Los museos y las colecciones del patrimonio cultural subacuático de Cuba
El Patrimonio Cultural Subacuático (PCS) está relacionado con pueblos y culturas del pasado, incluye objetos y elementos que se localizan sumergidos en océanos, mares, bahías, lagos, ríos, pantanos y cenotes. Se han identificado bajo las aguas asentamientos, fortificaciones, sitios de ayuda para la navegación, embarcaciones y aeronaves, así como puertos, dársenas, muelles, puentes, entre otros que quedaron hundidos como consecuencia de eventos naturales extremos, combates navales, naufragios y otras acciones humanas.
Fotos: Cortesía de la autora
La Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático aprobada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el 2 de noviembre del 2001, define: “Por patrimonio cultural subacuático se entiende todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico, que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma periódica o continua por lo menos durante 100 años, tales como: sitios, estructuras, edificios, objetos y restos humanos. Los buques, aeronaves, otros medios de transporte o cualquier parte de ellos, su cargamento u otro contenido y los objetos de carácter prehistórico”.
La arqueología subacuática es la ciencia que investiga los restos materiales hallados en el fondo de las aguas. Objetos arqueológicos de pueblos que viajaban, de gentes que naufragaron; apenas son los restos de un patrimonio sin tierra. Por estas razones, los museos de arqueología subacuática o marítima son singulares, porque custodian los restos procedentes de naufragios, en la mayoría de los casos, sucedidos por tormentas inesperadas, ciclones, huracanes, o accidentes geográficos que protegían las costas de las Indias o el Nuevo Mundo.
Los museos de arqueología subacuática o que exhiben el patrimonio cultural subacuático de las naciones, son museos que exhiben los restos de naufragios de embarcaciones comerciales, de los que se han conservado los contenedores no perecederos: las botijas cerámicas, la vajilla de la tripulación, los objetos o instrumentos metálicos, etcétera, habiéndose perdido, en algunos casos, restos de los productos que transportaban, vinos, aceites, pescado, frutas, sal, todo aquello que constituía objeto de interés del comercio. Por estas razones, nuestros museos conservan pequeños ejemplos materiales sugeridores de una parte de la dinámica comercial: solo aquella que se realizaba por vía marítima.
Las exposiciones dedicadas al patrimonio cultural subacuático cubano
En Cuba, no son muchos los museos que exponen colecciones de arqueología subacuática o del patrimonio sumergido. Muchos de los museos del país solo dedican a esta temática, en general, una pequeña sala o algunas vitrinas con exponentes de sitios subacuáticos o evidencias aisladas y, por ende, descontextualizadas. Además, estas piezas se catalogan o se exponen como arqueología aborigen o histórica, según el periodo cronológico a que correspondan.
Un ejemplo de institución dedicada a la arqueología subacuática es el museo del sitio Los Buchillones, construido en la localidad de Chambas, Ciego de Ávila, con el objetivo de exponer los resultados de las investigaciones arqueológicas del sitio sumergido Los Buchillones, ubicado al norte de la provincia, en las cercanías del poblado de Punta Alegre. Su singularidad viene dada por su establecimiento sobre la línea misma de la costa.
Este sitio es el más importante de los sitios arqueológicos subacuáticos de la etapa aborigen, representativo de la cultura taína. En él se han reportado unidades habitacionales (vigas, techos, estera) y sobre todo un impresionante ajuar que incluye dujos, bandejas ceremoniales, mangos o cabos de hachas petaloides, espátulas vómicas e ídolos y cemíes. Dado el alto valor cultural y científico de la colección existente, el sitio subacuático es declarado Monumento Nacional por la CNM el 14 de junio del 2011. El museo del sitio consta de tres salas expositivas y aloja la mayor colección de piezas de madera, fundamentalmente de guayacán y ébano, hasta ahora encontradas en Cuba.
Además, numerosos artefactos arqueológicos de este sitio se pueden apreciar en el Museo Municipal de Chambas, el cual en sus salas atesora colecciones de arqueología e historia y dedica varias de estas a exponer objetos del sitio Los Buchillones por su relevancia en el contexto nacional y local, un intento del país por difundir los valores del Patrimonio Cultural Subacuático en todas sus localidades y, de esta manera, acercar a todos los públicos al conocimiento de la historia y a la protección y conservación del patrimonio sumergido.
Otra representación de museos que exponen evidencias subacuáticas son los que están enclavados en antiguas fortificaciones coloniales, las cuales, por su estrategia de defensa, están ubicadas en las entradas de bahías, ríos o masas de agua para la protección de los puertos y las ciudades, espacios donde se encuentran ubicados varios sitios arqueológicos subacuáticos que aportan restos materiales arqueológicos que, después de un proceso de restauración, son expuestos en estos museos locales. Entre ellos se encuentra la Fortaleza Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, en Cienfuegos, que expone algunos materiales: botijuelas, botellas del siglo XIX, fragmentos de losas y cerámica, extraídos de la bahía de Cienfuegos en actividades de exploración y registro de sitios subacuáticos, o el Museo Municipal de Baracoa, Fuerte de Matachín.
Este último museo alberga colecciones arqueológicas de la etapa aborigen, arqueología colonial y colecciones de la historia de la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa. Dentro de la colección de arqueología colonial se hallan fragmentos de platos, tazas y otras piezas utilitarias de distintos tipos de cerámica y losa, además de fragmentos de diferentes tipologías de botellas del siglo XIX. Estos materiales han sido resultado de colectas de superficies de sitios subacuáticos localizados en el río Toa y en Punta de Esteban.
Otra fortificación restaurada y refuncionalizada como museo es el Castillo San Pedro de la Roca, en Santiago de Cuba. Fue construido en 1638 para la protección de la bahía de Santiago, fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1997, por sus valores históricos y arquitectónicos. Antiguamente se le conocía como Museo de la Piratería, pero cambió su nombre para amoldarse a los contenidos del nuevo museo instalado después de las labores de restauración de los años 90, más generales y relacionados con el entorno en el que se encuentra ubicado.
Entre sus salas se encuentran dos dedicadas al patrimonio sumergido en la costa suroriental de Cuba. Estos vestigios del patrimonio subacuático pertenecen a cinco pecios de la derrotada escuadra comandada por el vicealmirante Juan Pascual Cervera y Topete: los cruceros acorazados Cristóbal Colón, Almirante Oquendo y Vizcaya; los destructores Furor y Platón y los norteamericanos Scow y el carbonero Merrimac conforman el Parque Arqueológico Subacuático vinculado a la Batalla Naval de Santiago de Cuba.
El sitio fue declarado Monumento Nacional por la CNM el 15 de junio del 2015, y la tarja que así lo acredita se encuentra ubicada en uno de los baluartes del castillo. Objetos como pernos, balas de artillería, objetos utilitarios y metales pertenecientes a las embarcaciones naufragadas son muestra de la importancia del estudio y preservación de estos naufragios. También se muestra en una de sus salas una exposición de pinturas que muestran el suceso naval y los sitios subacuáticos. La importancia de visualizar estos sitios del patrimonio subacuático cubano a partir de sus evidencias y de muestras expográficas es que contribuye a la educación y la conservación del patrimonio cultural a través de la difusión.
El único museo en el país que está dedicado totalmente al patrimonio cultural subacuático y marítimo es el Museo Castillo de la Real Fuerza, que ha trabajado en la difusión del patrimonio subacuático cubano desde que, en el año 2008, inaugurara varias salas dedicadas a la arqueología subacuática y la construcción naval.
Museo Castillo de la Real Fuerza, La Habana
El museo Castillo de la Real Fuerza es la fortaleza más antigua en pie de toda la América. Como parte del centro histórico de La Habana Vieja, la fortaleza integra la Lista del Patrimonio Mundial, condición concedida en la 6ta. Reunión del Comité Intergubernamental de la Convención del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural celebrada en la sede de la Unesco en París, entre los días 13 y 17 de diciembre de 1982.
El museo fue inaugurado el 6 de octubre de 2008, luego de una intensa labor de restauración por parte de la Oficina del Historiador de la Ciudad y otras instituciones. Cuenta con una sala monográfica, donde se encuentra una maqueta del edificio escala 1:100 que ilustra la evolución constructiva del edificio. Hallazgos de objetos relacionados con la vida y funciones del castillo entre los siglos XVI y XVII, encontrados por el Gabinete de Arqueología son también expuestos. El museo cuenta con salas dedicadas a los antecedentes de la navegación en el Caribe, la historia de la construcción naval en Cuba, los instrumentos de navegación y diversos modelos navales como el trasatlántico español Sebastián Elcano y el del Santísima Trinidad, botado al mar en el Arsenal de La Habana en 1769.
En el año 2017 se inaugura una nueva sala de exposición permanente, con el nombre Pecios de Cuba, que recorre el trabajo de varios naufragios investigados por Carisub S.A. y Sermar S.A., instituciones que realizaron trabajos arqueológicos subacuáticos entre los años 1980 y 2017 en las costas cubanas. Ofrecemos aquí una lista de los principales pecios que se exhiben a través de sus evidencias:
– Pecio del aviso español Sánchez Barcaíztegui (1895)
– Pecio de la corbeta mercante española San Antonio (1909)
– Pecio del galeón almirante español Nuestra Señora de Las Mercedes (1698)
– Pecio del trasatlántico español Alfonso XII (1898)
– Pecio de Cayo Paraíso, atribuido a la goleta inglesa Arrow (1815)
– Pecio de la Pasa de los Lingotes II, sin atribuir (siglo XVIII)
– Pecio de la Pasa de San Cayetano, atribuido al galeón español San Ignacio de Loyola, patache de la Flota del Marqués de Brenes (1682)
– Pecio del Cayo Inés de Soto, atribuido al carabelón español Nuestra Señora de La Piedad (1556)
– Pecio del Quebrado de La Galera, atribuido a la nao española Santa Catalina (1552)
– Pecio del Quebrado de Fuxa, atribuido a la nao española Santísima Trinidad (1605)
– Pecio de Francisco Padre (Tres Cañones), sin atribución (siglo XVII)
– Pecio de Zorrita–La Tabla, sin atribución (siglo XVIII)
– Pecio del Banco de Pizarro, atribuido al bergantín norteamericano Halipe (1861)
– Pecio de Cayo Verde, atribuido al bergantín español Palemón (1839)
– Pecio de Las Caleticas, atribuido a carabela de Diego de Colmenares (1511).
– Además, se conservan numerosos artefactos del Cabo de San Antonio; Bahía de La Habana y del frontal de La Habana.
Una sala, montada con un diseño museográfico imitando un almacén, expone numerosas piezas de estos pecios investigados con la metodología arqueológica. Numerosa vajilla de diferentes tipos, incluyendo juguetes de losa, frascos de vidrio, armamento, evidencias pertenecientes a la estructura de los barcos, motonería, astrolabios y muchas más, nos ayuda a completar la visión de la expansión político-militar y económico-cultural de determinadas civilizaciones o pueblos de navegantes, que se atrevieron a traspasar la frontera natural del mar y desarrollaron su cultura navegando por puertos, mares y océanos.
Para el PCS, los procesos de musealización están relacionados con la contextualización de los vestigios de sociedades pretéritas, como mecanismos de construcción de memoria, mediante el análisis de factores socioculturales, del entorno geográfico y de las representaciones que conllevan. Cuba no está exenta de utilizar los recursos de la museología y la museografía para lograr que el objeto museístico no solo sea un instrumento de contemplación y disfrute, sino que también sea objeto documento y de memoria para el aprendizaje y el debate; contribuyendo así con la educación crítica y la formación de públicos. Preservar el patrimonio cultural de la nación cubana forma parte esencial de la política de reafirmación de la identidad cultural y nacional.
Trabajo con el INAH aquí en Mexico. He establecido una fundación para apoyar la preservación de patrimonio sumergido via exploración de descubrimiento y la participación de comunidades pesqueras. Me encantaría apoyar esfuerzos en Cuba.
Peter