos previos: contar historias.

Sin embargo, su experiencia en la dirección de actores es vasta, si partimos de sus inicios en el Departamento de Doblaje de la Televisión Cubana…

Empecé por el subtitulaje, cuando se llamaba Departamento de Sincronización. Se subtitulaba al español y el doblaje llevaba dirección de actores y ajuste de diálogos. Nos preparamos para eso Jorge González y yo, nunca voy a olvidarlo, mi primer jefe. Me encantó dirigir actores, construir personajes, algo excepcionalmente creativo. Tal vez por eso hago ahora ficción.

La dirección de actores a partir de las voces es muy fuerte…los subtextos, la cadencia, entre otros aspectos. Me ha ayudado mucho para dirigir actores después en mis obras de ficción. A veces los directores se distraen con las acciones físicas pero lo más importante es lo que se dice y de la manera en la que se dice. Las acciones físicas acompañan esas palabras pero los textos y los subtextos traen sentimientos, estados de ánimo. Para mí fue muy positivo comenzar por la voz. Seguro le pasa igual a los directores de radio. Después la puesta en escena me resulta más fácil, una vez que tengo claro lo que dicen y cómo lo dicen.

A la par de esos diez años en el Doblaje realicé documentales gracias a Gloria Torres. Ella me convocó y viajamos a la Isla de la Juventud a hacer un documental sobre el sucu suco, entre otros materiales. De ahí vino mi primer premio Caracol y de la AHS.

Después, durante el doblaje de Las honradas, su director Jackie Ortega quedó impresionado, me dijo, con lo que yo hacía desde la dirección de actores. Me preguntó si me interesaba hacer ficción en televisión. Entonces me sumé a El año que viene como directora asistente. En el transcurso de la pre-filmación, se dividieron los equipos, quedé como directora, y ese fue realmente mi primer trabajo de ficción. Me enfrenté a una puesta en escena con todos los prejuicios que lleva ser mujer en un mundo dominado por hombres. Fue una prueba muy difícil, pero afortunadamente la vencí. Después me fue más fácil.

¿Su estancia posterior en Colombia le cambió la mirada en cuanto a las dinámicas de creación y producción?

Aprendí mucho. Fui a hacer algo diferente. Los cubanos contribuimos a la fundación de la televisión colombiana. Fui a fundar un canal que se llamó Señal Colombia, se publicaban convocatorias para escoger los proyectos, se organizaba la parrilla con lo mejor y la producción se hacía fuera del canal. Nos tocaba valorar si los programas semanales tenían la calidad necesaria.

Ese trabajo nos dio mucha vista porque en una sola mirada había que detectar errores y hacer dictámenes. Fue un ejercicio muy interesante que me dotó de herramientas importantes. Me ha ayudado mucho incluso a ver defectos en mis propias obras.

Al regresar a Cuba se quería rescatar el espacio El cuento. Hicimos un proyecto, muchos directores de ficción trabajaron en esta nueva etapa del programa. Seleccionamos autores y cuentos de diferentes países. Es lamentable que aún no se inunde ese espacio con más propuestas.

Cuando se tienen vacíos, como ese, se culpa al factor económico…

Yo no dudo que el tema económico haya incidido en que la producción esté deprimida pero se puede organizar y planificar mejor. Quizás hubo telefilmes que superaron el presupuesto, o se hicieron productos muy costosos, pero esa no es la única razón.

La ficción se basa en el guión y las actuaciones. No han cambiado las tarifas de pago de los actores, y los tenemos. Hay que escoger producciones que sean factibles. No puede ser que en el verano salgan tres estrenos, que El cuento ya no exista y que los teleteatros escaseen. Llegamos a tener muchos de cada género en otra época, hay que potenciar ese tipo de programas que denominamos unitarios de ficción, porque abren nuevas fuentes de empleo para directores y actores y, sobre todo, le bridan al espectador una variedad de temas, de lenguajes y de estéticas, que además de disfrutarlas, las necesita.

Lo sustituimos todo por una programación extranjera y dejamos a un lado nuestra riqueza. Hay que planificar todo eso y no abandonar esa producción que la población extraña y pide.

El guión tiene más del 50 por ciento del éxito o el fracaso de una propuesta… ¿también escasean?

Aunque no existe una escuela formadora para guionistas, hay muchos talentos que hacen sus proyectos, de los cuales hay que tomar los mejores y asesorar aquellos que pueden llegar a serlo. En la FAMCA los directores aprenden a hacer guiones. En Teatrología en el ISA se maneja la dramaturgia. Si hubiera una política coherente para incentivar este tipo de productos, tendríamos más y mejores guionistas.

Hace poco modificamos la ley de Derecho de Autor porque se le pagaba muy poco a los guionistas. La creación colectiva en el mundo se explota mucho pero no lo teníamos reflejado antes en la ley en Cuba. El trabajo en equipo es fundamental. Hay una cabeza rectora, es cierto,  pero los demás aportan con sus ideas. Hay que estimular eso, será una ganancia neta para la televisión cubana.


Me enfrenté a una puesta en escena con todos los prejuicios que lleva ser
mujer en un mundo dominado por hombres. Fuente: Juventud Rebelde

 

¿Dirigirá una telenovela, en algún momento?

La telenovela lleva mucho trabajo, mucha experiencia. No sé si esté preparada para eso. Por ahora planeo una serie corta que se llama Calendario. Amilkar Salatti la escribe, estoy muy entusiasmada con ese proyecto porque se aborda el tema de los maestros, que son quienes más tiempo pasan con los jóvenes y adolescentes. A ese público me interesa darle muchas posibilidades, por eso me enrolé en Una calle, mil caminos, con sus temáticas tan diversas y necesarias.

El año pasado tuve una gran oportunidad cuando me llamaron de la Oficina del Historiador de la Ciudad para hacer un documental sobre el trabajo que se hace en el anfiteatro de la Habana Vieja con su director Alfonso Menéndez. Así exploré el estado del teatro musical en Cuba actualmente. Nacer todos los días se estrenará en el mes de marzo en la televisión.

Cabe la pregunta entonces… ¿otra vez el factor económico incide en que no se estimule el teatro musical en Cuba?

Tampoco lo creo. En el documental se habla de prejuicios relacionados con las lentejuelas y las plumas, como si se tratara de algo banal y ligero. Una estética alejada de lo que debemos promover para la cultura del pueblo cubano, así lo plantea. El documental destruye ese mito.

Realmente en un país tan musical eso no se entiende. El teatro de este tipo contribuye a la formación integral de los actores,  los obliga a aprender de todo. Tal vez faltan los guionistas interesados, sumar más directores que asumen una puesta en escena con esas características, más apoyo…Siento que a veces se apuesta por productos que no tienen trascendencia, en la televisión también sucede.