El periodismo tiene que ser crítico. Su ejercicio implica asumir una postura política

Fernando León Jacomino
28/2/2018

Un día decidió probar suerte lejos de esa ciudad italiana a la que llama “casa”, presionado más por las circunstancias, que por ese carácter aventurero que se descubre en él luego de cruzar un par de palabras. Se alejó de ese sitio que lo proveyó, casi por instinto, de las herramientas, de las técnicas que un día marcarían su existencia. Sus deseos de conocer mundo se fundieron con esa jovialidad que acompaña su vida.

periodista italiano Federico Mastrogiovanni
Periodista italiano, antropólogo cultural y sociólogo egresado de la Universidad La Sapienza, Roma
 

¿Cómo y por qué Federico Mastrogiovanni cruzó el Atlántico y llegó a un sitio que le entregó una razón, un motivo de lucha?

Soy un periodista italiano, aunque mi formación es como antropólogo cultural, sociología en la Universidad de La Sapienza, en Roma. Empecé a trabajar con un periodista que se llama Gianni Miná, muy conocido en Cuba, cuando todavía iba a la universidad. Trabajé tres años con él, como traductor, como editor, como chofer, como redactor, todo.

Aprendí mucho de él, conocí mucha gente y sobre todo me enseñó el oficio. Después de unos años trabajando en otros medios, en Italia se puso difícil porque se volvió un lujo ser periodista. Tenía que hacer otros trabajos para mantenerme, para permitirme ese lujo. Cuando se desató la crisis del 2008 perdí un trabajo que tenía y decidí salirme de Italia. México era un lugar que ya conocía, conocía a algunas personas, el idioma, conocía el país, pensé que podía ser una buena opción. Empecé a trabajar desde que llegué. El golpe de estado en Honduras fue uno de los primeros trabajos que hice llegando a México.

Siempre trabajé como freelance. Empecé a buscar nuevos medios con los cuales trabajar porque en Italia no había condiciones y pagaban poco. Empecé a trabajar con un medio brasileño que se llama Opera Mundi y otras colaboraciones en México. Poco a poco empecé a desarrollar mi agenda que básicamente era cubrir temas de violaciones de Derechos Humanos, prevalentemente llevadas a cabo por elementos de instituciones mexicanas. En este tema estuve trabajando más de tres años sobre la migración, pero el aspecto económico, el negocio de la migración de centroamericanos que están en tránsito por México.

México padecen de gravísimas violaciones de Derechos Humanos y casi siempre hay una intervención por parte del Ejército, la Policía Federal. Durante este lapso también cursé una Maestría en la UNAM en Ciencias Políticas con un enfoque sobre el tema del negocio de la migración. De ahí salió la idea de empezar a trabajar el tema de las desapariciones forzadas. Muchos migrantes desaparecían y no se entendía bien cuál era la dinámica. Más tarde entendí de qué se trataba, no sabía nada del tema, se trata de una estrategia del estado mexicano.

Existe la percepción de que en México hay una guerra entre cárteles del narco. Con una mirada más profunda y crítica se puede ver que sí existe el fenómeno de grupos criminales que trafican droga, pero algo pasó a partir del 2006.

Protesta de mujeres en Ecatepec, Estado de México
 

¿Por qué lo percibimos de este modo?

Teníamos una percepción que es alterada, porque hay muchos autores, sobre todo historiadores como Luis Astorga, analistas políticos, que nos describen el auge de la producción de drogas en México, sabemos que siempre es un negocio que ha sido controlado por el gobierno mexicano y priista, prevalentemente a lo largo del tiempo. Nunca había representado una amenaza para las instituciones, siempre estuvo bajo control. A un cierto punto pasa algo, entre el 2006 y 2007 se desata una violencia tremenda, que nunca había vivido México. Nos cuentan que se trata del narco y se empieza a militarizar las calles, a hacerse operativos conjuntos por parte de la Policía Federal y el Ejército.

Durante años se cuenta esa historia, pero en realidad lo que podemos ver ahora con ojo crítico es que en realidad el narco tampoco amenaza el estado mexicano, lo que pasa es que se han creado divisiones grandes dentro del mismo PRI, dentro de otros partidos como el Partido de Acción Nacional, hasta el PRD y sobre todo se han polarizado grupos que se refieren a interlocutores políticos.

Existen grupos que hacen referencia al gobernador del estado de Veracruz y dentro del mismo partido se generan estas diferencias y cada uno casi que tiene su grupo armado, que no es directamente, formalmente ligado, pero si hay constantes negocios, constantes contactos.

Nos cuentan que existen una serie de grupos que detentan el poder del estado, pero no es cierto. El estado en México es fuerte, no es un estado fallido como se cuenta, es fuerte y además reprime con mucha fuerza. Pero es más articulado, en varios estados hay muchas fuerzas, pero la base de todo esto está en una política de terror. Lo documento con mi trabajo sobre la desaparición forzada, que tiende al control del territorio con el uso de la violencia para poder entregar a las empresas trasnacionales que se dedican a la extracción de recursos naturales. Por encima de todo el petróleo, pero también el gas natural, la minería, cualquier tipo de mineral, de metal valioso, oro, plata, hierro y otros minerales.

Como hay una resistencia en muchos casos por parte de la población, porque te llega una minera y te destruye un territorio donde no puedes hacer nada. Lo que tú necesitas para expropiar esas tierras es que se genere un contexto de violencia, un clima de miedo. La gente o se va, hay muchísimo desplazamiento forzado interno, o se calla, o llega el Ejército y te quita el territorio. La violencia justifica la respuesta seguritaria.

El discurso que estoy tratando de manejar, cuando hablo de desaparición forzada es con otra explicación. Es muy evidente, si ves los mapas te das cuenta que donde no hay yacimientos no ocurre esto, además está el tránsito de la droga, uno no lo piensa, pero en Guerrero que es un estado montañoso, con selva, difícil de atravesar ¿por qué todos tienen que pasar por Guerrero? dicen que es la línea más recta. No es así, sería la línea más recta si no hubiera montañas, si no hubiera un territorio áspero como Guerrero. ¿Por qué no pasan por Yucatán? Yucatán es todo plano, es una autopista gigante. En Guerrero están las minas de oro más importantes.

Lo que sostengo es que hay una relación importante, y que no se toma en consideración, entre la producción de violencia y la explotación de recursos naturales. El tema del narcotráfico es en parte una cortina de humo porque cuando tú observas las fechas te das cuenta que por ejemplo en México, Lázaro Cárdenas había nacionalizado los hidrocarburos. Enrique Peña Nieto hizo una reforma energética que llevó años para implementarla. Mi lectura es que todo el mandato anterior, el sexenio de Calderón preparó la reforma energética que Peña Nieto puso en práctica en cuanto llegó. Dando acceso a todas las empresas extranjeras.

Se necesitaban dos cosas: una reforma energética y un tiempo previo de generación de violencia para permitir la respuesta seguritaria del fuerte estado mexicano que ahora sí quita territorio a la población para entregárselo a las empresas.

En un reciente taller explicaban que este fenómeno ni siquiera lo llaman desaparición forzada, tiene un término popular, está naturalizado entre la gente…

Ha tenido éxito y se ha contado con una terminología que excluía el estado de la ecuación, son levantones, son secuestros. Pero, ¿qué pasó?, lo inesperado. Luego de años de desapariciones los familiares, algunos pocos familiares en diferentes lugares del país han empezado a organizarse, a verse, a reconocerse, y decir, esto no es… “El levantón” te hace pensar en un acontecimiento individual, es un levantón, te están levantando, pero no es un fenómeno social, no es algo que a lo mejor tú y yo compartimos. ¿Qué es un fenómeno social? Es un acontecimiento individual, desconectado, cada uno tiene su razón, pero si son tantos se tienen que leer como proceso.

Algunos familiares comienzan a juntarse. En algunos lugares, por ejemplo alrededor del obispo Raúl Vera, en el estado de Coahuila, un obispo dominico muy combativo y muy lúcido sobre lo que estaba pasando, tomó casos por su cuenta. Alrededor de alguna organización es más fácil porque también te cobija. En el caso de Coahuila, donde aumentaron mucho los desaparecidos y donde casualmente está la cuenca de Burgos, entre Coahuila y Nuevo León, y Tamaulipas que es la cuarta cuenca de gas del mundo (Shell), no puede ser casualidad.

“Uno de los factores de cambio es que se empiezan a constituir grupitos y poco a poco a reconocerse, a compartir el dolor, a compartir la búsqueda, la búsqueda con vida. Ese es otro tema que se me había olvidado sobre los 43. Políticamente el desaparecido se busca con vida, no se busca el cuerpo, también se busca el cuerpo, pero como segunda opción, pero el desaparecido lo buscas con vida porque vivo se lo llevaron y vivos los queremos. Ese es un elemento, el otro es Ayotzinapa, que es lo inesperado porque había habido varias desapariciones de grupo, varias desapariciones de jóvenes antes, casos similares, pero Ayotzinapa marca un antes y un después. Se toma conciencia, se empieza a enunciar poco a poco un fenómeno, esa es la fecha, el 26 y el 27 de septiembre de 2014 cambia todo. Eran normalistas, los familiares no se dejaron comprar, reclamaron ayudados por organizaciones sociales, por organizaciones de derechos humanos, pero fundamentalmente fueron ellos, fue su valentía.

Se intentó como siempre decir que eran narcos y no se pudo, sí, eran luchadores sociales, pero eran campesinos, campesinos que estudian en la Normal, que tienen 19 años y que se esfuerzan para ser maestros y regresar a su comunidad a enseñar a leer y a escribir.

Se genera un movimiento alrededor de esto y finalmente se empieza a nombrar de otra forma. Claro que se nombra antes también. Yo llevaba años llevando el tema y estaba conectado con gente que ya conocía, que me explicó a mí qué es una desaparición forzada. Sin embargo, a nivel masivo llega otro tipo de información. Con límites todavía, porque todavía es confuso, se dice “ah, es que los mataron”, “ah, el narco”, está bien eso se va a corregir después, pero lo importante es que se pone en la agenda pública el tema de la desaparición forzada de personas.

 Tenemos documentación oficial y de todos lados que el aumento de la violencia no es a partir del 2007, no es consecuencia de la guerra entre cárteles, por eso el Ejército tuvo que intervenir. El aumento de la violencia es consecuencia de la presencia del Ejército, de la Policía Federal, o sea, la militarización no es una respuesta a la violencia, es la causa de la violencia.

Existen datos que son aburridos, pero hasta un cierto punto los periodistas también tienen que leerlos y hacer una investigación bien hecha. Esos datos te explican, por ejemplo, en Juárez, una de las ciudades que ha vivido un brote de violencia brutal en estos años, allí los índices de violencia, antes del 2006 estaban completamente en el promedio y a veces hasta más bajo, llega el Ejército a militarizar y se dispara la violencia. Una ciudad donde mis colegas periodistas me dicen, habían bloqueos militares cada kilómetros, una ciudad bajo sitio por parte del Ejército durante años, pero extrañamente, hiperviolenta, con una tasa de homicidio, con una tasa de decapitaciones, con una tasa de desapariciones. Nosotros nos tragamos el discurso de que se debe a la guerra entre cárteles, no es ninguna guerra entre cárteles, es el Ejército que está matando gente.”

¿Por qué un italiano graduado de La Sapienza se introduce en este tipo de temas y lo hace a contracorriente cuando existen tantas ONGs que trabajan los derechos humanos en una búsqueda de respuestas preconcebidas? ¿Por qué esa pelea? ¿Tendrá que ver con tu origen, con tu convicción juvenil o con tu formación como antropólogo?

Creo que es porque soy obsesivo-compulsivo, para mí es necesaria la precisión y en el ámbito periodístico es muy necesaria la precisión. Estoy cursando un doctorado, estudio y trabajo en la Universidad Iberoamericana. El doctorado es justamente sobre el análisis crítico del discurso, es una postura incómoda porque va a cuestionar posturas que son aparentemente cercanas políticamente.

En Juárez mis colegas periodistas me dicen, habían bloqueos militares cada kilómetros 
 

Cuando hablo de la precisión, es porque hay consecuencias reales. En México asumir el concepto de guerra al narco, que difunde el presidente de la República ha significado que la casi totalidad de los periodistas han interiorizado la lectura de la realidad que pasa, que hace pasar el gobierno, acríticamente, sin criticar ni siquiera ese relato de la realidad. Sí, tiene consecuencia real. No quiero ser parte de la consecuencia de un significado que genera, además, muertos, porque tiene consecuencias. La única forma es tratar de criticar y entender dónde nos estamos equivocando.

Eso tiene que ver con enfoques que vienen de la semiótica, que vienen de la sociología por supuesto, pero también es una postura política porque si yo me asumo como persona de izquierda, como persona critica no puedo luego reproducir un discurso que en la realidad está favoreciendo la respuesta seguritaria de un estado violento y represor como el estado mexicano, es una contradicción.

Uno en algún momento va vivir alguna contradicción, pero existen algunas contradicciones que puedo soportar y otras que no puedo soportar. Puedo soportar el hecho de que escribo para un medio que me permite pagar la renta, pero es un medio que tiene la publicidad de Rolex, sí lo puedo soportar. Puedo soportar que mi discurso contribuya a permitirle al gobierno mexicano reprimir, no. Ahí está la decisión.”

¿Cómo logras unirte a la Brigada Leer en libertad? ¿Qué lugar ocupa ese proyecto en tu vida profesional?

Conocí a Marina hace algunos años, nos hicimos amigos. El proyectos que ellos llevan es fundamental, no hay nadie que haga un trabajo político-popular de ese tipo, de popularización de la lectura, de devolverla a los lugares a los que se la han quitado. Leer en realidad es subversivo, es fundamental el trabajo de ese grupo.

Es una manera de generar pensamiento. En muchas ocasiones se realizan debates, tertulias en las que se presentan posturas distintas, en las que la gente discute. No es presentar el pensamiento de la Brigada, sino propiciar que fluyan todas las posiciones en su diversidad y se genera pensamiento lo que me parece imprescindible. Generar pensamiento a través del debate, de la discusión y a través de la confrontación de puntos de vista distintos dentro de la misma izquierda.

Cuando puedo participo en las presentaciones que son muy enriquecedoras, es una forma interesante de hacer política activa.

¿Qué encontrará el ávido lector cubano en el libro El asesino que no seremos?

Es la historia de un encuentro de dos personas, el protagonista, un hombre que ha pasado parte importante de su vida, casi 15 años, en una prisión de súper máxima seguridad de Estados Unidos, la prisión The Pelican Bay. Este hombre anteriormente había sido pandillero en Los Ángeles, nació en México, en Tijuana, nunca tuvo la nacionalidad estadounidense y al salir de prisión fue deportado a México, un país que no conocía, que no era su país.

En esta historia hay muchos temas que tienen que ver con todos las historias que he hecho hasta ahora. El asunto que desarrollo no fue casual porque está la migración que siempre ha sido un eje para mí como emigrante, pero también como persona que ve en el tránsito de las personas una de las características de la humanidad. Por otra parte, está el tema de la discriminación de mexicanos en Estados Unidos.

El personaje todo el tiempo dice: asumo todas mis decisiones, asumo la responsabilidad de mis buenas y malas decisiones. Lo dice, pero no lo asume como excusa, pero lo que se ve es que existe una discriminación. Ser mexicano en un barrio pobre de Los Ángeles no es lo mismo que ser blanco, de clase media, en Los Ángeles, no es lo mismo.

Existen contextos sociales que facilitan que tú tomes ciertas decisiones y no otras. Para un niño de 12 años que crece en el Valle de Los Ángeles rodeado de pandilleros, de cierto tipo de estímulo, cierto tipo de visión, la manera en la que tú puedes adquirir un mínimo de poder y un mínimo de respeto en ciertos contextos, no es en la Universidad, es haciéndote pandillero. Personas que no tienen ni respeto ni menos poder aspiran a algo así. No es una justificación, él nunca la cuenta como una justificación, sino como lo que sucedió y ahí tomé mis decisiones.

Portada del libro
 

La historia es sobre la toma de decisiones positivas: me voy a mejorar en la prisión aunque voy a seguir siendo un pandillero. Lo condenaron a diez, años de prisión pero hizo 15 porque también en prisión hizo desmanes. La pertenencia a la pandilla lo obligaba a ser fiel a su grupo, a ser leal y también sobrevivir.

Es la toma de decisiones positivas, voy a leer, me voy a formar, no voy a dejar que el sistema me aniquile y es un sistema que está pensado para aniquilar a las personas.

Cuando fui a ver la prisión donde él estuvo, las celdas de aislamiento, fueron los lugares más aberrantes que yo haya visto en mi vida. La único que piensas es que aquí te meten para acabar con tu mente y es justamente esa resistencia, otra vez, resistir a un sistema que está hecho para destruirte. No solo resistir, sales y creas una vida que nadie pensaba que podías crear. Él ahora es maestro de escuela de niños de kinder en México. Enseña inglés y es un gran maestro y la gente le encarga sus hijos.

Todas estas posibilidades te hablan también de una historia casi mágica, donde nada está escrito. No es cierto que si naces en Tijuana y vives toda tu vida en el valle de Los Ángeles, rodeado de pandillero, tienes que acabar muerto en una pelea de calle o acabar toda tu vida en prisión, hay muchas opciones. Es como una alegoría de las posibilidades de la resistencia, es una visión política, es la misma visión política, no tiene que ser a fuerza, como es.

Siempre a nivel individual y colectivo se puede encontrar formar de resistencia que en realidad te humaniza, es una resistencia humanizante. Una de las claves es la lectura. Que vengas de un contexto donde la única forma de relación es la violencia y salgas de ese contexto a través de la lectura, es fenomenal.

Edwin está cursando ahora en México la licenciatura en idiomas. Yo siempre le decía, si tú pudieras hablar con el Edwin de hace 20 años, en prisión, en aislamiento, le hubieras hablado sobre esto que hoy es tu presente, ¿qué hubieras pensado? Imposible, ciencia-ficción, me dice.

¿En qué se parecen las personas que asistieron a tu Taller en Cuba y los de esos otros muchos lugares en los que has estado?

“Me parece que por lo general es mayor el nivel de lectura de los talleristas de acá, es mucho más elevado que en México. En una comparación entre periodistas mexicanos y cubanos es notoria la mejor preparación de los de la Isla. En ese sentido fue una sorpresa positiva. Estaba acostumbrado a relacionarme con periodistas que casi no leen, no leen mucho. Los talleristas aquí tenían un bagaje bastante sólido.

“Pienso que este tipo de propuesta crítica se puede aplicar a cualquier contexto. No es una receta, sino una metodología de trabajo. No siempre se entiende a fondo que es una metodología crítica hacia sí mismo, hacia el trabajo de cada día que uno hace que se aplique a los diferentes contextos. Espero que pueda servir como una herramienta para mejorar una idea de trabajo periodístico.

Claro es la idea que suscribo porque pienso que el periodismo tiene que ser crítico. Su ejercicio implica asumir una postura política. Es asumir cuál es la postura política de uno. La propuesta que presento es que cada uno de nosotros asuma de qué lado y en qué punto está parado, y que haga un periodismo crítico. Hacerlo a veces pone en discusión el poder, pero pone en discusión tus convicciones. A mí en lo personal me sirve para pre elaborar mi discurso, para hacer menos errores, me ayuda a ser más preciso y eso en consecuencia implica criticar a los que te rodean, a los que te gobiernan, eso también es parte de la profesión.

Evidente que la línea no tiene que ser criticar por criticar, la línea tiene que ser la precisión dentro del cumplimiento de la función pública que es el periodismo. Espero que en el curso se haya entendido este propósito.

Cada contexto tiene sus peculiaridades, sus especificidades. Es interesante para mí confrontarme con esto.