Fidel y la Cultura: un gran comienzo

Octavio Fraga Guerra
11/2/2017

Como parte del programa actividades culturales insertas en la 26 Feria Internacional del Libro de La Habana, en la mañana del viernes 10 de febrero se desarrolló la primera jornada del Coloquio “Fidel, política y cultura”. El encuentro realizado en la Sala Nicolás Guillén de la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, contó con un sustantivo panel.


Atilio Borón, Abel Prieto y Fidel Castro en La Habana. Foto: Ismael Francisco

Al referirse al líder de la Revolución cubana, el primer orador, el escritor Mario Mencia, conocido por su libro La prisión fecunda, destacó la vocación de sacrificio de Fidel y su disposición a entregar la vida en aras de sus propósitos revolucionarios. Su ejercicio táctico ―dijo―nunca conllevó a concesiones de principios. “El asalto al cuartel Moncada fue el primer combate político militar de su proyecto y La Historia me absolverá el fundamento programático de la batalla ideologica que debía desarrollarse con el pueblo”, dijo el escritor.

Heberto Norman, autor de La palabra empeñada. El exilio revolucionario cubano, 1953-1956, significó cómo la determinación de Fidel de acudir a la lucha armada, el único camino para lograr la victoria y deponer a la dictadura, permitió derrotar al enemigo e incorporar al pueblo en la lucha.

“Lo inspiró la certeza de que los hombres son responsables de una parte de los acontecimientos por suceder, no todo podría esperarse de la confluencia de las estrellas; el hombre tiene la capacidad de construir su futuro―dijo la periodista y biógrafa de Fidel Katiuska Blanco.

“Algo que siempre él reivindicó es que la razón estaba de nuestra parte. Luchamos por grandes y justas aspiraciones, por objetivos que nos permiten el pleno desenvolvimiento como pueblo libre, por nuestra soberanía y autodeterminación; por el derecho de definir el porvenir de la nación”.

René González Barrios, Presidente del Instituto de Historia de Cuba, señaló que una de las facetas más apasionantes de la vida del Comandante en Jefe es, sin lugar a dudas, su vocación solidaria e internacionalista. Pero esta no la podemos explicar si no vamos a la historia y sobre todo a las raíces del pueblo cubano. En su intervención, el investigador desarrolló varios ejemplos que fortalecen su tesis. “La historia de la Revolución Cubana es la historia de la solidaridad”, subrayó.

Para el politólogo argentino Atilio Borón, la figura de Fidel es extraordinaria. “En sus prácticas destruyó dos tesis prevalecientes en la izquierda mundial. La primera: las fuerzas populares, las guerrillas, los movimientos sociales no podían derrotar a un ejército. La segunda: ninguna revolución podría triunfar en el hemisferio americano porque somos parte de los Estados Unidos. El movimiento 26 julio demostró la falsedad de ambas nociones.