Audition room se estrena hoy en el Gran Teatro

Thais Gárciga
20/5/2016

Con Audition room (Aula de audición) en premier mundial, Danza Contemporánea de Cuba (DCC) regresa este fin de semana, por segunda vez consecutiva, a la Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

La pieza es fruto del proceso pedagógico-creativo entre el coreógrafo inglés Theo Clinkard y los miembros de la compañía, como parte del proyecto colaborativo Islas Creativas de DCC junto al British Council.


Theo Clinkard, bailarín y coreógrafo británico

A propósito de esta cooperación artística entre Cuba y el Reino Unido de la Gran Bretaña, Miguel Iglesias, director de Danza…, dio a conocer detalles del estreno que tendrá lugar hoy, de cómo nace la idea de Islas Creativas y la retroalimentación que supone para el colectivo próximo a cumplir seis décadas de existencia.

“Desde que el grupo comenzó a internacionalizar su repertorio a finales de los 90, siempre hemos tratado de buscar buenos partners para trabajar de conjunto. Buscamos creadores a quienes les interese el arte por encima de todo y su propuesta también guste al público, pero sin traicionar la esencia de DCC. Es así como empezamos a vincularnos con el British Council y su representante en Cuba, Laura Pérez”.

Los nombres de Cathy Marston, Rafael Bonachela —con quien Clinkard ha trabajado—, y Billie Cowie prestigian el repertorio coreográfico del colectivo desde 2003 gracias al auspicio de la organización británica.

Islas Creativas inaugura una alianza que pretende prolongarse de tres a cinco años. El proyecto persigue estimular la creación, a la par del fomento y el enriquecimiento del espectro danzario en cuanto a estilos y métodos mediante los talleres coreográficos.

Los conocimientos transmitidos a los bailarines durante el proceso de montaje de una pieza, el creador los complementa con lo que les enseña en el taller. Nuestro objetivo es que el bagaje cultural y los saberes técnico-estilísticos que lleva consigo cada autor que traigamos se aprehenda en la memoria y el cuerpo `contaminado` de los bailarines, explica Iglesias.

La elección de Theo Clinkard como la persona que marca un nuevo periodo en el trayecto de DCC señala un punto de giro crucial en esta etapa, en medio de un proceso de reajustes y adaptación mental y física de sus miembros.

“Vimos alrededor de 21 coreógrafos —comenta el manager Jorge Brooks— y cuando llegamos a Theo, a mitad de la entrevista decidimos que era la persona ideal para iniciar este ciclo.

“Los bailarines se sienten a gusto y cómodos con él porque tiene una vocación para la enseñanza que les beneficia y los ayuda a madurar en la escena. Estos muchachos no son los mismos que bailaron en enero, puesto que ya tienen otro entrenamiento, alimentado en gran medida por este taller”.

Todavía les resta un arduo camino de aprendizaje a las últimas incorporaciones que acogió la compañía. Varios de ellos acumulan pocos meses en sus salones, algunos no rebasan siquiera los 20 años, por lo que el desnivel es notable entre estos y los veteranos. No obstante, la satisfacción de contar con un pilar decoroso formándose en el sistema de enseñanza artístico abriga más que esperanzas para el porvenir de la danza cubana.

La oportunidad para demostrarlo se ofrece al público desde hoy y hasta el domingo en el Coloso del Prado, con un programa que completan el re-montaje de Tangos cubanos, de Billie Cowie, e Identidad-1, de George Céspedes, en los horarios habituales de funciones.