Fidel en el lente de Jorge Oller Oller

Mabiel Hidalgo Martínez
12/8/2020

Este 13 de agosto Fidel cumpliría 94 años. Desde hace días miles de imágenes inundan las redes y las plataformas digitales en homenaje al líder, como tributo al hombre que dejó una impronta imborrable en su pueblo y en el mundo.

Secuencia de Fidel (1962). Fotos: Jorge Oller Oller
 

A continuación se presenta un fragmento perteneciente al libro Jorge Oller Oller: el fotoperiodismo y la historia, de la autoría de quien redacta estos apuntes. Se trata de un texto todavía inédito, conformado por testimonios, instantáneas y anécdotas del fotógrafo de prensa que acompañó a Fidel en sus viajes y recorridos durante dos décadas. De esa época, Jorge Oller conserva en su archivo personal y en su memoria singulares expresiones del Comandante en Jefe. Como bien apuntara su colega Rolando Pérez Betancourt, en entrevista para el presente volumen, “las fotos de Fidel hechas por Oller son obras de arte”.  

Fotografiar a Fidel: privilegio y compromiso

Tuve el honor de estar junto al Comandante en varios lugares y en sucesos importantes de Cuba y el extranjero. Desde 1970 hasta 1990, con excepción de dos viajes, participé en la delegación de la prensa que lo acompañó en sus visitas internacionales y en Cuba, con el objetivo de documentar fotográficamente lo que sucedía en cada lugar.

Fidel no era difícil de fotografiar, el asunto era el momento en que había que hacerlo y las circunstancias, porque era muy asediado, sobre todo cuando estábamos en el extranjero,  y el problema consistía en seleccionar el ángulo preciso para llegar a él y hacerle una buena foto. Le molestaban las luces de los flashes, sobre todo en los recorridos nocturnos por las provincias. Como a todos, la luz del flash lo dejaba prácticamente ciego.

Le gustaba dialogar con los fotógrafos, preguntar qué pensábamos sobre determinado suceso, qué nos llamaba la atención. Tenía una memoria prodigiosa. Recuerdo una reunión en el teatro de la Central de Trabajadores de Cuba, hoy teatro Lázaro Peña, en la que estuvo con los campesinos, y en el intercambio con ellos salió una voz del gallinero del teatro y pidió que le enfocaran la luz. Enseguida reconoció al guajiro y lo llamó por su nombre, era de los años de la lucha armada en la Sierra Maestra. Como ejercicio para ejercitar la memoria, solía intercambiar con Chomy,[1] quien había sido médico en la zona que él operaba durante la guerrilla. Se retaban recordando los nombres de las familias de la Sierra.

Fidel durante un recorrido por la Sierra Maestra.
 

Su trato afable, en ocasiones juguetón, lo hacía más cercano al personal de la prensa y, en particular, a los fotorreporteros. Tal es el caso de la broma que me jugó en la ciudad canadiense de Gander, durante un trabajo voluntario, en el que las enfermeras del hospital de la ciudad paleaban nieve del parqueo del lugar. Fidel comenzó a ayudar a la enfermera y, al percatarse de que le tiraba fotos, me lanzó una paletada con nieve.

Fidel lanzando pala con nieve a Oller, en Gander, Canadá, 24 de diciembre de 1972.
 

La zafra y Fidel

En abril de 1965 el país era un hervidero movilizándose para los cortes de caña. El compromiso: rebasar los cinco millones de toneladas métricas de azúcar en la temporada de zafra. Los yanquis habían dicho que la isla antillana no alcanzaría esa cantidad, afianzando así el reto al que nadie estuvo ajeno.

Fidel en el corte de caña, Camagüey, 14 de abril de 1965.
 

Como parte del esfuerzo popular por arribar a la celebración del 1ero. de mayo con la fabricación de la meta propuesta, del 12 al 19 de abril de aquel año se desarrolló la Semana de Girón, dedicada en aquella ocasión al cuarto aniversario de la derrota militar del imperialismo estadounidense.

El Gobierno de Cuba, encabezado por Fidel, primer ministro, y Osvaldo Dorticós, presidente, se trasladó a los campos de caña de Camagüey para participar en los cortes. Durante esos días, el líder de la Revolución ofreció declaraciones a periodistas cubanos y extranjeros que iban al campo con el interés de entrevistarlo y fotografiarlo.

Fidel contestó las preguntas sin dejar de derribar caña: “Yo emulo conmigo mismo; pongo a emular al lunes con el martes, al martes con el miércoles, y así sucesivamente”.

Al concluir el trabajo en la segunda jornada, expresó: “Cumplí la meta, tuve que meter la cuarta velocidad”. Durante los días en que Fidel cortó caña, promedió 559 arrobas por jornada, y en total acumuló más de 3300. Durante la celebración del 1ero. de mayo de aquel 1965, Cuba ya había superado los cinco millones de toneladas métricas de azúcar.

Fidel cortando caña durante la noche.
 
 
Fidel Castro y Salvador Allende en el Palacio de La Moneda, noviembre de 1971.
 
 
Fidel en Polonia, 1972.
 
 
Junto a los pioneros durante un acto en la Plaza de la Revolución.
 
 
Notas:
[1] José Millar Barruecos.