Elena Burke, una y hasta 90 veces

Onaisys Fonticoba Gener
20/2/2018

La primera vez que Elena Burke hizo una audición tenía 12 años. Trató de interpretar Caminito en un programa de aficionados de la cadena CMC, pero el reflector en su cara no la dejó leer la letra, así que “le tocaron la campana” y tuvo que dejar las tablas. Luego de eso, le sonaron el “timbre” otras dos veces, hasta que por fin fue descubierta —primero— en “La corte suprema del arte” y —después— en “La emisora del pueblo” (Mil Diez).


Elena Burke. Foto: Internet
 

Años más tarde, en una entrevista publicada por este mismo medio, confesó que entonces nada la desanimaba: “Yo siempre he dicho: si por un lado pierdo, por otro ganaré” [1]. Y así lo hizo, solo que nunca perdió. Desde sus comienzos, Elena Burke mereció la admiración de sus oyentes hasta convertirse en la dueña del feeling, en nuestra inigualable “señora sentimiento”.

Tal vez por la misma razón que seleccionaba sus temas: sopesando que la hicieran vibrar, más que su melodía, es que ha permanecido incólume a través de los años. “¿A qué atribuye su vigencia en el gusto del público?”, le preguntaron en una ocasión: “Nunca lo he pensado —dijo—. Cada vez que salgo  a escena siento un miedo que no eres capaz de imaginar (…) Hay un punto básico que es la atracción artista-público. Desde que entro a un lugar donde voy a cantar necesito conversar con la gente. Y otro aspecto es que siempre estoy en la búsqueda”.

Y precisamente buscándola estará el público cubano este 28 de febrero cuando se celebren los 90 años de su natalicio en todo el país. En la capital, una jornada de actividades se ha dispuesto para disfrute de quienes quieran recordarla —o conocerla— no solo como la gran cantante que fue, sino también como ser humano e inspiración (que es) para la música nacional.

Para el mismo 28 a las 3:00 p.m., varios especialistas se reunirán en la Sala Villena de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba en un coloquio-homenaje sobre su vida y obra. Algunos de los invitados serán los poetas Nancy Morejón y Sigfredo Ariel, la actriz, declamadora y poetisa Olga Navarro, y el periodista Pedro de la Hoz.

Asimismo, para las 8:30 p.m. se reserva un concierto especial en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional bajo la dirección del realizador Lester Hamlet y con la participación de grandes figuras del pentagrama cubano como Omara Portuondo, Vania Borges, Yaíma Saénz, entre otros. Paralelamente, en el lobby de la instalación se inaugurará una muestra del diseñador Santos Toledo con diez piezas que, según anunció, abordan varias facetas de la cantante, ya como solista, integrante de las D´Aida, y mujer.

A sus 74 años, cuando dejó de subir al escenario (en cuerpo, que no en alma), Elena Burke dejó un deseo sin realizar: “Tengo ganas de hacer algo como Cecilia Valdés, pero en el plano de la música popular. Me gustaría ser —dentro de cinco o diez años, no sé— una actriz que pudiese cantar. Pero no una actriz dramática, no; quisiera ser una actriz cómica como Alicia Rico o Candita Quintana. No sé si logre desarrollarlo, pero me gustaría”.

Y no, Elena Burke no fue nunca Cecilia Valdés ni se convirtió en la próxima Candita Quintana; sin embargo, fue todo lo que se propuso, y lo que no. Con ella (todavía) reímos y lloramos nuestras penas, nos entregamos a su voz y a su merced, nos elevamos o dejamos caer. Elena es “luz”, “mujer de sol”; y para nosotros, por siempre, canción.

Nota 

[1] Elena Burke, diga usted. Publicado en La Jiribilla: http://epoca2.lajiribilla.cu/2002/n58_junio/1423_58.html