Espantapájaros contra la institución
12/3/2019
Un espantapájaros, el más horripilante y escandaloso, se pretende instaurar como el nuevo rey de los campos en Cuba. Armado con viejos fantasmas, derivas interpretativas y sobre todo con mucha mala intención. Su estatura se ha venido inflando con mucho ruido interno y un tornado de manipulaciones, por los transnacionales canales de la derecha global y por las zanjas de la contrarrevolución. Es funcional al viejo relato de Cuba como “Estado totalitario castrista”, y se instrumentalizó oportunistamente para desacreditar al nuevo presidente y a la Reforma Constitucional que comenzaba.
Se presentó como nuevo, nacido el 10 de julio del 2018 con el Decreto 349, con el conjunto de decretos leyes y resoluciones ministeriales emitidos para regular el trabajo por cuenta propia. Pero su eje central es el de otras campañas: “Contra la institución todo, con la institución nada”. Una repulsa a todo ordenamiento institucional evidenciada en el post de Lía Villares (15 de enero 2018):
“A Cubadebate y La Jiribilla
AHS, UNEAC, MINCULT inspector/instructor “cultural” del 349:
NO LES CREEMOS
NO LOS NECESITAMOS”
O este párrafo de Hamlet Lavastida: “A la Revolución habría que salvarla del Estado y sus instituciones, ese estiramiento en su forma institucional es el mayor daño que se le puede causar a toda esa lógica increíblemente creativa como es una revolución” [1].
O en la frase “La cultura y el arte pueden existir sin un Ministerio”, de la carta abierta a Díaz-Canel y al ministro de Cultura de Cuba [2], en la que se invocaba que “la historia de las artes nos muestra que el cuestionamiento a los sistemas de pensamiento establecidos es el motor del desarrollo estético”. Idea que alude a Theodor Adorno y su Teoría estética. Sin embargo, Tania Bruguera debería recordar que para el filósofo alemán la autonomía del arte significa su separación de la esfera de lo religioso, político y social [3]. Que Adorno reivindicaba el “arte autónomo” precisamente contra el “arte político” que ella practica.
Casos y cosas que me recuerdan aquella carta cubiche de Lázaro Saavedra en la que “reflexiona” sobre la “autonomía del arte” y la “emancipación del arte” y en la que concluye: “El arte debe ser libre, pero el hombre es dependiente y hace mucho” [4]. En ese texto le aconsejaba a Labastida no fabricar enemigos y separarse de Bruguera, “que no sabe dibujar ni pintar y no le queda más remedio que armar lío, bulla y con eso tiene tupío’ a medio mundo con el cuento de lo ético y el arte político” (sic).
Un mito de arte independiente que se sostiene por la “lluvia dorada” del crowdfunding. Privilegio de los artistas cubanos, y con particular “suerte” para los que construyen sus obras con discursos críticos y subversivos al sistema alternativo que hemos constituido. Si con su servicio se desmontara el Socialismo, adiós Mago de Oz y adiós “arte autónomo”.
Este Frankenstein contra el 349 se publicita contra los grises pájaros de la censura, pero es más bien contra el principal protector de la creatividad. Se denigra al Mincult por asumir la autoridad de hacer cumplir la política cultural en todos los espacios públicos, de distinguir entre las flores y las malas hierbas, entre las palomas y los drones simbólicos.
Como si desde que el cocinero, el jardinero o el constructor dejaron de ser un “artista”, no hayan sido las instituciones establecidas por el poder, los mecenas, los reyes y las oligarquías burguesas, los que establecieron qué es un artista, cuáles son los temas artísticos y sus canales de distribución. Como si ya no fueran los criterios impuestos por Sotheby’s y Christie’s, los coleccionistas y los marchantes de hoy, los que convierten en paradigmas de US$80.000 obras del artista británico Damien Hirst que se han confundido con basura [5], o se hagan creíbles fake news como la de un carrito de limpieza cotizado como “arte” [6].
El regulador de la salud pública puede definir las condiciones higiénicas de un restaurante privado; el Ministerio de Industria, los requisitos técnicos para la seguridad de las personas a los operarios de equipos de recreación; pero el MINCULT no puede regular los modos de proteger al público, al arte y a los artistas del no-arte, la mercantilización, y del “luchador” soplador de flauta.
Parece no merecerlo, por haber permitido tanto cardo, natural y jurídico, alrededor de las rosas. Por diluir hasta su inexistencia pública al decreto precedente (226/1997) y a su equipo de inspectores. No se le escuchará, ni se les dará créditos a sus promesas. No se le perdonará, aunque elimine el Decreto 349.
Se sabe, “el carácter social del arte no puede ser negado en la medida en que admitimos que el arte surge del entramado social, y por lo tanto se hace de la misma sustancia que aquello de donde emerge”. Un sistema mundo dividido en clases, y donde es hegemónica la ideología neoliberal, genera un arte dividido en castas, formalmente ordenado por el talento y las habilidades de autoemprendimiento, en la arena de la competencia. Cuba y sus artistas no escapan de esas poderosas imantaciones.
Ni mediante la ruptura con las instancias concretas e históricamente establecidas del arte, como el museo, la galería, los medios especializados, se podría romper el vínculo subjetivo con la instituida figura del “artista”. Una construcción “sostenida por un denso tejido de relatos” que los coloca por encima de todas las demás profesiones y de todo control estatal.
De ahí lo contagioso de la meritocracia. Y la potencialidad, identificada desde la otra orilla, de convertir a un grupo de nuestros artistas en agentes de cambio para una transición democrática hacia la sociedad del mercado, con un Estado mínimo y sin ministerios de cultura. Una Cuba con tantos o más “Campesinos felices” (de Carlos Enríquez), que los referentes reales que nos tocan, por excolonia subdesarrollada y apetecida sedimentación del Mississippi.
Notas:
[1] www.diariodecuba.com/cuba/1546382734_43849.html
[2] https://www.nodalcultura.am/2018/12/debate-en-cuba-el-decreto-349-sobre-la-regulacion-de-manifestaciones-artisticas/
[3] https://www.tesisenred.net/bitstream/handle/10803/287329/GSA_TESIS.pdf?sequence=1
[4] https://in-cubadora.org/2018/07/14/lazaro-saavedra-%c2%b7carta-a-hamlet-lavastida%c2%b7/
[5] https://www.clarin.com/cultura/arte_contemporaneo-bolzano-obras_tiradas_0_rJH1b-FDQg.html
[6] https://nuevamuseologia.net/las-noticias-falsas-virales-ahora-involucran-a-los-museos-admiraban-un-carrito-de-limpieza-en-el-guggenheim-creyendo-que-era-una-obra-de-arte/