La Cultura no se puede bloquear

Fernando León Jacomino
15/12/2016

Corre el último mes del año, y los jardines del Centro de Investigaciones de la Música Cubana (CIDMUC) reciben a diferentes grupos de personas relacionadas con las instituciones de la música en Cuba. Las personas entran y salen de la mañana a la noche, conversan entre sí y hasta discuten en tono afable, para luego ingresar a un salón, ubicado al fondo del edificio, donde tiene lugar el taller “Nuevos modelos de negocios para el sector musical cubano”, organizado por la Dirección de Industrias del Ministerio de Cultura de Cuba, el CIDMUC y el Instituto Cubano de la Música, y auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo (ONUDI), en colaboración con la consultora europea Sound Diplomacy. Esta es la primera acción de un convenio a largo plazo, encaminado a fortalecer toda la cadena de valor de la música cubana.

Interesados en socializar las motivaciones y objetivos de este acontecimiento, procuramos algunas opiniones de Carlos Chanduvi Suárez, director de la División de América Latina y el Caribe de la ONUDI y promotor del proyecto, concebido como parte de un convenio macro que celebra ya su primer lustro y que acaba de ser refrendado durante la reciente visita a nuestro país del Excelentísimo Señor Li Yong, director general del organismo internacional.

De origen venezolano y conocedor de Cuba y sus instituciones, Chanduvi Suárez se ha desempeñado, durante más de 25 años, como consultor internacional, y ha liderado procesos de intercambio y capacitación tanto con gobiernos e instituciones del sector público como con empresas y asociaciones del sector privado en varios países del mundo.

Carlos Chanduvi Suárez
Carlos Chanduvi Suárez. Foto: Internet

¿Cuáles son las motivaciones y objetivos de este taller en La Habana?

Nosotros, como agencia internacional y en estrecha coordinación con el Ministerio de Cultura y el Instituto de la Música, nos hemos propuesto colaborar en la profesionalización de la industria musical cubana, mediante la identificación de un valor agregado que todos conocemos, pero que nunca hemos calculado adecuadamente. Nuestro objetivo es ayudarlos a determinar ese valor, imprescindible para la obtención de los beneficios que logran otros países por esta vía y para el desarrollo paulatino de una infraestructura que articule a todos los actores en una sola dirección conjunta: la promoción de la música como un primer paso para promover a Cuba a través de su cultura.  

 

¿Cuáles serían las potencialidades de Cuba en este sentido?

Cuba es un país único en el mundo, pues dispone de enormes recursos de carácter intangible, insuficientemente explotados como consecuencia de una serie de factores históricos y contextuales, lo cual le ha impedido beneficiarse tan activamente como otras naciones, incluso de esta misma área geográfica. Eso ha condicionado negativamente el impacto de la música cubana en la economía del país, lo cual, por otra parte, nada tiene que ver con un tratamiento del tema mediante un enfoque mercantilista, sino desde un punto de vista que jerarquice ese valor agregado y aproveche las potencialidades de este sector y su creciente incidencia en la macroeconomía. Lo más importante es la imagen de Cuba, porque la gente viene a este país en busca de su arte; sin desconocer el papel que ha jugado la figura del Comandante Fidel Castro, decisivo para la conformación de esa imagen de país que conocemos hoy a nivel global. Estos dos aspectos, entre muchos otros, convierten a la Isla en un sitio único, con enormes potencialidades sobre todo en el campo de lo simbólico.

 

La sociedad cubana se caracteriza por su organización hasta el nivel de base. ¿Percibe esto como ventaja para el tema que nos ocupa?

Ocurre a veces que las debilidades que uno tiene, o pareciera tener a los ojos de otros, miradas desde otra perspectiva pueden convertirse en fortalezas, y esto es lo que ocurre con el alto grado de institucionalización que ustedes tienen. Esta es una ventaja que hay que preservar y aprovechar a toda costa. Muy pocos países del mundo cuentan con el sistema organizativo y la comunicación interinstitucional que ustedes tienen; esta es la mejor arma para un proyecto como este, ya que todos los sectores están conectados en todo el país hasta el nivel de base. Es algo que ya no se encuentra prácticamente en ningún lugar del mundo. 

Es importante que en estos procesos de transformación se lleguen a ver los beneficios de la cultura para la economía del país. Es preciso lograr que se comprenda, a todos los niveles, que cuando cualquier organismo o empresa satisface necesidades materiales o espirituales concretas, ello se debe también ─y sobre todo, diría yo─, al valor que le aporta la cultura a tales productos y servicios, en las peculiares condiciones de este contexto.  Esto podría llegar incluso hasta la producción a gran escala de bienes de muy diverso tipo, que se deriven de la música misma y su circulación. Ese sería un buen punto de partida para llegar luego a la puesta en circulación de ese otro gran surtido de productos de carácter utilitario, doméstico, pensados para satisfacer a grandes masas de consumidores. Hablamos de un sector de la producción mercantil que, en un país como Cuba, debería estar indisolublemente unido al enorme valor simbólico de su arte, aprovechando al mismo tiempo el alto nivel de instrucción de sus consumidores.

 

Aprecio que la ONUDI le concede una gran importancia al uso indirecto de la música, mediante la circulación de otros productos e integrada a otros servicios como el turismo, por ejemplo. ¿Consideras que Cuba reúne las condiciones necesarias para avanzar en este campo?

La música es un elemento esencial para promover el turismo y las inversiones en Cuba, además de los diferentes acontecimientos y eventos, pero no se conseguirá la efectividad requerida sin antes trabajar arduamente en la construcción de ese tejido de relaciones mercantiles y humanas capaces de crear la infraestructura necesaria, lo que a su vez solo es alcanzable mediante la integración de todas sus manifestaciones y actores. En la medida en que operemos en sistema, tendremos resultados que nos hablen sobre las potencialidades de estos recursos en favor del crecimiento de la economía toda.

taller Nuevos modelos de negocios para el sector musical cubano
Inauguración del taller en el CIDMUC. Foto: Yolaida Duharte

 

¿Cuáles serían las prioridades para optimizar el tiempo y los recursos, y qué tareas deberían emprenderse para acceder a ese gran mercado global?

En primer lugar, la integración de todos los actores. Luego resultará primordial que este esfuerzo se una a todos los demás que se hacen para promover a Cuba, aprovechando que la música es uno de los elementos más valiosos para la comunicación entre los pueblos. El festival de jazz que se celebrará en unos días aquí en La Habana puede ser —y de hecho es—muy importante, pero eso en Europa y en China no lo sabe nadie aún, y te aseguro que cuando lo sepan llegarán millones de personas a verlo y disfrutarlo, por la calidad que tiene el jazz en Cuba. Llegado ese momento, no habrá quien lo pare; porque a la gente no le importa el bloqueo y no se detendrá por eso, mucho menos cuando sientan un verdadero interés por establecer contacto con algo de calidad que ha llamado su atención. En ese sentido, por ejemplo, el bloqueo resulta obsoleto. Se necesita, además, una intensa actividad de mercadeo, de intencionalidad, que permita explotar mercados tan importantes como China, Alemania, entre otros, que capitalizan un por ciento muy alto de la actividad mercantil en este ámbito.

 

El taller se propone integrar a todos los actores en juego. ¿Es un objetivo del proyecto o tal perspectiva surge de la interacción con Cuba?

Partimos de un concepto integrador y pensamos que así deberíamos hacer en todos los sectores. Llevo dos décadas ya de relación con Cuba y he sufrido esa falta de articulación, que muchas veces se expresa a través de miedos y resistencias.

Las lecciones que nos está dejando esta experiencia pueden ser útiles para los demás sectores de la economía. Por eso decimos que de aquí puede nacer un modelo de articulación sectorial, válido para otros Ministerios. Hay que verlo como algo multisectorial; la economía es muy compleja y ninguna de sus partes se puede tratar como algo aislado, pero hay que operar con paciencia, pues esta labor apunta directamente a las resistencias y los miedos, problemas que se presentan en todos los contextos pero que aquí, por las características y fortalezas del sistema institucional cubano, podrían ser solventadas de la mejor manera y en plazos relativamente breves.

La clave no es dividir por lo poquito, sino encontrar el modo de dividir todo el pastel y que cada cual reciba la parte que le corresponda, en dependencia de sus aportes reales. Esto solo se logra mediante un alto grado de coordinación y de comprensión del problema en toda su complejidad, y de reconocer el papel central, determinante, que le corresponde jugar en todo esto al sector que nos ocupa.

 

¿Considera que esta estrategia de trabajo conjunto sería útil para Cuba, incluso en las condiciones del bloqueo norteamericano?

Pienso que esta es la forma ideal para burlar el bloqueo, ya que la música, por su carácter intangible, puede generarse en cualquier momento o lugar y circular a gran escala mediante las redes sociales, potenciadas por las tecnologías de la comunicación. Esto incluye desde Twitter y Facebook hasta las diferentes plataformas de descargas, y sobre todo de escucha, que ya existen. Por eso creo en este camino como una de las maneras más inteligentes de subvertir y burlar el bloqueo. El mundo depende cada vez más de la tecnología, lo cual se expresa mediante infinidad de soportes y de complicados sistemas de interacción; pero, aun dentro de ese nuevo ámbito, la cultura vale. Es algo intangible, pero muy valioso. Dicho en otras palabras, la cultura no se puede bloquear.