Canto y amor a la ciudad

Rubén Ricardo Infante
14/11/2019

Uno de esos músicos devotos a la ciudad y su gente es Gerardo Alfonso. Autor de temas que la revelan en su dimensión total, este creador se siente comprometido con la urbe que pronto cumplirá sus cinco siglos de existencia. Dedicarle un concierto a la ciudad y reunir a amigos convocados por la música, fue el pretexto de Habana, dulce locura.

Gerardo Alfonso junto a los invitados al concierto. Foto del autor
 

El Teatro Martí se suma a los espacios culturales que celebran por estos días el medio milenio de La Habana, y también es un homenaje al tiempo, a la memoria y a la gente que habita la urbe cosmopolita y ecléctica, seductora y marítima, rodeada de mar por todas partes.

Como apuntó el propio Gerardo, este concierto “es un recuento de todos estos años, donde le he dedicado mucha música a La Habana”. Sus invitados fueron fieles acompañantes en ese viaje por el tiempo, por la historia musical de alguien que supo nutrirse de las influencias del Movimiento de la Nueva Trova hasta concebir un repertorio amplio y diverso de temas que toman a la ciudad como centro de las composiciones.

En este concierto, no podían faltar temas musicales como “Cuando una mujer”, “Habana, dulce locura” y “Sábanas blancas”. El primero de ellos es el que acompaña al programa televisivo de igual nombre dedicado a la mujer en el contexto actual; “Habana, dulce locura”, además de ser el título de este concierto, es propio de la identidad del Canal Habana, y “Sábanas blancas” constituye una de las canciones más representativas de la ciudad, pues articula un repaso histórico, cultural y vivencial de las calles, los lugares y la gente.

También “Sábanas blancas” fue el tema que acompañó durante muchos años la salida al aire de Andar La Habana, que conducido por el historiador Eusebio Leal nos llevaba por esos espacios dueños del arsenal histórico y cultural de la ciudad. Además de la belleza en la composición, ese hecho favoreció la socialización del tema entre los cubanos.

El concierto también incluyó temas como “El ilustrado Caballero de París”, leyenda de un personaje singular: Sobre La Habana un ángel se cayó/Pero yo lo recuerdo muy bien durmiendo en los portales.

En este itinerario habanero se juntaron otras composiciones como “Habana llena de gente”, o “Suave, suave”, según palabras de su autor, una estampa muy típica de la vida que hemos estado llevando en los últimos 30 años. Por su parte, “No me mires tan extraño” es el retrato de otro lado de la ciudad, cuando la noche asume su protagonismo.

El músico Pablo Menéndez fue parte de esta presentación con temas como “Aquí cualquiera tiene” y “Lo que me atrapa aquí”.

Otro de los atractivos de este concierto resultó la inclusión de importantes voces de la música cubana. Una de ellas fue la intérprete Xiomara Laugart, con quien cantó “Sembrando nuestras vidas”, un tema compuesto en 1983, una especie de habanera escrita para ella, confesó Alfonso.

También se unió el trovador Eric Méndez con “Eres nada”, y juntos, Laugart y él regalaron al público una hermosa versión de ese tema. Méndez recordó que cuando realizó esta versión, “nunca imaginé que la cantaría con Xiomara”.

El espacio también brindó la posibilidad de presentar a Tobías Alfonso al piano, hijo de Gerardo y la continuidad de un legado musical y cultural del cual ya da pruebas el joven músico.

Habana, dulce locura como concierto y propuesta cultural resultó un espacio que fundamenta el amor, la presencia de la ciudad como temática recurrente en la obra de este autor, el canto a la amistad (“Amigos”, junto a Ángel Bonne y “Amiga mía”) y el trabajo en conjunto con otros músicos.

Como señaló Isachi Durruthy en las notas al programa: “Sus frecuentes alusiones a La Habana, nuestros símbolos, nuestra identidad son señales de complicidad de este trovador, a través de un lenguaje que se torna asequible, incluso con el empleo del argot callejero. Estos elementos describen a un Gerardo muy amante de la ciudad, capaz de destacar con orgullo todas sus luces y sombras, sus conflictos cotidianos, problemas y raíces y, de igual modo, todo el esplendor humano que nos distingue”.

Entre canción y canción, Gerardo Alfonso contó que, a lo largo de estos años, ha compilado casi 500 temas dedicados a la ciudad, escritos en diferentes lenguajes y países; son prueba de la admiración de muchos músicos por esta ciudad maravilla, que no puede describirse íntegramente en solo dos adjetivos: La Habana es más que real y mejor que maravillosa.