Cuestión de mala fe

La Jiribilla
15/1/2016

El recorte en los servicios médicos a niños discapacitados y pobres en la Florida dejó fuera de los programas a uno de cada tres pacientes, eliminó 170 plazas de enfermeras, médicos y asistentes sociales, redujo los fondos a clínicas que tratan deformidades faciales y eliminó pagos por alimentos que previenen daños cerebrales permanentes.

Los padres debían responder un cuestionario, donde una de las preguntas era una trampa: ¿Está su hijo limitado o impedido en alguna forma en su capacidad para hacer cosas que la mayoría de los niños de su misma edad pueden hacer? Los padres que respondieron que no, pues consideran que sus hijos, aun discapacitados, son como cualquier otro niño de su edad, fueron automáticamente excluidos de los programas.