Martin Luther King Jr., comentarios a una vida y su legado

Víctor Fowler
24/1/2021

I

El 1ro. de diciembre de 1955, durante un viaje en autobús público en la ciudad de Montgomery (Alabama), una costurera negra de 42 años llamada Rosa Parks se negó a entregar a un hombre blanco el asiento en el cual estaba sentada. Los códigos de comportamiento segregado para la fecha incluían el que las personas negras (en los estados del sur) pagasen su boleto subiendo por la puerta delantera, donde se encontraba el chofer, descendiesen para volver a entrar al ómnibus ahora por la puerta trasera y que solo entonces buscasen acomodo en los asientos del fondo; es decir, que a las personas negras ni siquiera les estaba permitido atravesar, entre viajeros de raza blanca, el pasillo del autobús hasta llegar a la parte de atrás. En caso de actuar en otra forma, por ejemplo, quedándose sentado (que fue lo que hizo Parks), el conductor ―quien, con mucha probabilidad, ofendería a quien cometiese la infracción― debía de llamar a la policía para llevar detenido a la Estación y, más tarde, juzgar y sancionar al negro o negra lo bastante insensato como para violar las normas. Poco más de diez años antes, la propia Parks había tenido un altercado cuando, luego de pagar, se negó a entrar por la puerta trasera; en aquella ocasión, antes que ser arrestada, Parks prefirió abandonar el ómnibus.

“La segregación en los teatros, restaurantes, hoteles y autobuses era una constante irritación en la vida cotidiana y una insultante molestia”. Fotos: Internet
 

El anterior episodio es conocido como uno de los momentos principales, el detonante, de una protesta de líderes y, en general, manifestantes negros que ―opuestos a esta práctica segregacionista― mantuvieron un boicot contra la compañía que se extendió, heroicamente, a lo largo de un año y que llamaría la atención de los medios masivos de comunicación del país todo hacia la violencia y crueldad de la discriminación racial en el sur de la nación americana. Como se dice desde el mismo comienzo del volumen Civil Rights in America. Racial desegregation of public accommodations. A National Historic Landmarks theme study:

La separación física de las razas en los alojamientos públicos era una práctica incómoda y degradante para aquéllos a quienes se les negaba el acceso igual. La segregación en los teatros, restaurantes, hoteles y autobuses era una constante irritación en la vida cotidiana y una insultante molestia. Esto resultaba en confrontaciones directas entre minorías raciales que reclamaban su derecho de pagar por bienes y servicios en el mercado, y dueños de comercios blancos que exigían el derecho de únicamente servir a quiénes ellos escogieran.[i]

Las raíces del problema se extienden hasta inicios del siglo XIX, cuando los estados del norte de lo que terminarían siendo los Estados Unidos de América, virtualmente abolieron la esclavitud gracias a una diversidad de acciones “constitucionales, judiciales o legislativas” (p. 6) al mismo tiempo que, en el sur, se intensificaban las prácticas de separación entre razas. Junto con esto, la ansiedad del contacto hacía que en los núcleos más racistas de las élites norteñas igualmente se multiplicaran los esfuerzos para extender espacios diferenciados según el color de piel; ejemplo de ello es la implantación en los trenes de coches para personas negras y los numerosos casos de protesta y negativa a viajar en ellos (incluso el gran abolicionista negro Frederick Douglass fue removido del asiento en una ocasión por negarse a cambiar de vagón). Un caso judicial del año 1857, Scott v. Sandford (donde un esclavo, Dred Scott, trató de demostrar que ―por haber residido en estados donde no existía esclavitud― se le debía considerar un hombre libre), iba a tener enormes consecuencias para las luchas que iban a tener lugar cien años más tarde y que hoy conocemos como el Movimiento por los Derechos Civiles. En el caso, que Scott perdió, la Corte Suprema no solo determinó que el demandante no era ciudadano, sino que “el Congreso no tenía autoridad para prohibir la esclavitud en los territorios”; dicho de otro modo, las decisiones sobre la esclavitud (y otras que, en este ámbito, tuviesen que ver con las costumbres) quedaron al nivel de los estados y los gobiernos locales. Otra decisión de importancia tuvo lugar en el caso de Hall v. DeCuir (1877) donde fue decidido que “las leyes de un estado no son aplicables a los viajes de navíos interestatales y que solo el Congreso puede regular el comercio interestatal”. Finalmente, el caso Plessy v. Ferguson (1896) abrió las puertas para la extensión de la “segregación de las razas, siempre que las instalaciones separadas fuesen de igual calidad”. [ii]

Aunque las protestas a lo largo del siglo condujeron a que siete estados del sur eliminasen las leyes que favorecían el segregacionismo en el espacio público, decisiones legales como las mencionadas posibilitaron una realidad donde la oferta encontraba su punto de más evidente aplicación en los individuos negros de alta capacidad económica que, por igual precio que su congénere blanco, podían viajar en un vagón de tren sofisticado, a la vez que en los estratos de bajo nivel económico la diferencia era perfectamente visible en la calidad de la oferta y en el trato recibido.

II

El arresto de Parks fue seguido de una movilización a su favor entre cuyos impulsores se encontraron Edgar Daniel (E. D.) Nixon, dirigente de la Hermandad de Maleteros de Vagones Dormitorio (con quien Parks había trabajado en la NAACP); Clifford Durr, abogado blanco de Montgomery y decidido defensor de la democracia interracial junto a su esposa Virginia; Jo Ann Gibson, profesora de inglés en la Alabama State College y ―entre los clérigos que ofrecieron apoyo― un joven pastor, de apenas 26 años, llamado Martin Luther King Jr. El éxito del boicot, planificado para que durase un día, fue tal que los organizadores decidieron extenderlo, y entonces terminó abarcando todo un año; en el camino, el 30 de enero de 1956, una bomba hizo explosión en la casa de King y el 21 de febrero ―junto con casi 90 líderes de la protesta― fue detenido y acusado de haber organizado un boicot considerado ilegal. El 13 de noviembre, la Corte Suprema determinó que la Enmienda Catorce prohibía la segregación racial lo mismo en los viajes interestatales que en los intraestatales, y así, el 21 de diciembre de 1956, el reverendo King “junto a varios compañeros negros y blancos montó en un ómnibus para dar una histórica carrera no-segregada” (p. 46).

“El arresto de Parks fue seguido de una movilización a su favor”.
 

A partir de aquí, la vida de Martin Luther King Jr. comienza a tornarse más arriesgada, compleja y a crecer dentro de la leyenda. Hijo y nieto de pastores bautistas, pastor él mismo, MLK desarrolla su acción política, social, religiosa y cultural en el breve período que va desde 1955 hasta el 4 de abril de 1968, fecha en la que muere en Memphis, asesinado por James Earl Ray, un tirador racista. En este breve período de tiempo alcanzó a ser una de las figuras principales en el ya comentado boicot a las líneas de autobuses de Montgomery (1955-1956); contribuyó a fundar y fue el primer presidente (1957) de la Southern Christian Leadership Conference (SCLS, Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano); encabezó la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad en agosto de 1963, donde pronunció su célebre discurso Yo tengo un sueño, reconocido como una de las más importantes piezas de oratoria pronunciada en el país; fue distinguido con el Premio Nobel de la Paz en 1964 y resultó figura principal para conseguir la aprobación del Acta de los Derechos Civiles de 1964 y del Acta del Derecho al Voto de 1965. Además de ello, fue la figura central de dos de las más grandes batallas por los derechos civiles: las sucedidas en las ciudades de Birmingham y Selma, ambas en el estado de Alabama, en el año 1963.

III

En la primera de ellas, el día 13 de abril de 1963, King fue detenido y durante los tres días que permaneció tras rejas escribió su conocida Carta desde la prisión de Birmingham en la cual dijo: “La injusticia en cualquier parte es una amenaza para la justicia en todo lugar. Estamos atrapados en un inescapable tejido de mutualidad, unido en una simple tela de destino. Toda cosa que afecte a uno directamente afecta a todos indirectamente”. En ese mismo documento, MLK explicaría la esencia de la no-violencia (el modo de protesta, de inspiración gandhiana, que insufló al Movimiento por los Derechos Civiles) del siguiente modo:

¿Por qué la acción directa, las sentadas, marchas y otras acciones por el estilo? ¿Acaso no es la negociación un mejor camino? Ustedes están exactamente en lo correcto en vuestra llamada a la negociación. En verdad, es ese el propósito de la acción directa. La acción directa no-violenta busca crear tal crisis y establecer tal tensión creativa que una comunidad que consistentemente se ha negado a negociar es forzada a confrontar el problema. (…) He trabajado y predicado enérgicamente en contra de la tensión violenta, pero existe un tipo de tensión constructiva no-violenta que es necesario para crecer.[iii] 

“Existe un tipo de tensión constructiva no-violenta que es necesario para crecer”.
 

La condición de no-violencia solo podía encontrar su fundamento en el amor que se interesa por el otro que sufre y que, como parte de las obras creadas por Dios, incluso abraza al otro que oprime; de ahí que la no-violencia de King se opone tanto a la parte de la comunidad negra que se acomoda a la segregación (ya sean los estratos bajos o los sectores académicos) y a los que predican el odio y la separación entre las razas (lo cual, en el contexto, apuntaba a los nacionalistas negros de Elijah Muhammad).

IV

El pensamiento social de Martin Luther King alcanza su radicalidad mayor cuando, en un empeño que le sumaría múltiples incomprensiones (incluso entre líderes de las luchas antirracistas) así como numerosos enemigos nuevos (lo mismo entre blancos que negros), se convirtió en uno de los más destacados intelectuales y figuras políticas que se opusieron a la guerra de Vietnam de manera pública. La declaración que obtuvo mayor resonancia a este respecto fue el discurso Más allá de Vietnam: el momento de romper el silencio, pronunciado el 4 de abril de 1967 en la iglesia Riverside ante una audiencia de alrededor de 300 personas, un año exacto antes de su muerte, cuya primera oración fue: “Esta noche he venido a esta magnífica casa de adoración porque mi conciencia no me deja otra elección”, y donde señaló a Estados Unidos como “el más grande proveedor de violencia en el mundo de hoy”. La fineza del análisis socio-político que MLK fue capaz de desarrollar brilla en fragmentos como los siguientes:

Repetidamente hemos sido enfrentados a la cruel ironía de mirar en las pantallas de televisión a jóvenes negros y blancos, mientras matan y mueren juntos por una nación que ha sido incapaz de sentarlos juntos en las mismas escuelas. Los hemos visto en brutal solidaridad, quemando las chozas de una pobre aldea, pero comprendemos que nunca vivirían juntos en la misma manzana en Detroit. No puedo permanecer en silencio enfrentado a esta cruel manipulación del pobre.[iv]

Crecientemente, por elección o por accidente, este es el papel que nuestra nación ha jugado ―el papel de aquellos que hacen imposibles las revoluciones pacíficas mediante la renuncia a abandonar los privilegios y placeres que vienen de los inmensos beneficios de las inversiones allende el mar.

Estoy convencido de que, si vamos a colocarnos del lado correcto de la revolución mundial, necesitamos, como nación, someternos a una revolución de valores radical. Tenemos que iniciar rápidamente la transformación desde una sociedad “orientada a las cosas” hacia una sociedad “orientada a la persona”. Cuando los derechos de propiedad y la motivación de obtener ganancia son más importantes que la persona, es imposible conquistar el gigantesco trío de racismo, materialismo y militarismo.[v] (Idem)

V

La otra enorme causa a la cual MLK dedicó gran cantidad de energías fue la lucha de los obreros estadounidenses por la obtención de mejores salarios, atención de salud, educación para los hijos y viviendas decentes. La satisfacción de semejantes demandas debía derivar, en el pensamiento de Luther King, de la acción de trabajadores integrados en un poderoso, organizado, altamente consciente y no-violento movimiento sindical; el discurso pronunciado para la reunión de los sindicatos del estado de Illinois, el 7 de octubre de 1965 en Springfield, es una muestra de dicha idea tal como muestra la siguiente cita:

El movimiento laboral fue la principal fuerza que transformó la miseria y desesperación en esperanza y progreso. A consecuencia de duras batallas, las reformas económicas y sociales dieron nacimiento a los seguros de desempleo, las pensiones por edad, las ayudas del gobierno para los indigentes y, sobre todo, nuevos niveles de vida que significan la mera supervivencia, sino una vida tolerable. Los capitanes de la industria no lideraron esta transformación; ellos resistieron hasta que se vieron sobrepasados.[vi]

Para Cornel West, editor del volumen The radical King, el compromiso creciente de MLK con líderes gremiales progresistas “es parte integral de su llamado”; según el conocido académico, la pobreza no solo era para King “una barbárica forma de tiranía a ser desterrada de la Tierra”, sino que “la grandeza de las naciones o civilizaciones es medida no por el poderío militar, proezas arquitectónicas o el número de ciudadanos multimillonarios; la grandeza de quién o qué somos más bien consiste en cómo tratamos al último de estos: el débil, el vulnerable, el huérfano, la viuda, el extraño, el pobre, el marginal y el prisionero (West, 2014).

VI

"La otra enorme causa a la cual MLK dedicó gran cantidad de energías fue la lucha de los obreros estadounidenses por la obtención de mejores salarios, atención de salud, educación para los hijos y viviendas decentes".
 

La última (e inconclusa) gran batalla de MLK fue la llamada “Marcha de los Pobres” ―que pretendía repetir la manifestación masiva de personas frente al Capitolio en Washington, aquella que en 1963 había convocado un cuarto de millón de asistentes―, pero ahora para demandar una más justa redistribución de la riqueza en el país. En términos políticos, el rasgo más sobresaliente de esta nueva movilización estuvo en que se proponía convocar y representar a un sector multirracial que, además de estadounidenses de raza negra, se proponía incluir nativos americanos, mexicanos, puertorriqueños y estadounidenses pobres de raza blanca. De tal modo, en un discurso pronunciado en New York el 10 de marzo de 1968, pudo decir:

Ahora, dije gente pobre, también, y con ello quiero referirme a toda la gente pobre. Cuando vayamos a Washington vamos a tener con nosotros gente negra porque la gente negra es pobre, pero también vamos a tener puertorriqueños porque los puertorriqueños son pobres en los Estados Unidos de América. Vamos a tener mexicano-americanos porque ellos son maltratados. Vamos a tener nativos americanos porque son maltratados. Y para aquellos que no dejan que sus prejuicios los conduzcan a ciegamente apoyar a sus opresores, junto con nosotros en Washington vamos a tener blancos de los Apalaches (West, 2014).

VII

La última intervención pública de MLK fue el sermón que pronunció en Memphis la noche antes de su asesinato. Conocida como He estado en la cima de la montaña, esta bella pieza oratoria se inspira en la historia bíblica de Moisés (quien, luego del Éxodo, conduce al pueblo de Israel hasta la mismísima Tierra Santa, aunque muere sin entrar en ella) para establecer un paralelo ―a la luz de lo que iba a suceder al siguiente día― escalofriante entre el profeta bíblico y el propio Martin Luther King. Siguiendo varias investigaciones y testimonios acerca de esas últimas semanas, la cantidad de escollos, persecución, amenazas e incomprensión alrededor de MLK dañaban su espíritu y salud, al punto de provocarle depresión y falta de sueño, entre otros malestares. Algunos testimonios incluso hablan de que, después de años de amenaza, MLK comenzó a sentir, avizorar o esperar el encuentro con una muerte joven. El discurso principia con una extraña proposición que el orador recibe del Todopoderoso mismo: elegir la época en la que prefiere vivir y esta, luego de un largo viaje por el tiempo, resulta ser esta donde nos encontramos. Al final, luego de mencionar las posibles amenazas que para su vida existían, MLK pronunció el siguiente párrafo de cierre:

Vamos a tener algunos días difíciles por delante, pero ello no me interesa ahora. Porque he estado en la cima de la montaña. Y no me preocupo. Como cualquiera, me gustaría vivir una vida larga. La longevidad tiene su lugar. Pero no estoy preocupado sobre ello ahora. Solo quiero cumplir los deseos de Dios y Él me ha permitido subir a la montaña. Y he mirado alrededor. Y he visto la Tierra Prometida. Puede que no entre allí con vosotros, pero quiero que sepan esta noche que nosotros, como pueblo, llegaremos a la tierra prometida. Y estoy feliz, esta noche. No estoy preocupado por nada. No temo a ningún hombre. Mis ojos han visto la gloria de la venida del Señor (West, 2014).

VIII

Durante el funeral de Martin Luther King Jr., siguiendo la voluntad de su viuda, Coretta, fueron escuchados fragmentos del sermón que bajo el título The major drum, King pronunció el 4 de febrero de 1968, en su iglesia Ebenezer de Atlanta, Georgia. Que estas palabras nos sirvan como despedida:

Si alguno de ustedes se encuentra cerca cuando me toque encontrar mi día, no quiero un funeral largo. Y si tienen alguien para decir el elogio, díganle que no hable mucho. (…)

Díganle que no mencione que tengo un Premio Nobel de la Paz, pues eso no es importante.

Díganle que no mencione que me han otorgado otros trescientos o cuatrocientos reconocimientos, pues esto no es importante.

Que no mencionen dónde fui a la escuela.

Pero sí quisiera que ese día alguien mencione que Martin Luther King Jr. trató de dar su vida sirviendo a otros.

Quisiera que alguien diga ese día que Martin Luther King Jr. trató de amar a alguien.

Quiero que ustedes digan que traté de adoptar la posición correcta en la cuestión de la guerra. Quiero que ese día ustedes sean capaces de decir que traté de alimentar al hambriento.

Y quiero que ustedes sean capaces de decir que en mi vida traté de vestir al desnudo.

Quiero que ese día digan que traté de visitar a aquellos que estaban en prisión.

Quiero que digan que traté de amar y servir a la humanidad.

Sí, digan ―si lo desean― que era un tambor mayor; digan que era un tambor mayor por la justicia.

Digan que era un tambor mayor por la paz.

Fui un tambor mayor por la honradez y todas las otras cosas superficiales no importarán.

No tuve dinero alguno que dejar detrás de mí.

No tuve las cosas finas y lujosas de la vida para dejar detrás de mí.

Pero sí quiero dejar una vida de compromiso y esto es todo lo que quiero decir.

Si puedo ayudar a alguien mientras paso.

Si puedo celebrar a alguien con una palabra o canción.

Si puedo mostrar a alguien que su viaje es equivocado,

entonces mi vida no habrá sido en vano.

Si puedo cumplir con mi deber como cristiano,

Si le puedo traer salvación a este mundo una vez construido,

Si puedo expandir el mensaje como enseñó el maestro,

entonces mi vida no habrá sido en vano.

Sí, Jesús, quiero estar a tu derecha y a tu izquierda, pero no por alguna razón egoísta.

Quiero estar a tu derecha y a tu izquierda, no en términos de algún reino político o ambición, sino que quiero estar justo ahí en amor y en justicia, en verdad y compromiso hacia los otros, de modo que esto haga de este mundo viejo un nuevo mundo. (Idem)

 

CITAS:
 
[i] Cianci Salvatore, Susan. Civil Rights in America. Racial desegregation of public accommodations. A National Historic Landmarks theme study. Washington, D. C.: National Park Service, U.S. Department of the Interior, 2009.
[ii] Schultz, David (ed.) Encyclopedia of the Supreme Court. New York: Facts of File, 2005.
[iii] West, Cornel (ed.) The radical King. Boston: Beacon Press, 2014.
[iv] Idem.
[v] Idem.
[vi] King, Jr., Martin Luther. All labor has dignity. Boston: Beacon Press, 2011.