¿Es Mariana hecha Ceiba, o Ceiba convertida en Mariana?

Fiorella Franco Duany
12/10/2017

Mariana Grajales, Madre Ceiba, Madre de la Patria. Así nombró Alberto Lescay Merencio el monumento develado en el Cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, este diez de octubre.


“A Mariana había que hacerle un gran monumento”. Foto: Fiorella Franco
 

Después de la muerte de Fidel, su gran monolito se encuentra ubicado al lado de Martí, de la generación del centenario, de los internacionalistas. Se empezó a pensar que un muy buen lugar podían ocupar junto al de él, el Padre y la Madre de la Patria, en la línea principal de combate y como ejemplo de las principales figuras que descansan en Santa Ifigenia. Ya la ciudad tenía pensado, y era un interés del presidente Raúl Castro, hacerle un monumento a Mariana. Cuando el huracán Sandy, en una visita a la urbe, habló de eso. Raúl siempre que viene al Cementerio, rinde tributo a los mártires y, desde que venía con Vilma, llegaban allá a donde estaba Mariana y se quedaban observando y pensaban que a Mariana había que hacerle un gran monumento, y qué mejor escultor que Lescay para solicitárselo”. Así me cuenta Marta Hernández Cobas, historiadora del Cementerio.

Ahí, en esa primera línea están ellos, con un mismo ideal: la independencia y el no claudicar, no ceder en cuestiones de principios. Así fueron Mariana y Céspedes, capaces ambos de entregar a sus hijos a una causa justa. La Madre de los Maceo hace jurar a sus hijos, ante un crucifijo, que lucharían hasta el final por la liberación de Cuba.  En medio de la guerra es hecho prisionero  uno de los hijos de Céspedes y, ante la tentativa de claudicar, el libertador pronuncia: “Oscar no es mi único hijo: soy el padre de todos los cubanos que han muerto por la Revolución", frase que lo convertiría, para siempre, en el Padre de la Patria.

Martí conoce a la madre de los Maceo, ya anciana, y su impresión fue tal que sintió como si ella lo acariciase con la mirada. Luego, en la carta de pésame que enviara a Maceo, Martí escribe: “Vengo de un lugar haciendo gestiones para que algún día su madre descanse en la Patria cubana”. Hubo intentos de Antonio por hacerle un monumento cuando muere Mariana allá en Jamaica, pero no pudo ser.

Hace alrededor de cinco años, Alberto Lescay y la Fundación Caguayo comienzan los preparativos para proyectar un monumento que mostrase la figura de la progenitora de los Maceo. La realización de la pieza tomó alrededor de tres meses.  La escultura, hecha en su totalidad de casquillos de balas, se alza a 4.60 metros sobre la tierra, despertando la interrogante de si ¿es Mariana convertida en Ceiba, o Ceiba convertida en Mariana?


Taller de San Luis, Fundación Caguayo. 30 años al servicio de la escultura monumental en Cuba.
Foto: Sonia Almaguer
 

Su autor la describe así: “Son un conjunto la Ceiba y Mariana. Por su valor simbólico, la Ceiba es un árbol sagrado, con una inmensa fuerza física y espiritual, al igual que ella. Con el rostro trato de expresar la fortaleza de una mujer cubana, de convicción y carácter decidido y, al mismo tiempo, jovial”.

La escultura se relaciona mucho con el lugar de su emplazamiento, en armonía con su entorno, lo cual se da, en primer lugar, gracias a sus adecuadas proporciones. El piso donde se sitúa está conformado con piedras de Palmarito de Cauto, zona que vio crecer a la familia Maceo-Grajales. La rodea un jardín de rosas sembradas en tierra proveniente de Majaguabo, donde se encuentra ubicada la finca que durante algunos años acogió a la familia. Esta tierra fue depositada en ceremonia solemne por niños y jóvenes, el pasado viernes seis de octubre, por las mismas manos que hoy colocaran esas flores que, de alguna manera, nos remiten al Apóstol. El entorno y lo que se ha proyectado en la necrópolis, no podía ser de otra manera, evocan la manigua, el campo cubano en toda su extensión y diversidad.

El monumento que le hicieron los cubanos de esta generación está en Santa Ifigenia y la obra está completa. Mariana, junto a Céspedes, Martí y Fidel, custodia la Patria.

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