Jorge Villazón, el muchacho que se propuso ser actor

Leonardo Depestre Catony
19/3/2020

Cuando Jorge Villazón murió en accidente del tránsito en la lluviosa noche del 2 de marzo de 1994 estaba a punto de cumplir 47 años, su carrera como actor vivía los momentos de mayor popularidad y se hallaba en plena madurez interpretativa. La noticia de su tan absurdo final desgarró a una teleaudiencia que cada semana esperaba para verlo entrar en los hogares en el rol del Mayor Pablo, investigador policial del Ministerio del Interior, guardián de la tranquilidad ciudadana. Y fue tal la conmoción, que la ficción televisiva policial se hizo realidad y a Villazón se le enterró con el uniforme que vestía al caracterizar a Pablo, como al soldado muerto en campaña.

Jorge Villazón. Foto: Internet
 

El Mayor Pablo

El programa continuó, cambió de nombre aunque su esencia fuera la misma, otros actores asumieron similar rol al del Mayor Pablo y también lo han llevado adelante dignamente. Pero lo cierto es que Jorge Villazón permanece en la memoria —muy justamente— como el primero de los grandes protagonistas-héroes de ese espacio dominical que se llamó Día y noche.

Sin embargo, no olvidemos que Villazón hizo abundante televisión y para los chicos de la casa fue el protagonista de los espacios de aventuras, aunque también de novelas y de cuentos, porque su reciedumbre actoral y su voz se avenían a los personajes de carácter y a las secuencias de acción.  Jorge Villazón se hizo de un lugar que desde el anonimato trascendió hasta las preferencias.

Su huella

Como parte del trabajo de búsqueda para la redacción de estos apuntes hemos encontrado lo que varios compañeros de El Villa, como fraternalmente le llamaban, expresaron de él.

Teresita Rúa, una de sus compañeras en la Escuela de Formación de Actores, lo recordaría así: “Querido amigo que nunca se olvida: jovial, travieso, ocurrente, siempre con el chiste esperando la oportunidad para ser dicho, pero a la vez lo veías serio… Hizo radio durante muchos años en Radio Progreso. Hasta un día que el director Miguel Sanabria lo llamó para protagonizar la aventura El Halcón y llevó a su personaje Memé a la popularidad en la pequeña pantalla”.

Caridad Martínez, directora de Radio Progreso, destaca otra faceta de la vida laboral de Jorge Villazón: “Cuando concluyó sus estudios en la Escuela de Formación de Actores del ICRT, fue designado a Radio Progreso. En ese momento tendría entre 23 o 25 años, más o menos. Era un joven encantador, alegre, trabajador, participaba en todas las actividades que organizaba el centro. Como actor fue creciéndose y en poco tiempo estaba haciendo personajes muy importantes. Recuerdo que entre otros, interpretó el amigo del protagonista en Sol de batey cuando la grabamos en Radio Progreso”.

En el cine

La muerte no le dio tiempo a Villazón para acumular una filmografía vasta. No obstante, tres películas recogen su impronta dentro del séptimo arte: Techo de vidrio, de 1982, y Plácido, de 1986, ambas dirigidas por Sergio Giral; así como Otra mujer, una comedia retro de 1986 ambientada en los años sesenta, del realizador Daniel Díaz Torres.

Resulta significativo que Plácido, drama histórico en el que interpreta al poeta mulato mártir de un absurdo proceso judicial colonial, le deparó a Villazón el Premio Caracol en la categoría de Mejor actuación masculina en cine, que le fue otorgado en el IV Festival de la UNEAC (1987). La televisión reconoció igualmente sus valores al conferirle el Premio Girasol de la revista Opina por su actuación en el serial El Halcón, de 1981. Uno y otro lauro dan fe del talento interpretativo y del carisma de que Jorge hizo gala ante las cámaras.

Imagen y recuerdo de un vencedor

Nacido el 31 de marzo de 1947 en la localidad de San Fernando de Camarones, perteneciente a la provincia de Cienfuegos, la actuación fue siempre su leitmotiv, aun cuando hiciera estudios de tornería. Los grupos de aficionados, la Escuela de Formación de Actores del ICRT, y su debut como profesional en la radio, señalan un camino en el que Villazón demostró su tenacidad y condiciones.

Se afirma que su carácter era alegre, jovial, seguro, que su sonrisa inspiraba confianza. Todo ello seguramente es cierto. Pero no sería suficiente si a Jorge Villazón no lo hubiera acompañado, como sello de su profesionalidad, el afán de superación y el afán de ser un artista cualitativamente superior en cada entrega, algo que podemos constatar cuando las cámaras nos lo devuelven, como corresponde a quien está vivo siempre en la memoria de la televisión y el cine cubanos.

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