Facetas de Actualidad Española

Cira Romero
23/6/2016

El estallido de la Guerra Civil Española en 1936 movilizó a un numeroso grupo de ciudadanos cubanos, quienes actuaron en calidad de voluntarios dispuestos a luchar junto al pueblo peninsular, fusil en mano, en defensa de la República. El ejemplo más paradigmático lo constituye Pablo de la Torriente  Brau, que ese mismo año llegó a España dispuesto a darlo todo  y entregó lo más preciado, su vida, sirviendo como comisario político de las fuerzas revolucionarias. Su caída en Majadahonda ha quedado como símbolo y huella preciosa entre todos nosotros, reencarnada en no pocos héroes que, seguidores de su ejemplo, cayeron  en otras muchas tierras  extranjeras.

Las fuentes orales y escritas existentes demuestran cómo dicha conflagración repercutió en la población cubana. Consuelo Naranjo, estudiosa española, ha expresado al respecto:

Desde el inicio de la contienda el pueblo de Cuba se solidarizó con la causa republicana, y con ello nos referimos no solo a los partidos de izquierda y organizaciones sindicales, sino al pueblo en general, como se puede comprobar a través de los donativos enviados por particulares, obreros de fábricas, trabajadores rurales, empleados de las minas…etc. Los actos celebrados en apoyo a la libertad del pueblo español se esparcieron por todo el territorio y en ellos observamos cómo hicieron del conflicto español una causa propia.

          Y tras subrayar cómo los lazos históricos y consanguíneos entre españoles y cubanos fueron favorables para entusiasmar a los segundos en la ayuda a España, apunta como un elemento más que contribuyó a acentuar dicho apoyo la internacionalización del conflicto, ya que “desde su inicio, muchos intelectuales, artistas y políticos cubanos vieron en él la pugna entre dos ideologías imperantes en la época y, es más, lo extrapolaron a la lucha entre las fuerzas opresoras del proletariado y las tendencias liberadoras que tratan de construir una sociedad más justa”.

  En Cuba, como en otros países, el drama español motivó a los hombres y mujeres de convicciones políticas revolucionarias a enfocarse decididamente en pro de las fuerzas que luchaban por defender el régimen republicano.  Intelectuales como Nicolás Guillén, José Antonio Portuondo, Juan Marinello, Mirta Aguirre, José Luciano Franco y otros muchos se unieron en apoyo de las fuerzas progresistas, mientras que la evolución militar del conflicto era seguida paso a paso en la Isla. A Guillén se debe España. Poema en cuatro angustias y una esperanza (1937), una de las expresiones líricas más estremecedoras de ese momento nacida de quien, como él, estuvo en el Madrid republicano durante la celebración, ese mismo año, del II Congreso Internacional de Escritores para la defensa de la Cultura, celebrado en Barcelona, Valencia y Madrid, acompañado de Alejo Carpentier, Juan Marinello, Félix Pita Rodríguez y Leonardo Fernández Sánchez.

  En Cuba se fundaron varias organizaciones en defensa de la República —Asociación Nacional de Ayuda al Pueblo Español, Ayuda al Niño del Pueblo Español,  Agrupación de Jóvenes del Pueblo— hasta que en 1938 se unieron las fuerzas para crear el Comité Nacional de Ayuda a España. A la vez, la prensa tuvo un importante papel desde que se inició la guerra en julio de 1936. En La Habana se fundaron revistas y periódicos como Mediodía (1936-1939), Facetas de Actualidad Española y ¡Ayuda!, aparecidos ambos en 1937, Crónica de España y Nosotros. Por la Libertad del Pueblo Español, a la luz en 1938. Este último impreso cambió su nombre a comienzos de 1947 por el de Nosotros. España Republicana y más adelante por el de España Republicana, y su existencia se extendió hasta 1977. La radio también se empleó como arma muy activa para desarrollar esta campaña en busca de respaldo. Los espacios “Diario Español del Aire”, que salía tres veces a la semana y desde 1934 defendió la legitimidad del gobierno del Frente Popular, y “La Voz Antifascista del Círculo Español Socialista” fueron voceros de la lucha. 

  Una de las publicaciones que con mayor efectividad trató este conflicto bélico fue Faceta de Actualidad Española, revista mensual que comenzó en abril de 1937 bajo la dirección de Adolfo García Fernández.

 Estos trabajos —expresa su director en el primer número— no fueron escritos con la intención de aparecer impresos. Por eso, en ellos no se podrá hallar literatura. Desaliño, falta de reglas gramaticales, de método: todo estará explicado, porque ellos solo pretendía tener una cosa: emoción.  

Y añade:

El ensañamiento hecho contra la República española por las informaciones mundiales, por la prensa impresa y por todos los medios, nos ha herido, en lo más hondo, a cuantos amamos esa República, amamos al pueblo español, y admiramos su gesta heroica.

Publicación “Al servicio de la democracia”, en sus páginas aparecieron numerosos artículos de carácter político e histórico sobre la guerra civil, noticias sobre el desarrollo de las hostilidades, poesías y biografías de héroes y dirigentes republicanos. Entre sus colaboradores más habituales estuvieron Juan Marinello, Nicolás Guillén, Raúl Roa, Félix Pita Rodríguez, Rafael Suárez Solís, Loló Soldevilla, Guillermo Martínez Márquez y Gerardo del Valle, y contó con la presencia de colaboradores extranjeros, entre ellos no pocos intelectuales españoles.

Ángel Lázaro, poeta, dramaturgo, narrador y periodista llegado a Cuba en 1936 como refugiado político, fue activo colaborador de esta publicación. En décimas como la titulada “De rodillas, generales”, expuso la traición de los militares plegados a los golpistas, a la vez que muestra la heroicidad del pueblo:

De rodillas los traidores

de cuartelazo y derrota,

que iban a poner su bota

sobre los trabajadores;

de rodillas, perdedores,

ante esta España encendida,

que no veréis sometida

—¡su sangre lo está diciendo!—

aunque la estuviera viendo

sangrar por toda la vida.

En poemas como “A un niño vasco” Lázaro reitera la destrucción de su patria, y evoca a aquellos que quedaron huérfanos debido al conflicto: “Niño vasco que has mirado / Arder en ruinas tu aldea / Corazón hoy enlutado / Huérfano de la pelea», mientras que en “A un español emigrado” subraya su nostalgia por la lejana tierra: «¡Con tus padres labradores, / con tu ayer, con tu terrón, / allí – no con los traidores— / allí está tu corazón».

En el titulado “España” se refleja, al unísono, su dolor por la destrucción de la patria, la traición y el dolor del pueblo:

Salta en pedazos España,

ensangrentando senderos,

bajo la bárbara saña

de Caínes extranjeros.

Las ruinas y los escombros

van a llegar hasta el sol;

y a al mundo le faltan hombros

para el dolor español.

Hasta aproximadamente febrero de 1940 se publicó esta importante revista, que mostró la solidaridad de Cuba con la causa española y fue portavoz de exiliados que aquí encontraron manos amigas decididas a darles sostén material y espiritual.