La Habana homenajea a un Martí que vive, 124 años después

Thalía Fuentes Puebla
20/5/2019

El 18 de mayo de 1895 José Martí escribió en una carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber (…) Cuánto hice hasta hoy, y haré, es para eso”. Justo el día después, una bala enemiga impactó en su cuerpo mientras galopaba en su caballo. Así terminó la vida de quien es el más universal de los cubanos.

Fotos: Ariel Cecilio Lemus
 

En aquel tiempo se consideró una pérdida insustituible para el movimiento independentista que reiniciaba, y cada uno de sus sucesores intentó mantener vivo su ejemplo y legado. Hoy, 124 años después, se puede analizar desde otra perspectiva cuánto influyó la muerte de José Martí en el proceso revolucionario que inició Céspedes el 10 de octubre de 1868.

Quizás, si no hubiera muerto ese día, habría evitado que los mambises confiaran en los Estados Unidos cuando era inminente el triunfo cubano y el fin de la guerra contra España. Esta ingenuidad produjo la posterior ocupación militar yanqui, que dio inicio a la etapa neocolonial: nuevas páginas tristes y sanguinarias en la historia de Cuba.

Esa capacidad de prever los sucesos y de mirar hacia el futuro, le permitió en varias ocasiones alertar sobre las intenciones intervencionistas del gigante del Norte en los pueblos de América y principalmente en la Mayor de las Antillas. En la misma carta a Manuel Mercada había sentenciado: “Viví en el monstro y le conozco las entrañas”. 

Se podría pensar cuánto hubieran influido sus ideas en la condena de la Enmienda Platt, en la lucha contra los gobiernos de turno, e incluso en las pequeñas revoluciones que iniciaron estudiantes e intelectuales en las décadas del 20 y del 30, como Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras y Rubén Martínez Villena. Hubiera guiado las luchas sociales y obreras contra Machado y Batista.

Solo pensar en la idea de un encuentro entre Martí y Fidel Castro, las figuras más influyentes en el siglo XIX y XX, respectivamente, traspasa lo imaginable de cuán fructífero hubiera sido ese intercambio. Martí murió el 19 de mayo de 1895, y 58 años después Fidel juntó la Generación del Centenario e hizo palpable las ideas independentistas del Apóstol.

Todos los logros de la Revolución cubana se le deben a José Martí, porque, aunque no dejó una guía escrita de cómo hacer las cosas, sí plasmó su ideario y pensamiento en sus obras, en el periódico Patria y en el Manifiesto de Montecristi. Fidel tomó los aciertos y errores de las guerras pasadas y estudió los preceptos martianos. Así pudo guiar a todo un pueblo que deseaba quitarse los grilletes hacía siglos y obtener la victoria definitiva el 1ro. de enero de 1959.

 

Homenajear toda la obra de quien es considerado el Héroe Nacional de Cuba no es tarea de un día, sino de la vida entera. No obstante, este domingo, cuando se cumplieron 124 años de su caída en combate, la ciudad de La Habana rindió tributo a Martí en la estatua ecuestre en el Parque 13 de marzo.

Este monumento, de la artista estadounidense Anna Hyatt, es una reproducción fiel, exacta y única del momento de su muerte, cuyo original está en El Parque Central de Nueva York. Está emplazado delante del Museo de la Revolución; por lo tanto, si se va a homenajear a José Martí, este lugar es un punto necesario al cual acudir.

 

La Habana, la cuna que lo vio nacer, recordó su partida física con ofrendas florales y con una velada cultural en la que participaron el coro Entrevoces, dirigido por la maestra Digna Guerra, y los músicos Adrián Berazaín, Annie Garcés y Eduardo Sosa, quienes cantaron temas alegóricos a la fecha. También, el coro infantil dirigido por la maestra Gladys Sotomayor deleitó a los asistentes con la interpretación musical de algunos de los poemas de Martí.

 

Las palabras de clausura del homenaje estuvieron a cargo del Doctor Andrés Zaldívar, presidente de la filial Habana de la Unión de Historiadores de Cuba, quien realizó un breve recorrido por la vida de José Martí y por todo lo que hizo en defensa de los más débiles. Para concluir su intervención, ratificó la idea de que los cubanos del siglo XXI seguirán siempre y defenderán las convicciones de José Julián Martí Pérez.