Algunas paradojas en tiempos de coronavirus

Noel Alejandro Nápoles González
1/4/2020

…Los entornos y las experiencias modernos atraviesan todas las fronteras de la geografía y la etnia, de la clase y la nacionalidad, de la religión y la ideología: se puede decir que en este sentido la modernidad une a toda la humanidad. Pero es una unidad paradójica, la unidad de la desunión: nos arroja a todos en una vorágine de perpetua desintegración y renovación, de lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia. Ser modernos es formar parte de un universo en el que, como dijo Marx, "todo lo sólido se desvanece en el aire". 

Marshall Berman

 

La humanidad está en jaque, pero no por un virus sino por el egoísmo. El coronavirus se derrota —se sabe— con inteligencia, disciplina y solidaridad. El egoísmo —también se sabe pero a menudo se olvida— compra la inteligencia para vender sus frutos, destruye la disciplina para sacar ganancia del río revuelto y niega la solidaridad porque considera que el dinero vale más que los seres humanos.

“El coronavirus se derrota con inteligencia, disciplina y solidaridad”. Fotos: Leonor Menes Corona
 

Pero el egoísmo no es solo inherente a ciertas zonas oscuras de la naturaleza humana, como suelen argüir algunos conocedores del alma; el egoísmo es, sobre todo, un defecto potenciado por un sistema de valores que se asienta en la búsqueda de la ganancia a toda costa. El capital convierte a los hombres en tiburones. La voracidad de un escualo es producto de que, al no tener vejiga natatoria como los peces, tiene que moverse sin cesar, por lo que consume tanta energía que necesita reponerla constantemente. El capitalismo, con su modo de vida consumista, le impone a los hombres un ritmo tan acelerado como el del tiburón. Por eso, al final, crea un modelo depredador de sociedad, que se perpetúa a costa de dañar la naturaleza, las relaciones humanas y la espiritualidad.

Me da risa cada vez que alguien, apelando a la razón, niega la existencia de los extraterrestres. Justamente la razón prueba lo contrario. Basta hacer el silogismo: si el universo es infinito y la Tierra es apenas un punto insignificante en él, entonces ¡es mucho más probable que existan los extraterrestres que los terrícolas! La otra cosa, quizás más importante si de hallar aliens se trata, es que no hay que ir muy lejos: hay alienados por todas partes, gente que vive al margen de la realidad social o pretende hacerlo, que no es lo mismo ni se escribe igual. Por ejemplo, en medio de la pandemia del coronavirus, hay presidentes —muy capitalistas ellos, por cierto— que siguen apostando por la economía de la clase que lideran, no por salvarle la vida al pueblo que dicen representar. Me refiero a Trump, Bolsonaro, Piñera y compañía.

“Martí nos enseñó que dar es la mejor manera de recibir”.
 

Si fuese cierto que el coronavirus fue creado en un laboratorio e introducido en China por militares norteamericanos, los que planearon esta operación deberían recordar la Tercera Ley de Newton y deberían calcular que, en un mundo cada vez más interdependiente, toda acción rebota como un boomerang. Daño que haces, daño que te haces: fíjense si es así, que hoy Estados Unidos enfrenta una situación más compleja que la de China. La metáfora de la mariposa que con sólo aletear provoca un tsunami en un océano lejano, propia de la Teoría del Caos, resulta cada vez más creíble.

Hoy, que la Tierra es más redonda, quiero decir, está más globalizada, el planeta recuerda un cuento de Cortázar en el que una pareja de hermanos solterones siente que su casa está tomada por extraños, y se van recogiendo, poco a poco, hasta que les dejan la vivienda y se van. El planeta, nuestra casa, está tomado por un virus y por el capitalismo, solo que en este caso no hay adónde mudarse. Por tanto, o cambiamos o desaparecemos.

“En medio de esta pandemia, hay que aislarse para evitar el contagio”.
 

En medio de esta pandemia, hay que aislarse para evitar el contagio, pero no hay que desconectarse, para evitar deshumanizarnos. Ejemplo admirable son los médicos y enfermeros, y todos aquellos que los apoyan en la lucha por salvar vidas, que están protegidos, pero están ahí. Aislados sí, desconectados no.

Hablando de conexiones, Internet, que tradicionalmente había conectado dispositivos electrónicos y distanciado a las personas, que había promovido la comunicación técnica a la vez que propiciaba la incomunicación humana, se ha vuelto una herramienta imprescindible y valiosa. Como se sabe, Internet —aunque tenga dueños poderosos que manipulan la información privada— es un medio; los principios y los fines los ponen las personas. La culpa del asesinato, como decía Galeano, nunca es del cuchillo. Por eso, aplaudo que haya sido utilizada sabia y humanamente por los artistas y por toda persona de buena voluntad que ha querido dar aliento al enfermo, reconocer al personal de la salud y prevenir al sano.

“Aplaudo que (Internet) haya sido utilizada sabia y humanamente por los artistas y por toda persona de buena voluntad que ha querido dar aliento al enfermo, reconocer al personal de la salud y prevenir al sano”.
 

Yo me siento orgulloso de ser cubano. Cuba es un pequeño gran país porque, a pesar del subdesarrollo y del bloqueo norteamericano —que ni se levanta ni se afloja—, cuida a su gente y ayuda a otros pueblos, vengan en barco, en avión o permanezcan en sus propios territorios. Martí nos enseñó que dar es la mejor manera de recibir y la Revolución convirtió su enseñanza en práctica. Hasta en las telenovelas japonesas se reconoce la calidad de la medicina cubana. Y no es sólo una cuestión de conocimientos científicos sino de valores: una de las asignaturas más importantes de la medicina en Cuba es la solidaridad, que no es más que la militancia en el partido humanista. Un partido que es el todo, no una parte. La humanidad, aunque esté dividida en sistemas, religiones, naciones y razas, es una familia.

“La humanidad, aunque esté dividida en sistemas, religiones, naciones y razas, es una familia”.
 

Una vez más sale a flote la disyuntiva "Socialismo o Barbarie"; aunque, dadas las circunstancias, pudiera incluso ser más dramática: "Socialismo o Extinción". Antes, la humanidad miró a otro lado para no verse en el compromiso de optar; ahora, que está en juego la supervivencia de la especie, ¿podrá hacerlo? El planeta está enfermo porque se ha levantado un mundo de consumo desmedido a contrapelo de su naturaleza. Hoy, el capital no es solo un dinero que se autoincrementa o una relación de producción entre el capitalista y el obrero: hoy, el capital es un serrucho que está cortando la rama en la que está sentada a horcajadas la humanidad.

“El planeta está enfermo porque se ha levantado un mundo de consumo desmedido a contrapelo de su naturaleza”.
 

Por eso la naturaleza está votando contra él, y yo voto con ella. Si la naturaleza está con nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros? Vivimos inmersos en una partida de ajedrez, y en ella la corona del virus es el mal menor: el peor de los males es el virus de la corona.

“Si la naturaleza está con nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros?”