Donde nacieron las semillas

Eduardo Torres-Cuevas
26/10/2016

 

Un desproporcionado huracán, después de erráticos movimientos, se ensañó con la región primada de la historia y de la cultura cubanas. En el extremo oriental de Cuba, a fuer de doblegar la naturaleza, y gracias a ella, se fueron conformando, durante siglos, los elementos más profundos de lo que hoy llamamos cubanía. En esas tierras nacieron y se fundieron elementos humanos de la cubanidad.

El hombre llegó a esa región oriental, procedente de Haití, y se asentó en ella hace más de diez mil años. Constituyó aquí los más importantes asentamientos poblacionales de la Isla y desarrolló nuestras primigenias culturas vinculadas con la pesca, la alimentación, los ritos, las leyendas, los gustos, de lo que se dio en llamar población aborigen o india. El 27 de octubre de 1492 es perturbada la región con la llegada de los europeos, capitaneados por Cristóbal Colón, a la bahía de Bariay, situada en la costa de Holguín. Se inicia así la época hispana en Nuestra América. En un día incierto de junio de 1510, inician los españoles, bajo el mando de Diego Velázquez de Cuellar, la conquista de Cuba. Desembarcan por la bahía de Guantánamo. La hueste invasora se movió en la zona más oriental de la Isla. Es allí donde reciben una heroica resistencia de los indios de la zona de Maisí. Estos estaban dirigidos por el cacique Hatuey, que provenía de Guahaba, en la cercana Haití. Esta es la primera resistencia a una invasión extranjera en nuestra historia. Hatuey morirá quemado vivo en Yara y se convertirá en nuestro primer héroe y mártir.


Foto: Reno Massola

Para dar permanencia a la presencia española en la Isla, Velázquez funda, en 1511, la primera villa, Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, por lo que es conocida como la Primada de Cuba. En 1516, es elevada a ciudad y se crea el obispado de Cuba, por lo que su iglesia es designada catedral. Durante los siglos subsiguientes, Baracoa y su región fueron conformando un rico mosaico cultural y humano. A pesar de las difíciles condiciones, fue una región donde la presencia india permaneció, legándole a lo cubano innumerables rasgos que van desde los alimenticios hasta la música. En esos siglos, el criollismo fue enriquecido con los aportes de muy diversas culturas que, a su vez, se transculturaban para dar origen a nuevas formas culturales y humanas. Lo criollo tiene en la región más oriental del oriente cubano una originalidad y particularidades que lo distinguen.

Al iniciarse nuestras guerras de independencia será esta región cubana una de las de mayor intensidad en la lucha por la independencia. Durante la Guerra de los Diez Años (1868-1878) aconteció, en 1877, en Baracoa, uno de los hechos más simbólicos de la contienda. La monarquía española envió a todo un símbolo de la Casa Real a Cuba, al príncipe Francisco de Borbón, como comandante militar de Baracoa. Antonio Maceo y sus tropas se dirigen a la ciudad, pues este sabe lo que significa para la propaganda enemiga. En un violento combate el jefe mambí derrota al príncipe Borbón. Este, en su apresurada retirada, abandona sus símbolos personales —que caen en manos mambisas—, su espada, su sombrero y su caballo. En Baracoa, en el campo de batalla, la bandera mambisa se alzó triunfante sobre el estandarte de la Casa de Borbón.

Durante todo el período de entre guerra, la conspiración independentista se mantuvo. El 24 de febrero de 1895 se da inicio a nuestra Guerra de Independencia. La guerra de José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo. Los inicios son inciertos. Solo en ciertas regiones orientales se mantienen pequeños grupos armados y muchos en espera de noticias sobre los líderes que deben llegar. Oriente, por su historia de luchas, tiene un líder indiscutido, Antonio Maceo. Este y un grupo de jefes que se encontraban en Costa Rica, entre ellos Flor Crombet, José Maceo y Agustín Cebreco, después de una odisea marítima en la goleta Honor, logran desembarcar en Duaba, Baracoa, el 1ro. de abril del año citado. Ya en contacto con las fuerzas mambisas, el jefe independentista tiene, en menos de una semana, más de 4 000 hombres sobre las armas; 10 000 antes de los 15 días, y el 13 de julio, en el combate de Peralejo, derrota al propio Jefe de Operaciones del ejército español, Arsenio Martínez Campos, el hombre al que políticamente había vencido en la Protesta de Baraguá. La guerra de independencia había comenzado.


Raúl Torres.  Foto: Tomada de Cubasí

La noche del 11 de abril ocurría otro acontecimiento extraordinario para el movimiento independentista. Por Playita de Cajobabo arribaban a tierra cubana José Martí, el organizador y líder del movimiento independentista, y Máximo Gómez, su indiscutido jefe militar, acompañados de Francisco Borrero, Ángel Guerra, César Salas y Marcos del Rosario. Los expedicionarios pasaron numerosas vicisitudes hasta embarcar en el barco de carga alemán Norstrand. En un pequeño bote de remos, bajo torrencial lluvia y fuerte marejada, sin conocer exactamente el lugar, a punto de perder la vida por los numerosos arrecifes, besaban suelo cubano los revolucionarios. La dirección revolucionaria llegaba, por la zona más oriental, con la idea de conquistar la libertad de Cuba en una heroica invasión de Oriente a Occidente.

Por la región más oriental, llegaron Cristóbal Colón y Diego Velázquez, acompañado de Pánfilo de Narváez y Vasco Porcallo, para iniciar la conquista y colonización de Cuba. Por esas mismas tierras iniciaron la independencia de Cuba, en 1895, Antonio Maceo, José Martí y Máximo Gómez, acompañados de Crombet, Moncada, Loynaz del Castillo, y tantos otros. Los nombres de Duaba y Playita de Cajobabo quedaron insertados entre las páginas más heroicas y brillantes de nuestra historia. Semillas en tierra fértil, la de los hombres y mujeres que hicieron de ella el más hermoso hábitat, en palabras del asombrado Colón: “la tierra más hermosa que ojos humanos vieran”.