¿El fascismo es una amenaza real?
25/7/2017
El plan de EE.UU. de estimular a los sectores fascistas de la oposición venezolana, para llevarnos a una guerra civil, como lo hicieron en la invasión terrorista en Iraq, Libia y Siria, continúa en pleno desarrollo. Todos los días se promueve la guerra sobre la Venezuela Bolivariana (la económica, el terrorismo y la mediática para incendiar el país) se utiliza al hampa común y los paracos junto con los partidos políticos de Voluntad Popular y Primero Justicia para mantener el estado de angustia y tratar de intimidar a los chavistas para que no salgan a votar en la elección de los Constituyentistas a la Asamblea Nacional este 30 de julio. Los presidentes Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez están unidos en la cruzada antichavista, no es casual que se preparen unos ejercicios conjuntos con unidades del ejército de los EE.UU. y los militares colombianos este mes de julio a solo 300 kilómetros de nuestras fronteras.
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Es necesario solucionar urgentemente el conflicto promovido por la Fiscal Luisa Ortega Díaz, que impide enjuiciar a todos los terroristas que asesinan impunemente a nuestro pueblo y evitar que continúen impidiendo el libre tránsito en algunos municipios y ciudades del país. Es urgente tener un plan de movilización masiva del pueblo chavista a las mesas de votaciones para el 30 de julio, con el apoyo del Plan República y asegurar la seguridad de los votantes. No se debe permitir por ningún motivo que se produzcan trancas de vías para garantizar el libre tránsito de todas las personas a los centros electorales en todo el territorio nacional.
Aseguremos la asistencia de los testigos y funcionarios electorales en los centros de votaciones en todo el país y tempranito. Buscar voluntarios que ayuden a los votantes a localizar su mesa y expliquen el funcionamiento de las máquinas de votación, para garantizar la rapidez en el proceso. Voluntarios con motos y carros que trasladen a todas las personas con incapacidad motora para votar. La mayoría queremos la paz y todos saldremos a votar el 30 de julio y seguir garantizando la paz y justicia social. Debemos impedir que el fascismo destruya a Venezuela y EE.UU. se apodere de nuestro petróleo. Rectora D’amelio: Impedir elección de la Constituyente “es una violación del derecho al sufragio y un delito”.
Toda esta gobernabilidad social y de características revolucionarias, atendiendo a como están las cosas en otros países ganados por el neoliberalismo, son la razón fundamental del continuo apoyo que el chavismo de abajo le sigue otorgando a Maduro. El otro elemento que la oposición no ha podido quebrar es la lealtad de las Fuerzas Armadas, y la conjunción de ambos bloques solidifican el búnker donde hasta ahora se han estrellado todos los intentos golpistas. Es importante que quienes gobiernan no pierdan esto de vista, ya que es precisamente desde los barrios y enclaves militantes del chavismo que se exige que la actual situación se enfrente con más radicalidad, no cediendo un ápice a las provocaciones derechistas, pero tampoco a los cantos de sirena social demócratas que apuestan a un chavismo contrario a los que siempre impulsó su gestor, el Comandante Hugo Chávez.
Tampoco hay que descartar que en algún momento de esta ofensiva reaccionaria, quienes dirigen el plan operacional contrainsurgente no se conformen con las algaradas de la violencia fascista y decidan pasar a una etapa superior, invadiendo el país desde Colombia u otras plataformas similares. Y que lo hagan, tercerizando la intervención directa, como hizo la OTAN en Medio Oriente a partir de equipar y llenar de dólares las mochilas de los terroristas. Para ello, en la versión caribeña de este plan injerencista, intentarían apelar al concurso de los paramilitares buscando la luz verde del gobierno de Santos y el Uribismo. Es para esa etapa, que más allá de la respuesta que le ofrezcan pueblo y ejército chavista, se hará imprescindible la solidaridad internacionalista en todas sus variantes.
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Ante esta posibilidad, quienes se reivindiquen bolivarianos, chavistas y antiimperialistas en todo el continente deberían estar preparados para estar a la altura de las circunstancias de lo que Venezuela precise. Sobre todo, sabiendo lo que ha sido y son a nivel de cooperación desinteresada el pueblo y el gobierno venezolano, partiendo de las veces que la Revolución Bolivariana ha acudido en apoyo a otros pueblos que sufrían necesidades o eran chantajeados por no someterse al Imperio.
Es por ello que, analizando autocríticamente lo hecho hasta el presente, se debe fijar —como ya lo han hecho los Movimientos hacia el ALBA— la prioridad del accionar en sostener el proceso encabezado por Maduro, y a la vez multiplicar la presencia en las calles cada vez que se convoque a apoyar a Venezuela y repudiar a los fascistas que la atacan. Es indispensable también denunciar lo que allí ocurre, desmentir con información veraz lo que los medios hegemónicos de cada uno de los países se encargan de tergiversar, y por último, estar en permanente alerta para evitar que esa guerra imperialista confunda y aliene a quienes se dicen de “izquierda” y terminan derrapando por derecha a la hora de hablar de Venezuela. Nadie, absolutamente nadie que se reclame del campo popular, puede ignorar que si cayera el gobierno chavista la oleada de terror y revanchismo no solo golpearía al pueblo venezolano, sino que se podría extender a todos los países donde el Imperio tiene discípulos y teje complicidades con EE.UU.
La suerte de la Patria Grande se juega en esta pulseada entre quienes apuestan a la defensa de la democracia participativa revolucionaria y aquellos que mediante el terror tratan de implantar el fascismo y entregarle el país a las corporaciones trasnacionales.
La izquierda mundial en todos sus matices no le puede fallar al pueblo bolivariano y a sus ansias de paz.