La Pupila Asombrada de anoche estuvo a la altura del momento, a pesar del tiempo y la distancia. Volví a rememorar no solo emisiones pasadas del programa, sino momentos históricos de la Revolución Cubana que no viví, como Playa Girón. Sin dudas, esa es una de las epopeyas más grandes que hemos vivido los cubanos. Y vencimos. Conversaba con mi almohada, después de ver el programa, mientras escuchaba a Carlos Varela, y le decía: No viví el asalto al Moncada. No llegué a las costas cubanas desde el Granma. No subí a la Sierra Maestra ni formé parte de ninguno de los frentes. No disparé un tiro en ninguna de las batallas por nuestra liberación. No viví la Victoria de Playa Girón. Por suerte, el tiempo y la vida me han dado la oportunidad de ser testigo de otros eventos de nuestra Historia que otros ya no atestiguarán. Es la continuidad de la continuidad. Gracias a la La Pupila Asombrada, a Iroel Sanchez por dejarme el tiempo y el espacio suficiente para pensar estas y otras cosas. Un Pupila que mantiene el poder del asombro. Es casi mágico el empleo de dos puntos de vista en una misma escena. Karen desde Playa Girón, tablet en mano, conectándose con Iroel Sanchez, que invita a la lectura de La consagración de la primavera, de nuestro Alejo Carpentier. Una imagen visual que es bella, actualizada, a tono con estos tiempos. Y otros momentos, también gráficamente bellos, como cuando conversan Karen y Escalante, al borde de la carretera a Playa Girón, y detrás, la valla que anuncia la histórica victoria y, graficando lo que dicen, imágenes de personajes, momentos de la historia, etc. Ejemplo de buen gusto, diseño sobrio y, a tono con el lenguaje televisivo. No hay divorcio, en esta oportunidad, entre diseño gráfico y elementos propios de la televisión. Cosas que me ayudan a vencer al sueño, el cansancio, y estar hasta el final del programa, uno de los mejores de la televisión cubana. Así lo vi y así lo cuento ahora.