El “descubrir” del diseño en red

Mayra García Cardentey
16/6/2016

El diseño no es un gasto, es una inversión. Entender esto constituye el primero de muchos pasos para afianzar y fomentar la participación de este en la esfera de lo público; porque aunque existe actualmente una tendencia global de consolidación entre el binomio políticas públicas-diseño, todavía muchos países, entre ellos Cuba, no entienden ni aplican esta dualidad en toda su dimensión.

De ahí se derivan retos esenciales que, a criterio de Carmen Gómez, coordinadora de la Bienal de Diseño de La Habana, se establecen en dos direcciones: “una hacia los líderes políticos que tienen a su cargo la formulación de las políticas públicas y, desde su perspectiva, la capacidad de familiarizarse con las bondades y aportes del diseño para incorporarlo en la elaboración y concepción de estas estrategias; y otra, hacia la capacidad del diseño y sus profesionales en función de comunicar y hacer valer la disciplina como herramienta que atiende, en primer plano y como esencia de su actividad, a la población que es el objeto y centro de las políticas públicas.

“Ese reconocimiento mutuo por parte de los diseñadores y de los funcionarios públicos, es la línea de trabajo primaria en este sentido”, insiste Gómez.

Diseño: elemento distintivo

El diseño representa un elemento distintivo — aunque no el único, sí uno esencial—, en productos y servicios, por la capacidad de incidir en términos de percepción y conformación de imágenes que tiene el público-usuario sobre estos. Así lo cree Gómez, conocedora de la concreción macro de las estrategias en esta área.

En ese sentido, la especialista resalta cómo en Cuba y en las respectivas acciones públicas, se entiende cada vez más a la profesión como una herramienta para el desarrollo social, cultural y económico.

“La ampliación de opciones con la apertura de las formas no estatales de gestión; las cooperativas no agropecuarias y el trabajo por cuenta propia; las diferentes alternativas de inversiones y negocios con socios extranjeros; así como el incremento de la visibilidad de Cuba hacia el mundo en los nuevos escenarios internacionales, hacen que la disciplina, por fuerza de la inminente competitividad y el interés de revelar nuestras potencialidades y capacidades como nación, aflore con mayor entendimiento y comprensión de su alcance como instrumento estratégico de cualquier organización”, explica.

Como resultado de la adquisición de una cultura para y por el diseño se encuentran hoy en la Isla una mayor personalización de productos y servicios y la concepción integral de las comunicaciones de cara a la exportación. Todo traducido en “un ejercicio más consciente y coherente de la identidad de las instituciones y concepciones más integrales y sistémicas”.

Bajo este cambiante panorama, los conocedores del tema recalcan que la presencia más extendida del diseño se hace palpable donde la competitividad es determinante en el producto o servicio. De esa manera lo confirma Gómez, Máster en la materia.

En esa realidad creciente, —en cuanto a diversidad de ofertas, si bien no se traduce siempre en buen diseño— resaltan varios ejemplos en propuestas de gestión no estatal relacionadas con servicios gastronómicos y las pequeñas industrias artesanales (muebles, confecciones y cerámica).

Desde la institucionalidad pública y gerencial en el país, destacan en le esfera pública los casos de la empresa mixta cubano-brasileña BrasCuba y la conocida Habana Club, ambas Premio de Gestión de Diseño 2015, que otorga la Oficina Nacional de Diseño (ONDi).

A estas entidades se suman la entidad mixta Durero Caribe, con más de diez años de trabajo dentro del sector gráfico; la empresa de telecomunicaciones Etecsa, así como Neuronic, del grupo BioCubaFarma, “un exponente válido de cómo el diseño favorece a las políticas públicas”, resalta Gómez.

Una progresiva integración profesional y la transversalidad en el abordaje proyectual son algunos elementos positivos percibidos, en los últimos años, en el escenario nacional. Aunque no es suficiente.

“No es el estadio que demanda una sociedad tan necesitada de un mejoramiento de la cultura material y su calidad de vida, pero sí se puede considerar que hay un avance y un descubrir del diseño”.

La ONDi, una parte del camino

Carmen Gómez insiste: el camino ha comenzado, pero falta. Tras el interés de agigantar esos pasos estuvo encaminada la Primera Bienal de Diseño, que no se puede pensar sin entender a la ONDi y su impacto en las estrategias públicas mediadas por el diseño.

“Desde las funciones de supervisión participamos en los controles estatales que convoca la Contraloría General de la República de Cuba. En ese proceso valoramos el estado de la integración del diseño hasta el punto de revisar presupuestos de desarrollo, los niveles de contratación y cómo se acceden a esos servicios”.

Como otro aporte de la institución gremial figura la creación del Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad del Diseño, “de modo que el cuidado por la calidad se multiplique por todo el país con personal competente”, añade la segunda jefa del centro.

Entre las acciones de envergadura de la ONDi también está el establecimiento del Registro Nacional de Diseño, donde son miembros más de dos mil profesionales avalados para ejercer la profesión en sus diferentes campos de actuación.

El escenario más complejo para la organización radica en la capacitación del personal directivo a todas las instancias en la Isla. Para ellos, según informó Gómez, se creó “un programa de capacitación en coordinación con la Escuela Ramal de Formación de Cuadros, en el cual anualmente se realizan conferencias y talleres, donde se incluyen los temas de Gestión de Diseño y Evaluación”. Este tipo de actividades docentes tuvo lugar con representantes de varios ministerios, como el de Comercio Exterior, el de Comercio Interior y el de Industria.

“Desde nuestra Oficina este tema tiene alta prioridad, lo que se manifiesta en la incorporación de una nueva dirección que tiene como misión la capacitación y gestión del capital humano”, puntualiza.

Diseño en red

Es entonces que, como parte de la Primera Bienal, y en ese elevado interés de la ONDi por perfeccionar las estrategias estatales en función del tema, tuvo lugar el VII Encuentro de la Red de Políticas Públicas y Diseño.

“Fue interesante que Cuba pudiera exponer sus avances en materia de imagen y comunicación de las exportaciones de bienes y servicios, en proyectos culturales por el fomento de la paz con la Red de Redes en Defensa de la Humanidad, así como la integralidad y profesionalidad en el desempeño de la empresa Neuronic, de la cual se presentaron proyectos de investigación y desarrollo”, señala Gómez.

De igual forma, en la reunión plantearon sus experiencias organizaciones homólogas y afines con la ONDi como la Cámara de Diseño de Uruguay, el Centro Brasileño de Diseño, la Red Académica de Diseño de Colombia, el Centro de Innovación y Diseño de Guadalajara, y la Universidad de Bío Bío de Chile.

Algunos de los acuerdos giraron en torno a “potenciar la publicación de experiencias en las redes que sirva como promoción y orientación a decisores y personalidades políticas; con el propósito de incentivar el intercambio académico en la región y la conexión con otras redes homólogas”.

Con este accionar, la Red se propone una mayor internacionalización, de forma que pueda ampliarse a Iberoamérica en la décima edición de los encuentros.

El espíritu es extensivo: acciones públicas de, para y con el diseño; estrategias que engloben lo micro y lo macro, lo estatal y lo privado, lo local y lo nacional. Que el diseño sea una red-puente para la economía y la sociedad, para la política y la comunicación.