Aterciopelados: retrato de la realidad latinoamericana

Mayra García Cardentey
18/11/2016

Más que un dúo de rock, Aterciopelados es una biografía musical del metal en español de las últimas décadas. Compuesto por los músicos colombianos Andrea Echeverri y Héctor Buitrago, el binomio tiene más de cinco lustros de crear un sonido propio, colombiano, nutritivo; como les gusta decir, “de identidad tuberculosa y latinoamericana”.


Aterciopelados. Fotos: Costesía del grupo

En ese intenso periplo han entregado siete discos de estudio, uno en directo y, recientemente, el DVD Reluciente, Rechinante y Aterciopelado, que ofrece uno de sus conciertos más emblemáticos.

Hoy representan un ícono del rock que ha coqueteado con las fronteras de un género y moldeado la música a su medida. Sus entregas son vivenciales e intuitivas; su filosofía, de respeto e inclusión.

A Cuba han querido venir siempre. Esta vez el deseo se hará posible, cuando actúen como parte del Festival Patria Grande. Hasta la isla caribeña llegarán, además, para estrenar temas inéditos como “Amo mis piernas” y “Manifiesto Coli”.

Según sus propias palabras, Aterciopelados es un “sancocho de música tradicional, popular y la vida en la ciudad con sus olores y colores”. ¿Por qué esta definición?

Somos como una sopa tradicional colombiana, con muchos ingredientes, cocinada a fuego lento y con un sabor diferente cada vez, dependiendo de lo que le eches. Nuestro sonido es colombiano, y es una mezcla de muchos elementos; se ha gestado por más de 20 años. El resultado es nutritivo y de identidad tuberculosa y latinoamericana.

En ese sentido, ha sido una intención definitoria experimentar con el rock y sonidos autóctonos de Colombia y América La­tina.

Somos una mezcla de razas, músicas, culturas. Al tratar de ser nosotros mismos, de construir identidad con nuestras canciones y estéticas, emerge la necesidad de fusionar. Es natural y orgánico. Al principio, estaba la influencia punk de La pestilencia (primera banda hardcore de Héctor); la huella de lo contemporáneo, de lo nuevo; el recuerdo de infancia de la abuelita tocando con su armónica tonadas andinas; el trópico del primer disco que le regalaron a Héctor; las enseñanzas de la madre de Andrea, a la que escuchó desde niña cantando, con su guitarra acústica, boleros, rancheras y tangos…  Ese fue el abanico sónico con el cual empezamos a crear, no desde la estructura de un músico de academia, sino desde la efervescencia de la rumba y la propuesta artística de un rebelde y una ceramista.

Incluso en esa idea de experimentación constante han manifestado que les “encantaría” hacer “reguetón antireguetón”…

Sería usar el ritmo pegajoso, que es básicamente el mismo de la champeta (ya hicimos la “Lactochampeta”, una canción homenaje a la lactancia), emplear el poder del baile y de lo que está de moda, para enviar mensajes que reivindiquen la feminidad, que cuestionen esa estética urbana tan patriarcal, tan irrespetuosa con la mujer, tan hipersexualizada.


Aterciopelados

Su primer hit, Mujer gala, fue el comienzo de toda la historia con Aterciopelados. ¿Qué representa este tema en su discografía?

Es una canción muy rara. Representa bien el arranque, la energía del momento. Dura minuto y medio, y está llena de palabras y rimas que no alcanzan una claridad conceptual. Pero fue gracias a ella que sonamos en la radio. Luego una disquera nos buscó para firmar un contrato y hacer un disco… Fue el comienzo de todo.

Por su parte, el fonograma El Dorado está considerado como uno de los mejores de la historia del rock iberoamericano. ¿Sentimientos hacia esta propuesta?

Es un disco importante y bonito, lleno de fuerza y variedad. Es el más vendido en nuestra carrera. De hecho, el año pasado se le hizo un homenaje. Cada pieza fue interpretada por un cantautor iberoamericano: desde Bunbury (Enrique) con Candela, pasando por Carlos Vives con “Colombia Conexión”, Las Áñez con “No futuro”, Kevin Johansen con
“La estaca”…..

El Dorado contiene los sencillos que nos catapultaron a la fama internacional: “Bolero Falaz” y “Florecita Rockera”.  Pero, ya a nivel personal, creemos que un artista siente cada disco como el mejor. Hay un compromiso con el aquí y el ahora que hace que cada propuesta de una larga trayectoria sea importante y significativa, retrato de la realidad del momento.

Este año estrenaron su DVD Reluciente, re­chi­nante y aterciopelado. ¿Cómo llega esta producción?

En 2008 salió Río, nuestro último disco de estudio. Estuvimos tocando hasta 2011. Siguieron tres años donde cada uno se dedicó a su proyecto solista (Héctor con Conector y Andrea con Ruiseñora). En 2014 el festival internacional Rock al Parque cumplió 20 años. Después de mucha insistencia, aceptamos la invitación de las entidades de la ciudad y cerramos el programa ante 140 mil personas. El concierto tuvo una compilación de clásicos que recorría más de 20 años de carrera musical. 

Fue posterior a esto que Sony Music apareció con la propuesta de hacer una grabación en vivo, con un repertorio parecido, para publicar un DVD. Ha sido un proceso muy bonito; nos ha permitido mirar con orgullo el pasado. Hemos sentido que mucha gente se conecta, como con un túnel del tiempo, y revisita momentos importantes de su vida. Hasta nosotros, de pronto, también nos vemos poseídos por la energía punk de otras épocas.

Como parte de la presentación del DVD han realizado una gira internacional. ¿Cómo ha sido el regreso a los escenarios, la acogida?

Desde ese Rock al Parque en 2014, todo ha sido poderoso. Con el kilometraje y el respaldo del público hemos visitado muchos países; nos ha permitido asentar y fortificar un sonido actual, orgánico, armonioso. Ya fuera del loop repetitivo y rutinario de otras épocas, nos sentimos viviendo una aventura, otra oportunidad. Vivenciamos, claramente, el carácter único de cada momento y de cada lugar. Disfrutamos la gente, la energía de los conciertos.

Aterciopelados tiene un camino, pero ha habido espacios para trabajar por separado. ¿Qué les han aportado estos lapsos de trayectoria individual?

Lo mejor ha sido que cada uno aprendió a hacer lo que habitualmente correspondía al otro.  Héctor cantó, y Andrea produjo y grabó. Además, por el carácter autogestionado de los discos solistas, cada uno ha hecho todo el proceso completo: desde empezar a escribir las canciones, producirlas, grabarlas hasta el diseño de arte, planeación de estéticas, mandar a prensar, pensar en la distribución, estrategias de comunicación… Todo.

Pero ahora, ya reencontrados, han insistido en el comienzo de “una nueva vida” ¿Cómo se definiría esta próxima etapa para el grupo? ¿Proyectos futuros?

Seguimos apoyando iniciativas por los derechos de la Mujer y la Ecología, como Cantoalagua. También estamos componiendo para grabar material inédito. Será un nuevo disco que queremos editar en 2017. De hecho, ya tocamos en vivo un par de canciones.


Aterciopelados

Como afirman, el dúo siempre ha manifestado un inclusivo discurso musical. ¿Cuánto puede ayudar el arte en pos de generar un debate y/o asumir políticas públicas más efectivas en torno a este tema?

Definitivamente, el Arte, la Música son las herramientas para tocar los corazones, para llegar más rápido y comunicar de una manera sensible. Hemos estado comprometidos y escribiendo canciones sobre diversas causas sociales y ecológicas. El reto es que, a pesar de que contengan informaciones complejas, logren mensajes y sean propuestas divertidas, que conecten.

En esa vocación social, Aterciopelados participó en un concierto para celebrar los acuerdos de paz en Colombia. ¿Cómo interpretan la votación por el No?

Colombia vive un momento de mucha polarización. Que haya ganado el No muestra que es así. Sin embargo, esperamos con esperanza que esto sirva para que se sienten a la mesa más actores de este conflicto y se pueda conseguir una paz más completa, por llamarla de alguna forma. 

Desde ese espíritu de compromiso con un lirismo pacifista, de género, ancestral y ecológico, ¿cuáles son sus valoraciones sobre la reciente y polémica elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos?

Es un signo más de la polarización que vive el planeta. Existe un desánimo generalizado con la política. Puede ser positivo que se ponga en evidencia todo el manejo mediático y la manipulación de los gobiernos. 

Ya con una mirada general, ¿cómo sienten estas dos primeras décadas el siglo XXI para el rock latino? ¿Consideran que el rock en español ha perdido fuerza?

De alguna manera, otros géneros han ganado mucha preponderancia; aunque desde hace unos años hay un reposicionamiento del rock en español, de bandas noveles y de grupos que se han reunido de nuevo o que han vuelto a editar material.

En varias ocasiones han manifestado su interés por tocar en Cuba. El deseo lo lograrán en el festival Patria Grande. ¿Qué expectativas tienen?

Finalmente llegaremos, después de varios intentos y muchas ganas. Esperamos poder conocer su gente, su música y poder compartir nuestro cuento.